Aclarar, antes que nada, que este post se escribió cuando solo teníamos un rey (11/4/13). Cuando hablo en él del rey me refiero, claro, al único que teníamos entonces, al rey Juan Carlos. Supongo que esa moda por clonar identidades comenzó en el Vaticano y, como aquí somos mas papistas que el Papa, lo plagiamos ipso facto.
Vaya por delante que me declaro (ex)
yo, bastante zurdo |
Todos, "nuestro" rey Juan carlos y nosotros, hemos acercado posturas en estos últimos treintaitantos años y parece que la relación ya no presenta las fricciones del pasado. Yo, particularmente, encuentro ventajas e inconvenientes en cualquier forma de gobierno que se adopte. En este punto me suelen decir: vale, pero unas las elegimos nosotros y otras nos vienen impuestas. Seguir por ahí nos llevaría muy lejos; volvamos a lo que nos ocupa. Podría decir que, en estos momentos, me encuentro equidistante entre Juan Carlos (su hijo, o su porquero) y una republica popular al uso (tipo Corea del Sur). El punto en el que me encuentre cuando el rey actual ya no esté, sea por fallecimiento o por abdicación (no contemplo otra alternativa por mucho que se proclamen otras), lo revalidaré con su hijo si llegara el caso. Digo hijo y no hija porque parece que su primogénita no atraviesa sus mejores momentos, eh.
Y, más alla de cualquier otra consideración, supongo que Españistán tiene problemas muchísimo mas acuciantes que el tipo de Estado que queremos en un futuro inmediato o lejano.
He de decir como añadidura que, por suerte o por desgracia, "conozco" personalmente a todos los integrantes de la familia real, sus consortes y sus vástagos (unos más que otros - tampoco es que me inviten a merendar -) y en el trato personal e individual ganan muchísimo. Pero claro (casi) es su trabajo; no caer antipáticos.
Vaya parrafada os acabo de endiñar, pero lo consideré oportuno ya que probablemente repita temita. Que me perdonen mis amigos republicanos mas recalcitrantes (y los monárquicos también).
JUAN CARLOS, UN REY CON CLAROSCUROS
Desde la prensa y los medios del poder siempre han presentado a Juan Carlos I como el rey que trajo y garantizó la democracia y la libertad de todos los españoles, dándonos el periodo histórico más largo sin conflictos importantes. Incluso historiadores del prestigio del hispanista británico Paul Preston, calificó a Juan Carlos I como “el rey de todos los españoles”.
¿Es esto cierto?
Juan Carlos I desde 1938 a 1969
Juan Carlos nace en Roma el 5 de enero de 1938, siendo sus padres Don Juan de Borbón, conde de Barcelona y María de las Mercedes de Borbón princesa de las Dos Sicilias. Sus hermanos son Pilar (1936), Margarita (1939) y Alfonso (1941).
Juan Carlos es nieto de Alfonso XIII por la rama del padre y miembro de la dinastía capeta de los Borbones, de la que proceden los reyes de Francia desde Henrique IV.
Sus primeros cuatro años transcurren en Roma, donde se había instalado la familia real tras el exilio por la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931. Posteriormente, don Juan de Borbón se traslada a vivir a Lausana en Suiza, en el año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial.
Se produce en 1948 una entrevista entre Franco y Don Juan en la que acuerdan que Juan Carlos se traslade a España para cursar sus estudios. Juan Carlos pisa por primera vez España el 8 de noviembre de 1948. Sin embargo, en el verano de 1949 hay un deterioro de las relaciones de don Juan y Franco, lo que hace que Juan Carlos no continúe en España.
Tras un año de permanencia en Estoril, Don Juan accede a que Juan Carlos regrese a España en el otoño de 1950, para seguir con sus estudios, siendo acompañado esta vez por su hermano menor Alfonso.
Se supone, que la entrega de Juan Carlos al dictador, era la única esperanza para don Juan de restaurar la monarquía en España. Juan Carlos lo debió pasar mal, pues fue recluido en un internado elitista en las afueras de Madrid junto a otros niños de la aristocracia y de familias de derechas.
En el verano de 1954 ya había acabado el bachillerato. Su preparación posterior continuó con los estudios en la Academia General Militar de Zaragoza durante dos años, en la Escuela Naval Militar de Marín un año y en la Academia General del Aire de San Javier en Murcia otro año. En su época de las Academias militares, Juan Carlos estuvo tutorizado por un general, un comandante y un cura del Opus Dei.
En enero de 1966, en una entrevista en la revista norteamericana Times, jura fidelidad a su padre don Juan, diciendo: “Nunca aceptaré la Corona mientras mi padre siga vivo”.
El 5 de marzo de 1966, se celebra en Estoril una reunión del Consejo Privado de Don Juan para conmemorar el veinticinco aniversario de la muerte de Alfonso XIII. A la reunión había sido invitado Juan Carlos. Este Consejo tenía previsto ser un acto de reafirmación de los derechos dinásticos de don Juan.
Sin embargo, Juan Carlos decidió no acudir a dicha reunión a instancias de su esposa Sofía, empleando la excusa de una indisposición. Don Juan consideró su no presencia como una ruptura de la unidad dinástica por parte de Juan Carlos
LA MUERTE DE SU HERMANO ALFONSO
El 29 de marzo de 1956, en plenas vacaciones de Semana Santa, Juan Carlos se encontraba en Estoril en la casa de su padre, la villa Giralda, tenía entonces dieciocho años y parece ser que se le disparó accidentalmente un revólver del calibre 22 mientras estaba jugando con su hermano menor, Alfonso, que acabo muerto.
Sobre este hecho hay varias cuestiones que sólo el tiempo aclarará. La embajada española en Lisboa sacó por orden del general Franco un comunicado que decía “Mientras su Alteza el Infante Alfonso se hallaba limpiando un revólver calibre 22 se efectuó un disparo que le alcanzó la frente y murió al cabo de unos minutos”.
Alfonso tenía quince años. La secretaria de los condes de Barcelona facilitó el siguiente comunicado: “Estando el infante don Alfonso de Borbón, limpiando una pistola en el salón con su hermano, la pistola se disparó, alcanzándole en la región frontal, falleciendo a los pocos minutos. El accidente sucedió a las veinte horas y treinta minutos al regresar de los oficios de Jueves Santo, donde había recibido la sagrada comunión”.
Otras versiones de personas que estuvieron presentes, dijeron que Juan Carlos era quien empuñaba el revólver sin saber que estaba cargada. Recientemente, el coronel Amadeo Martínez, reveló que tenía pruebas de que Juan Carlos había asesinado a su hermano por orden de Franco, quien quería que el heredero al trono fuese él y no su hermano menor.
El hermano mayor del conde de Barcelona y tío de Juan Carlos, Jaime de Borbón, solicitaría meses después una investigación judicial del suceso. En su comunicado decía: “Exijo que se proceda a esta encuesta judicial porque es mi deber de Jefe de la Casa de Borbón y porque no puedo aceptar que aspire al trono de España quien no ha sabido asumir sus responsabilidades”. El historiador Paul Preston calificó tal petición como inaudita por su insensibilidad y pura malevolencia y seguramente fue motivada para procurarse beneficios políticos a su propia causa.
Alfonso de Borbón fue enterrado en el monasterio de Cascais. Posteriormente, su cuerpo fue trasladado en 1992 al Monasterio del Escorial.
¿Cuál es la realidad? Sin conocer los informes de la policía y de la judicatura portuguesa, si es que existen estos, tardaremos muchos años en que puedan ser vistos por los historiadores. Hoy no podemos saber lo que realmente sucedió.
EL MATRIMONIO CON SOFIA DE GRECIA
El 13 de septiembre de 1961, se produce el anuncio del compromiso entre Juan Carlos con la princesa griega Sofía. El 14 de mayo de 1962, la pareja contraía matrimonio en Atenas por el rito ortodoxo primero y posteriormente por el católico.
Franco había expresado su deseo de que el
matrimonio viviera en España, y para eso se les preparó el palacio de la Zarzuela.
Se dijo que dicho matrimonio fue de conveniencia, arreglado por la reina griega Federica, que era la madre de Sofía. Se le conoce con el nombre de “pobre reina”, debido a las reiteradas infidelidades de Juan Carlos. De esta forma, ha dedicado gran parte de su actividad como Reina a obras de caridad y al cuidado de animales. Es evidente la frialdad, con la que se trata la pareja real tanto en actos públicos como en la vida cotidiana. Gran parte de su tiempo la pasa en compañía de su familia griega.
Por la Ley de Sucesión de 26 de julio de 1947, refrendada posteriormente por referéndum, se declaraba que España era un Estado constituido en Reino, aunque formalmente sin ser una monarquía y sin un Rey. Esto quedó posteriormente ratificado por la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958 y por la Ley Orgánica de 1967.
El 25 de agosto de 1948, se reúnen Franco y don Juan de Borbón en el golfo de Vizcaya, donde acuerdan que don Juan Carlos se trasladaría a España donde será educado. El objetivo de Franco es buscar un sucesor monárquico hecho a su medida. El ocho de noviembre de 1948, viaja a España permaneciendo un año.
El proceso institucional del franquismo establecía una monarquía singular, en la medida que era definida como la monarquía del Movimiento Nacional, con un carácter continuista de sus principios e instituciones.
La cuestión sucesoria es adoptada en exclusiva por el dictador Franco, al margen de la legitimidad dinástica de la Corona, depositada en la persona de don Juan de Borbón. Éste era el titular de los derechos dinásticos y de la Jefatura de la Casa Real Española, por transmisión directa de su padre, el rey Alfonso XIII. Hubo que esperar hasta mayo de 1977, cuando don Juan cedió a Juan Carlos los derechos dinásticos de los Borbones. Juan Carlos ya llevaba casi dos años como Rey, cuando don Juan cedió estos derechos.
La cuestión sucesoria en el régimen franquista fue un proceso muy lento e incierto debido a dos razones:
- La existencia de diferencias y divisiones entre las distintas familias y grupos del franquismo de cómo debía ser la forma institucional: monarquía, regencialismo o presidencialismo.
- La segunda cuestión era ¿Quién debía ser el rey?
Para los monárquicos debía ser don Juan como único depositario de la legitimidad dinástica.
Para los carlistas don Alfonso de Borbón Dampierre, que era hijo de Jaime (segundo hijo de Alfonso XIII) y yerno de Franco. Otros posibles candidatos, Javier de Borbón Parma, Carlos Hugo de Borbón.
Para los adictos al régimen lo importante era, que el elegido por Franco, no se apartase de los principios del Movimiento y se alejase de los principios liberales.
Franco siempre tuvo el control de su sucesión, de eso dependía la supervivencia del propio régimen. Por ello, no aceptaba a don Juan de Borbón porque Franco no quería una monarquía liberal para España.
De 1969 a 1975
Se le nombra Príncipe de España, que era un título creado por Franco, de esta forma salvaba la distancia con respecto a la monarquía liberal. Dicho título fue aceptado por Juan Carlos, lo que creó un conflicto interno en la Casa Real de los Borbones.
El 22 de julio de 1969, Franco pronuncia un discurso ante el Pleno de las Cortes donde decide la instauración de una nueva monarquía del Movimiento y no la restauración de una monarquía liberal, proponiendo a don Juan Carlos como Príncipe de España.
En su discurso Franco justifica la elección de don Juan Carlos diciendo: "...por las condiciones que concurren en su persona... que, perteneciendo a la dinastía que reinó España durante varios siglos, ha dado claras muestras de lealtad a los principios e instituciones de Régimen, se halla estrechamente vinculado a los ejército de Tierra, Mar y Aire… Esta designación se halla del todo conforme con el carácter de nuestra tradición… firmes contra la decadencia liberal… contribuirá en gran medida a que todo quede atado y bien atado para el futuro”.
Esta propuesta de Franco es respaldada por 122 procuradores sindicales, con 19 votos en contra y nueve abstenciones.
“…. Recibo de su Excelencia, el Jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida del 18 de julio de 1936… pertenezco por línea directa a la Casa real española y en mi familia, por designios de la Providencia, se han unido las dos ramas”.
La jura de fidelidad de Juan Carlos a los principios del Movimiento Nacional le ha hecho estar vinculado al dictador en el imaginario colectivo de los españoles, de los demócratas europeos y de la oposición antifranquista. La prensa nacional siempre ha ocultado en la medida de sus posibilidades la unión del Rey Juan Carlos con el Dictador Franco al no ser muy presentable.
Don Juan se enteró del nombramiento como Príncipe de España a través de un correo que le mandó Juan Carlos, solicitándole la bendición de tal nombramiento. La respuesta de Don Juan es contundente “¿Qué monarquía salvas? ¿Una monarquía contra tu padre? No has salvado nada ¿Quieres salvar una monarquía franquista?..., ni estoy de acuerdo, ni daré mi acuerdo nunca, ni aceptaré jamás que tú puedas ser Rey de España sin el consentimiento de la monarquía, sin pasar a través de la dinastía”. Como consecuencia de dicho nombramiento, don Juan retira a Juan Carlos el título de Príncipe de Asturias.
Juan Carlos no deja de alabar la figura de Franco y en una entrevista realizada para la televisión francesa en 1969, cuando ya era Príncipe de España, dijo: “El general Franco es verdaderamente una figura decisiva, histórica y política para España. Supo resolver nuestra crisis de 1936. Desempeñó un papel político para sacarnos de la Segunda Guerra Mundial. En los últimos treinta años, ha echado las bases del desarrollo. Para mí, es un ejemplo vivo, por su dedicación patriótica diaria al servicio de España. Le tengo un gran afecto y una gran admiración”.
En enero de 1971, Juan Carlos realiza un viaje oficial a Estados Unidos atendiendo una invitación del presidente norteamericano Richard Nixon, el objetivo de dicha visita es ganarse la confianza de los norteamericanos.
Del 0 de julio al 2 de septiembre de 1074, Juan Carlos sustituye a Franco de forma interina al encontrarse enfermo. Presidió el 38º aniversario del 18 de julio. El 20 de julio de 1974 firma una declaración conjunta con Estados Unidos para prorrogar el Tratado de Ayuda Mutua entre ambos países.
El uno de octubre de 1975, aparecen juntos Juan Carlos y el dictador Franco en un acto de adhesión al régimen ante la condena unánime de la comunidad internacional por la ejecución de cinco presos políticos. El 30 de octubre de este año, Juan Carlos vuelve por segunda vez a ejercer de forma interina la Jefatura del Estado ante el gravísimo estado de salud de Franco.
“…. Como rey de España, título que me confieren la tradición histórica, las Leyes Fundamentales del Reino y el mandato legítimo de los españoles, me honro en dirigiros el primer mensaje de la Corona, que brota de lo más profundo de mi corazón. Una figura excepcional entra en la Historia. El nombre de francisco Franco… Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la Patria… España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio… “
EL REINADO DE JUAN CARLOS I
Sus inicios de reinado son muy complicados, con un país plagado de huelgas y manifestaciones, con una clase obrera muy concienciada y combativa desde los tiempos del franquismo. El país se encuentra inmerso en una gran crisis económica y con fuertes medidas represivas. A esto debemos añadir la existencia de la lucha armada por parte de grupos como ETA, FRAP y GRAPO. Juan Carlos es plenamente consciente, que el mantenimiento del franquismo es imposible y el cambio inevitable.
Decide nombrar a Adolfo Suárez como presidente del gobierno, siendo éste, expresidente del Movimiento Nacional. Abre el camino hacia una transición democrática, a cambio de que se garantice la monarquía y presenta a Juan Carlos como garante de la reconciliación de todos los españoles.
El 18 de noviembre de 1976, se presenta la Ley para la reforma política, que marca el camino hacia la transición democrática. Se legalizan todos los partidos políticos, incluido el PCE y se decreta una amnistía para algunos presos políticos.
El 14 de junio de 1977, Juan Carlos obliga a su padre don Juan, que era el legítimo heredero de la Corona española, a renunciar a sus derechos dinásticos, para así asentar su poder y legitimar su cargo. Don Juan renuncia y Juan Carlos se convierte entonces en Príncipe de Asturias desde el uno de noviembre de 1977.
Posteriormente, se aprueba la Constitución. Dentro de ella hay algunos artículos, como el artículo 56º, donde su figura tiene una inmunidad total y absoluta para todos los hechos, incluso en caso de traición a la Patria.
También resulta significativo el art 57º de la Constitución donde se privilegia al varón sobre la mujer en la sucesión, que para muchos juristas creen que es inconstitucional al chocar con el art 13ª que dice que todos los españoles somos iguales ante la ley
Su reinado presenta puntos oscuros, que sólo el tiempo nos dará cual ha sido realmente su reinado. Veamos
HIJOS BASTARDOS ATRIBUIDOS A JUAN CARLOS
Dos son los hijos, que han reclamado la paternidad del rey Juan Carlos, pero que nunca han sido reconocidos.
- Ingrid Sartiau que tiene 47 años. Su madre es Liliane Sartiau. Conoció a Juan Carlos en Francia en el año 1956, posteriormente se encuentran diez años después en una feria de Luxemburgo. Nueve meses después de ese encuentro nació Ingrid.
- Albert Solá Jiménez tiene 57 años. Estando Juan Carlos en la Academia Militar de Zaragoza, viajo a Barcelona y allí conoció a la hija de un famoso banquero de la época, María Back-Ramón. De estos encuentros nace nueve meses después Albert. Tras el parto, le es arrebatado el niño a su madre y es trasladado a Ibiza. Con cinco años es adoptado por la familia Solá Jiménez. Su parecido con Juan Carlos es evidente.
Tanto Ingrid como Albert se hicieron las pruebas de ADN para comprobar si eran hermanos. Las pruebas las aplicó el profesor Juan Jacques Cassiman, reconocido genetista de la universidad de Lovaina, que concluyó: “La probabilidad de que tengan un progenitor común es elevadísima, los estudios son claros”.
SU FORTUNA Y LOS AMIGOS INCONVENIENTES
Diversas ONG y movimientos sociales acusaron al rey Juan Carlos de hacer de intermediario en la venta de armas a Marruecos, que posteriormente serían usadas para reprimir a los saharauis. También es conocida su relación con las familias reales de Oriente Medio, que se distinguen por ser regímenes autoritarios, como Arabia Saudí con una monarquía absoluta, que se rige por un sistema feudal y no libre.
En el año 2007, el periódico británico The Times criticaba “el lujoso estilo de vida de Juan Carlos” al que calificaba de play boy y al mismo tiempo lanzaba una durísima crítica a la prensa española por su acriticismo ante la figura real y la idealización que ha desarrollado durante todo su reinado.
Si seguimos al diario Público, en varias ediciones de 2014, denuncia como Juan Carlos I había hecho de intermediario con la dictadura militar argentina de Rafael Videla y el gobierno español presidido por Adolfo Suárez en el año 1976. También hizo de intermediario entre la dictadura argentina y grandes empresarios y banqueros entre los que se encontraría Emilio Botín padre, del Banco Santander.
El Rey Juan Carlos I concedió, en 1978, al dictador Videla la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar y el Collar de la Orden de Isabel. Asimismo, el príncipe Felipe fue nombrado en 1981 por la armada argentina, Guardiamarina Honoris Causi.
En septiembre de 2012, el diario norteamericano The New York Times publicó un artículo sobre Juan Carlos I “Un rey escarmentado que busca redención en España y su monarquía”. En dicho artículo cifraba “la fortuna de la Familia Real en unos 1.800 millones de euros”.
Otras fuentes periodísticas extranjeras que han publicado sobre la fortuna de Juan Carlos I han sido la conocida revista Forbes, especializada en grandes fortunas y Eurobusiness en dos artículos de los años 2000 y 2002, que cifraban su fortuna en aquel año en 1.790 millones de euros y forma parte del club europeo de las 400 familias más ricas.
“La familia del rey Juan Carlos heredó un número importante de propiedades en España y en otros lugares de Europa, incluyendo una isla de Mallorca… También recuperó obras de arte. Pero la fuente más importante de la fortuna de la familia real procede de una fundación organizada, a finales de los años cuarenta, para la restauración de la monarquía por el general Franco. El rey tenía una fortuna personal valorada en 545 millones de euros y controla bienes familiares por valor de 1.136 millones de euros”.
La Casa Real calificó la estimación de Eurobusiness de la siguiente manera:
“La disparatada cifra de 1.700 millones de euros sólo se puede explicar por haber entendido ustedes, erróneamente, que los bienes públicos propiedad del patrimonio Nacional, del Estado español, son propiedad privada de Su Majestad el Rey, lo cual es evidentemente inexacto… Su Majestad efectúa anualmente, como el resto de los españoles obligados a ello, las correspondientes declaraciones de renta y patrimonio”.
Hay dos datos que la prensa extranjera no ha puesto en valor:
El primero es que desde la llegada al poder de Adolfo Suárez en 1975 hasta el primer gobierno de José María Aznar, estamos hablando de veintitantos años, todos los españoles hemos estado financiando a la Casa Real con el llamado “céntimo de la gasolina” que todos hemos pagado religiosamente cuando en esos años repostábamos y que suponen una buena cantidad de millones de euros.
El segundo punto, han sido los amigos que han gestionado a su manera la fortuna real y sus negocios, los Mario Conde, Javier de la Rosa, Colón de Carvajal y todos ellos han acabado en la cárcel. Algunos casos como el de KIO, durante la Iª Guerra del Golfo, donde desaparecieron 500 millones de dólares y que algún día deberá ser explicado que paso con ellos.
La prensa y el Rey Juan Carlos
Es muy llamativo el tabú existente en los medios de comunicación españoles en torno a la figura de Juan Carlos. Uno de los aspectos más llamativos de su reinado es la sumisión y la autocensura de todos los medios de comunicación respecto a la labor de la monarquía.
Resulta paradójico que en una democracia como se le supone a la española tengas que acudir a la prensa internacional para enterarte de la vida real del rey Juan Carlos, mientras que aquí existía el más absoluto silencio.
Mientras que la prensa internacional criticaba las
formas y maneras del rey Juan Carlos, esta misma prensa criticaba a los medios de comunicación españoles por dar una imagen deliberadamente positiva de la monarquía e incluso algunos medios extranjeros han señalado su actitud como un auténtico culto a la personalidad, que nos recuerdan a los antiguos regímenes comunistas.
Uno de los puntos más negativos del reinado de Juan Carlos ha sido la falta de libertad de prensa existente hacia una monarquía, que no quería aparecer como originaria del franquismo, y que como hemos visto viene de él.
JUAN CARLOS I Y CORINNA ZU SAYM-WITTGENSTEIN
Periódicos internacionales como el Bild alemán, La Stampa italiana, el Middle East Times… así como la escritora Pilar Eyre en su libro “La soledad de la reina” o José Antonio Zarzalejos exdirector del ABC señalan la larga relación sentimental y de negocios entre Juan Carlos y Corinna. Son conocidas las continuas infidelidades del Rey, la última con Corinna.
Es una alemana de 46 años, divorciada dos veces. Ella ha reconocido ser buenos amigos y haber hecho gestiones delicadas y confidenciales. Ha sido la compañera habitual del Rey en sus fines de semana cazando. Se sabe, que ella se alojaba en una casa del Palacio de El Pardo, disponiendo de coche oficial y de escoltas.
Sucede el accidente de caza de Juan Carlos en Botswana, que se encontraba acompañado de Corinna, lo que levanta una gran indignación en todo el país sumergido en una gravísima crisis económica y sufriendo todo tipo de recortes.
EL ESCÁNDALO URDANGARIN
Se produce en el año 2010, cuando la Audiencia de Palma de Mallorca abre el proceso al Instituto Noós. Organización sin ánimo de lucro, que estaba presidida por la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin. Se les acusa de delitos fiscales saqueo de arcas públicas y de blanqueo de dinero. Todo ello ha deteriorado la imagen de la monarquía y más la de Juan Carlos I.
JUAN CARLOS I Y EL 11 F
El 11 de febrero de 1981, se produce un intento de golpe de Estado militar, dirigido por el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, pero que detrás se encontraban bastantes generales.
“La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar, en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretenden interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”.
Ante el fracaso del golpe militar, Juan Carlos I fue presentado como el salvador de la democracia por la prensa nacional. Sin embargo, existen muchísimas dudas que la realidad fuera como nos la han contado. Hay personajes como el general Armada, íntimo del Rey y parece ser una de las cabezas del golpe.
Tendremos que esperar unos cuarenta años a que la CIA, el Departamento de Estado norteamericano, o los servicios secretos occidentales desclasifiquen toda la documentación que poseen sobre el 11 F, para saber lo que realmente sucedió.
El dos de junio del 2014, Juan Carlos I decide abdicar a favor de su hijo Felipe de Borbón y Grecia. El Rey explica las razones:
“Estos difíciles años nos ha permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad… En la forja del futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel…”
NOTA
Todos los datos que contiene este post han sido publicados tanto en prensa nacional como internacional
BIBLIOGRAFIA
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Fernández López, Javier. “El rey y otros militares; los militares en el cambio de régimen político en España (1962-1982)”. Trotta. Madrid. 1998.
García Abad, José. “La soledad del rey ¿está la monarquía consolidada 25 años después de la Constitución?” La Esfera de los Libros. Madrid. 2005.
Gurriarán. José Antonio. “El Rey en Estoril: Don Juan Carlos y su familia en el exilio portugués”. Planeta. Barcelona. 2000.
Meyer-Stabley, Bertrand “Juan Carlos, el Rey”. Ediciones B. Barcelona. 1993.
Pérez Mateos. Juan Antonio. “Juan Carlos; la infancia desconocida de un Rey”. Planeta. Barcelona. 1980.
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Silva, Pedro de “Las fuerzas del cambio. Cuando el Rey dudó el 23 F y otros ensayos sobre la transición”. Prensa Ibérica. Barcelona. 1996.
Tusell, Javier. “Juan Carlos I: la restauración de la monarquía”. Temas de Hoy. Madrid, 1995.
Zavala, José María. “La maldición de los Borbones”. Plaza y Janés. Barcelona. 2007.
JUAN CARLOS, UN PRINCIPIANTE QUE HABLABA DEMASIADO
Mira que me cuesta publicar esto pero, a tenor de lo últimamente desclasificado en EE.UU., parece ser que las indiscreciones del rey en sus primeras tareas diplomáticas le sitúan como el clásico "bocazas" y le cuestan una reprimenda del embajador norteamericano (fititú). A pocas semanas de la muerte de un tal Paquito se tuvo que echar para atrás una entrevista en la que el Borbón había ido "demasiado lejos". Bien es verdad que, con el tiempo, parece haberse enmendado pero determinados documentos siembran dudas sobre este "gran desconocido", nuestro rey.
Si tener la lengua larga se encuentra entre las virtudes de un espíritu campechano, entonces el rey debería sentirse satisfecho y orgulloso de sus meteduras de pata. Porque no sólo ha habido tropiezos en Botsuana. También los acumuló cuando aún era príncipe y empezaba a ejercer de jefe de Estado de facto con un Franco moribundo.
Los informes diplomáticos estadounidenses recopilados por WikiLeaks muestran a un hiperactivo y joven Juan Carlos muy consciente del papel que ya estaba empezando a jugar. Enseguida comprendió lo bueno que era llevarse bien con EEUU y, de ese modo, se convirtió en su mejor espía. "Como bien sabes, el rey valora profundamente la relación que ha mantenido contigo y ahora está preocupado ante la necesidad de estrechar las relaciones con la nueva administración", comentaba el embajador Well Stabler a Henry Kissinger en un cable en diciembre de 1976.
Tal es la importancia de sus conversaciones que un año antes, cuando Juan Carlos todavía era un aspirante a hacerse con la corona, el jefe de la legación estadounidense envía otro telegrama pidiendo explicaciones alertado de que las confidencias entre ambos habían llegado a manos de otros embajadores sin su permiso.
Se entiende el enfado de Stabler, ya casi un íntimo del Borbón a tenor de la cantidad de encuentros que los cables desvelan que mantuvieron. Y es que la facilidad de charla del rey le vino más que bien a EEUU, sobre todo cuando no se cortaba a la hora de desvelar el contenido de sus conversaciones privadas con otros dirigentes. Es el caso de la visita a España de un representante del presidente rumano Nicolae Ceausescu, servida al detalle al embajador. El Gobierno estadounidense, en medio de su guerra contra el bloque soviético, tenía especial interés en los planes de Rumanía como firmante del Pacto de Varsovia.
Verse como la gran apuesta de EEUU hizo que Juan Carlos se extralimitara en alguna que otra ocasión. Quizás se vino arriba. Stabler le tuvo que parar los pies cuando le dio por difundir una información, que la administración estadounidense tachaba de falsa, sobre que Kissinger iba a suspender sus conversaciones en Oriente Medio. El príncipe, sin llegar disculparse, se justifica diciendo que "después de haberlo pensado bien" había atribuido erróneamente la autoría del rumor al rey Hussein de Jordania. "Le he dicho lo ansiosos que estamos de acabar con esta historia errónea [...] Ha entendido los peligros que envuelven un asunto de este tipo", concluía el embajador estadounidense en un cable del 18 de abril de 1975.
Asimismo, el 25 de octubre de ese mismo año, según explicó Stabler tres días después en otro informe, la "casa del príncipe" (sic) tuvo que intervenir para desautorizar la publicación de una entrevista, aprobada por la mañana, ya que podría resultar "inapropiada justo en este momento ante la inminente muerte de Franco". El aparato franquista pensaba, tal como cuenta el embajador estadounidense, que con sus respuestas el príncipe había ido "demasiado lejos y demasiado deprisa". Finalmente, permitieron al periodista, Arnaud de Borchgrave, editor del semanario Newsweek, publicar un artículo, que salió el 3 de noviembre bajo el título Cómo lo ve Juan Carlos. En él, De Borchgrave podría usar el contenido de la entrevista pero sin atribuir nada directamente al futuro sucesor del dictador.No es la única ocasión en la que el entorno de Franco evidencia su malestar con el Borbón. Stabler también pone de relevancia en varios de sus informes la mala relación entre Juan Carlos y Manuel Fraga, quien reconoce abiertamente que el monarca estaba adquiriendo "demasiado poder". Corría el 21 de octubre de 1976 y hacía pocos meses que el rey, en otra de esas entrevistas reconvertidas en artículo, en las que hablaba y hablaba pero advertía de que no le entrecomillaran, aseguraba que Arias Navarro era un "desastre sin paliativos".
El rey se muestra hiperactivo en los instantes previos a hacerse con la jefatura de Estado. Y también después. En uno de los
documentos, Stabler destaca las visitas de Juan Carlos al Principado de Asturias, Cataluña y Andalucía que, a juicio del embajador, le sirvió al novato monarca para constatar su popularidad e identificarse "como rey ante la gente, especialmente con la clase obrera".El Borbón parecía estar en todos lados y, si bien, se mostraba especialmente preocupado por intervenir en cualquier asunto, había otros temas, como el del Sáhara, en los que prefería no involucrarse ya que sólo le podría traer "consecuencias negativas". En otro de sus despachos con el embajador estadounidense, el todavía príncipe deja muy claro que, en este caso sí, no quería saber nada y que esperaba que "Franco no desapareciera de escena antes de que el problema de Sáhara quede resuelto". No pudo ser. Al dictador no le quedaban ni tres meses de vida.
Carta de Amadeo Martinez Inglés, coronel del ejercito, a Jose Bono
Un coronel del Ejército español acusa formalmente a Juan Carlos I de "planificación, coordinación, preparación y ejecución" de golpe de Estado del 23-F, amen de otras cuestiones de calado
AL Excmo. SR. PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS DE LAS CORTES ESPAÑOLAS
Don Amadeo Martínez Inglés, coronel del Ejército, escritor e historiador militar, se dirige a VE y a la Cámara que preside con arreglo a lo que dispone el artículo 77.1 de la Constitución española manifestándole lo siguiente:
Con fecha 23 de septiembre de 2005, y con arreglo a cuanto dispone el artículo 77.1 de la Constitución española, remití al presidente de esa Cámara en la legislatura anterior, señor Marín, un exhaustivo Informe (40 páginas) sobre los hechos acaecidos en España en la
tarde/noche del 23 de febrero de 1981 (popularmente conocidos como la "intentona involucionista del 23-F") en el que, después de una larga investigación de más de veinte años, presentaba toda una serie de indicios racionales que apuntaban a que el rey Juan Carlos I fue el máximo responsable de su planificación, coordinación, preparación y ejecución. En consecuencia le solicitaba la creación de una Comisión de Investigación, conforme a lo que establece el artículo 76.1 de la Carta Magna, que, a pesar del tiempo transcurrido y con los máximos poderes, estudiara, investigara y analizara tan deleznable episodio de la reciente historia de España y depurara las responsabilidades (políticas e históricas, preferentemente) en las que pudo incurrir el monarca español.
En enero de 2006, cuatro meses después del envío del Informe sobre el 23-F al presidente del Congreso de los Diputados y visto que éste no parecía dispuesto a acusar recibo del mismo y, mucho menos, a estudiarlo o debatirlo en la Cámara que presidía (aunque me consta que dio traslado del escrito a los diferentes grupos parlamentarios) decidí enviar el prolijo documento al presidente del Senado, señor Rojo, al del Gobierno de la nación, señor Rodríguez Zapatero, y a cada uno de los presidentes de las más altas instituciones del Estado: Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Supremo, Tribunal
Constitucional, Consejo de Estado...etc, etc. Ninguna de las autoridades a las que iba dirigido el, al parecer, "políticamente incorrecto" escrito (a excepción del presidente del Senado, quien acusó recibo a través de la Comisión de Peticiones de la Cámara) contestó al mismo.
Al no obtener ninguna respuesta, tanto del presidente Marín como de los presidentes de las más altas instituciones del Estado, año y medio después, con fecha 23 de febrero de 2007, presenté en el Congreso de los Diputados el mismo Informe solicitando de nuevo la creación de una Comisión que investigara el supuesto golpe de Estado del 23-F; visto, además, lo ocurrido en esa Cámara el día 23 de febrero del año anterior, fecha en que se cumplía el vigésimo quinto aniversario de tan desgraciado evento, al rechazar de plano algunos grupos parlamentarios la nota institucional que pretendía difundir el presidente y que, como venía siendo costumbre en los últimos años, señalaba al rey Juan Carlos como supremo y único "salvador de la democracia y las libertades del pueblo español" puestas en peligro por el golpista Tejero.
Como consecuencia de todo lo anterior y consciente de que el Congreso de los Diputados, con su señor presidente al frente, y el resto de autoridades a las que había dirigido el documento nunca se iban a molestar en acusar recibo del mismo (si sus señorías no quieren debatir tan espinoso asunto que lo haga la opinión pública, primero nacional y después internacional), he decidido publicar todas mis investigaciones sobre el rey Juan Carlos en forma de libro ("Juan Carlos I, el último Borbón". Styria. Febrero 2008), un extenso trabajo sobre la vida del monarca español en el que analizo, después de muchos años de estudio y dedicación, no sólo el ya comentado asunto del 23-F sino algunas de las numerosas y graves irregularidades políticas, militares, familiares, económicas... que ha protagonizado, primero en su juventud y después a lo largo de sus treinta y dos años de reinado. Muchas de estas irregularidades son, obviamente, presuntos y graves delitos que no deben quedar escondidos,
de ninguna de las maneras, bajo la alfombra de la historia. Como los que relaciono a continuación:
1º.- Un intento de golpe de Estado, ya que a estas alturas está fuera de toda duda que, en el otoño de 1980, dio el visto bueno a sus militares cortesanos (los generales Armada y Milans) para que planificaran, organizaran, coordinaran y ejecutaran una ilegal e inconstitucional maniobra político-militar-institucional (el ya comentado 23-F), de acuerdo con determinadas
fuerzas políticas del arco parlamentario, con el fin de cambiar el Gobierno legítimo de la nación española y frenar con ello un golpe militar de la extrema derecha castrense. Maniobra que después sería abandonada por él mismo y sus compinches políticos ante la estrafalaria entrada del teniente coronel Tejero en el Congreso de los Diputados, poniendo así en serio peligro de guerra civil a este país.
2º.- La puesta en actividad, en 1983, de los batallones de la muerte o grupos de terroristas de Estado denominados GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) para hacer desaparecer (matar o secuestrar) miembros de ETA, saltándose a la torera todas las normas y leyes del Estado de derecho y usando las mismas tácticas y técnicas de los separatistas vascos. Grupos de asesinos a sueldo del Estado español que, con el conocimiento y la autorización del Jefe del Estado y comandante supremo de las FAS españolas, el rey Juan Carlos, serían organizados y dirigidos por los servicios secretos militares (CESID) nutriéndose de funcionarios militares y civiles españoles y mercenarios extranjeros.
3º.- Enriquecerse de una forma exagerada e ilegal hasta convertir a su familia en una de las más grandes fortunas de Europa y el mundo, recibiendo sospechosas donaciones y créditos personales desde el exterior y realizando substanciosos negocios aprovechándose de su omnímodo poder institucional y su inviolabilidad ante la ley. Lo que ha propiciado que en treinta años su fortuna se haya elevado, según prestigiosas publicaciones extranjeras (en España el mutismo en todo lo referente a la familia real es absoluto), a la importantísima suma de 1.790 millones de euros (300.000 millones de pesetas). Cifra ésta nunca desmentida por La Zarzuela.
4º.- Ejercer la corrupción continuada y generalizada, al recibir y aceptar como rey y jefe del Estado regalos y donaciones multimillonarias de empresarios y particulares (yates, coches, petrodólares para apoyar la reconquista de Kuwait...).
5º.- Desviar fondos reservados del Estado para pagar sus aventuras galantes y los chantajes de alguna de sus numerosas amantes, como el que tuvo que hacer frente a partir del año 1994 tras su larga relación amorosa de 15 años de duración con una bella vedette del espectáculo español. Que nos ha costado a los contribuyentes españoles más de 500
millones de pesetas, pagados con los fondos reservados del CESID, Presidencia del Gobierno y Ministerio del Interior.
6.- Un presunto asesinato (el simple homicidio ya fue aceptado en su día por él mismo y su familia) cometido en sus años mozos, ya que el 29 de marzo de 1956, con 18 años de edad y siendo un distinguido cadete de la Academia General Militar de Zaragoza, con seis meses de instrucción militar intensiva en su haber y otros seis de instrucción premilitar (experto por lo tanto en el uso y manejo de toda clase de armas portátiles del Ejército español) mató, estando sólo con él y en muy extrañas circunstancias que nunca han sido aclaradas, de un tiro en la cabeza procedente de su propia arma a su hermano Alfonso, de 14 años, el preferido de su padre, don Juan de Borbón. Quien, según muchos políticos del entorno de éste, iba a ser elegido por el conde de Barcelona para sucederle en sus derechos dinásticos a la corona de España ante el proceder de Juan Carlos, que ya en esas fechas manifestaba una irregular y perruna obediencia a Franco con vistas a acceder al trono saltándose a su propio padre.
En relación con este turbio asunto (que ha permanecido cincuenta años en el más absoluto de los secretos), el citado trabajo de investigación desmonta una tras otra todas las hipótesis tejidas en su día por la propia familia de Juan Carlos y el dictador Franco para hacer creer a los españoles que todo fue un desgraciado accidente. Supuesto accidente, que nunca fue investigado ni por la justicia portuguesa ni por la española, civil o militar, siendo el homicida
en aquellas fechas un profesional de las Fuerzas Armadas españolas.
De todos estos presuntos delitos cometidos por el rey Juan Carlos I, que recoge el ya repetidas veces comentado trabajo de investigación, se presentan abundantes indicios de culpabilidad. De la mayoría de los cuales, por otra parte, han tenido constancia en los últimos años las élites mejor informadas de este país (políticos, periodistas, líderes sociales...) pero
sin atreverse a denunciarlos y, mucho menos, a perseguirlos. El historiador militar que formula el presente escrito ha decidido ahora darles publicidad en forma de libro para conocimiento de todos los españoles. Libro que, por otra parte, pasados ya dos meses desde su publicación, no ha sido desmentido en ninguno de sus extremos ni por la propia Casa Real española ni por autoridad alguna. Hasta el momento también, tanto el Congreso como los demás poderes del Estado han "callado y otorgado".
En vista de ello, constituidas ya las nuevas Cortes Generales salidas de la voluntad popular expresada el 9 de marzo pasado y comenzado con ello una nueva legislatura, me dirijo a VE como presidente del Congreso de los Diputados para, en virtud de lo que contempla el ya citado artículo 77.1 de la Carta Magna española, exigir la creación de la ya repetidas veces
solicitada Comisión parlamentaria que proceda de inmediato a estudiar e investigar las ya muy claras responsabilidades del monarca español en los hechos comentados con anterioridad y que resumo de nuevo:
1º.- La llamada durante años "intentona involucionista del 23-F" y que en realidad no fue tal sino una chapucera maniobra borbónica de altos vuelos, al margen de la Constitución y de las leyes, para cambiar el Gobierno legítimo de la nación en provecho de la Corona.
2º.- La creación y organización de los autoproclamados Grupos Antiterroristas de Liberación
(GAL), compuestos por determinados estamentos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y del Ejército (de los que el monarca español tuvo conocimiento antes de que empezaran a actuar a través de documentos reservados del CESID) y que cometieron, con métodos expeditivos criminales, por lo menos veintiocho asesinatos de Estado y un secuestro.
3º.- El sorprendente y rápido enriquecimiento de su familia (en treinta años ha pasado de la indigencia más absoluta a disponer de una de las mayores fortunas de Europa, según informaciones de toda solvencia que no han sido desmentidas por La Zarzuela).
4º.- La aceptación continuada de regalos y donaciones por parte de particulares (yates, coches...) que lógicamente harían los interesados persiguiendo algo a cambio.
otros rolletes |
5º.- Los pagos con fondos reservados de Presidencia del Gobierno y de los ministerios de Defensa e Interior para enfrentar el chantaje de determinada vedette del espectáculo español, que disponía de comprometedores vídeos sexuales con el rey Juan Carlos.
6º.- La desgraciada muerte del infante D. Alfonso de Borbón en "Villa Giralda" (residencia de los condes de Barcelona en Estoril) el 29 de marzo de 1956 y que al hilo de los análisis incluidos en el trabajo de referencia dejan bastante claro que el supuesto accidente pudo ser en realidad un fratricidio premeditado. Mis estudios como militar y como experto en armas dejan muy pocas dudas al respecto. Como tal hecho nunca fue investigado por la justicia (ni portuguesa ni española) exijo, como historiador y ciudadano español, que se abra un proceso clarificador sobre el mismo, exhumando si es preciso los restos del infante que reposan en el Monasterio de El Escorial e interesando del ministerio de Defensa la documentación que pueda obrar sobre aquel homicidio en los archivos de la Academia General Militar de Zaragoza, con el fin de que expertos judiciales y técnicos en balística y teoría del tiro puedan hacer sus evaluaciones y aclarar definitivamente el misterio que encierra aquel luctuoso suceso de la historia de España. Y dejando abierto el camino para que los jueces establezcan las responsabilidades penales a las que todavía debiera enfrentarse Juan Carlos de Borbón, ya que en aquella época no estaba cubierto constitucionalmente por ningún manto de inviolabilidad o irresponsabilidad y sólo era un profesional del Ejército español (cadete de la Academia General Militar de Zaragoza), sujeto por lo tanto a las leyes penales castrenses.
Responsabilidades que podrían ser de carácter penal pero, con toda seguridad, históricas y políticas pues si se demostrara la culpabilidad del actual rey de España, habría que reescribir con toda urgencia la historia de este país.
Hasta aquí, señor presidente del Congreso de los Diputados, los presuntos delitos cometidos por el actual rey de España, tanto en su ya largo reinado como en sus años juveniles de caballero cadete en la Academia General Militar. Que este modesto historiador militar y coronel del Ejército no está dispuesto a que queden ocultos entre las bambalinas de la historia y sin su correspondiente condena, sea esta penal, moral o histórica. Por ello le reitero una vez más la solicitud de que todos estos hechos sean estudiados, investigados y analizados en profundidad, y cuanto antes, por una Comisión parlamentaria (auxiliada por los correspondientes expertos), ya que sin duda debe ser ese foro parlamentario, como suprema expresión de la soberanía popular, el que promueva inicialmente las acciones pertinentes, de tipo judicial o político, que permitan aclarar tan graves e importantes cuestiones. Que afectan al país en general y, sobre todo, a su historia pues no deja de ser un auténtico sarcasmo y una burla al pueblo español que ya figure en los libros de historia de este país como máximo salvador de la democracia y de las libertades de sus ciudadanos aquel que fue el primero en ponerlas en peligro autorizando el golpe de Estado del que, según la angelical teoría oficial, nos salvó a todos.
Ante esta Comisión debería comparecer el propio rey Juan Carlos (ya se pidió su presencia ante el Tribunal Militar de Campamento en el año 1982 para que contestara a las acusaciones de golpismo vertidas en su contra por algunos acusados y testigos en el golpe del 23-F) pues una cosa es que su persona sea, a día de hoy, constitucionalmente inviolable y no sujeta a responsabilidad y otra muy distinta el que no pueda y deba comparecer ante los legítimos representantes del pueblo para dar a conocer su versión sobre unos hechos gravísimos de la reciente historia de España en los que él ejerció el papel de protagonista
absoluto.
Y por último, señor presidente del Congreso de los Diputados, si tanto esa Cámara como los demás poderes del Estado optan, una vez más, por tomarse mis denuncias contra el rey Juan Carlos I a título de inventario, es decir, como si estuvieran formuladas contra el históricamente preclaro e insigne Alfonso X el Sabio en lugar de a menor gloria del, a todas luces, menos docto y ejemplar personaje que en estos momentos ocupa la Jefatura del Estado español a título de rey por deseo testicular del dictador Franco, este historiador militar (que le recuerdo, por si lo ha olvidado, fue encarcelado y separado abruptamente de su carrera por un ministro de Defensa de su partido, en 1990, por reivindicar, con conocimiento de causa, un Ejército profesional para España; aspiración que consiguió en 1996) se verá obligado moralmente a pedir amparo internacional en la instancia judicial o mediática que estime oportuna y conveniente, incluido si fuera preciso el Tribunal Penal Internacional. Porque no deja de ser un contrasentido y un esperpento jurídico que la Audiencia Nacional española, a través de su "juez estrella" Baltasar Garzón, se dedique a perseguir jefes de Estado extranjeros, presuntos genocidas, terroristas y responsables de crímenes de lesa humanidad, y no haya llamado siquiera a declarar al máximo responsable de los asesinatos de los GAL (crímenes de Estado que no prescriben ni deben contemplar en su enjuiciamiento inviolabilidad alguna): el rey Juan Carlos I. Quien recibió precisa y abundante información reservada del CESID en su momento (la famosa Acta Fundacional y otros documentos) sobre la preparación y pronta puesta en ejecución de la llamada "guerra sucia" contra ETA. Y no hizo nada por evitarla.
Y espero, señor presidente, que no tome estas mis últimas palabras como una amenaza (jamás me permitiría semejante libertad contra el máximo representante del pueblo soberano y tercera autoridad del Estado) sino como una respetuosa advertencia de un ciudadano español que ha dedicado toda su vida a la defensa de este país, que sólo ha recibido a cambio represiones y sinsabores y que, desde luego, como le enseñaron hace ya muchos años en una Academia Militar, no va a cejar en la lucha por sus ideales y convicciones.
España no puede tener ni un minuto más en la Jefatura del Estado a un hombre de pésima catadura
moral, homicida confeso (que no ha pagado todavía por su delito), presunto asesino y también, en grado de presunción por el momento, golpista, malversador de fondos públicos y terrorista de Estado.
Le adjunto, señor presidente del Congreso, copia del Informe remitido en septiembre de 2005 y febrero de 2007 a su predecesor en el cargo.
Firmo el presente escrito en Alcalá de Henares a 4 de abril de 2008
CORINNA ha vivido, al menos, 4 años en La Algorilla (quizas debiera decir "de gorrilla") a costa de los Presupuestos Generales del Estado
Antes de entrar en materia convendría hacerse alguna pregunta respecto de la susodicha. Para unos es la reencarnación de Mata Hari. Para otros, una arribista cortesana. Hace apenas un año muy pocos en España sabían de su existencia. Hoy siguen siendo pocos los que la han visto en persona (no se baja de coches oficiales de alta gama pagados por todos los españoles), pero casi todos han oído hablar de ella. Vamos con las preguntas:
¿Es realmente una princesa?
Casimir zu Sayn-Wittgenstein |
Nació en 1964 como Corinna Larsen, en una
familia de clase media. Su padre, Finn Bönning Larsen, era ejecutivo de
la línea aérea brasileña Varig. Corinna se casó a los 25 años con el
empresario británico Philip Atkins, con el que en 1992 tuvo una hija,
Nastassi. Tras divorciarse en 1995, contrajo de nuevo matrimonio en el
2000 con el aristócrata alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein, con el que
tuvo un hijo, Alexander, y del que también se divorció en el año 2005.
Pese a ello, mantiene este último apellido, se hace llamar alteza
serenísima y se presenta a sí misma como princesa. Corinna asegura tener
derecho a utilizar ese título y tratamiento mientras ella o su último
marido no se casen de nuevo, cosa que no ha ocurrido, aunque los
expertos aseguran que ni es princesa ni alteza serenísima, dado que está
legalmente divorciada de Casimir.
¿Qué relación tiene con el rey?
En una entrevista en el diario El Mundo, Corinna
describe su relación con el rey como una «entrañable amistad». Según su
versión, lo conoció en el 2004, un año antes de su último divorcio,
durante una cacería celebrada en Castilla-La Mancha, en la finca de un
duque británico. En declaraciones al New York Times, negó ser
amante del rey, aunque dejó claro que lo conoce muy de cerca. «Cuando
entra en una habitación irradia cordialidad y carisma, y conecta con
todo el mundo. Nadie permanece intacto», afirmó sobre el monarca, al que
valora como un «tesoro nacional» para España. Nadie confirma que la
relación vaya más allá, aunque varias fuentes aseguran haberlos visto
juntos, especialmente a partir del 2006, en diferentes lugares. Tras el
accidente en Botsuana, el diario El País publicó, citando fuentes de la Casa del Rey no desmentidas, que don Juan Carlos
mantendría a partir de ese momento «una mayor discreción con respecto a
las amistades personales», pero «no renunciará a esas amistades, que
incluyen la estrecha relación que desde hace años mantiene con la
princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein».
¿Estaba en Botsuana con el rey?
Sí. Así lo ha confirmado su exmarido Philip
Atkins, que también participó en abril del 2012 en la cacería en la que
el rey se fracturó la cadera y que aseguró en la revista Vanity Fair que Corinna
«lleva viajando con el rey desde hace ya bastantes años». Además de su
primer marido, en aquella expedición en el país africano estaba también
Alexander, el hijo que Corinna tuvo con su segundo esposo, Casimir zu
Sayn-Wittgenstein. El propio Atkins admitió que puede parecer «insólito o
extraño» que el rey estuviera allí junto a este peculiar grupo, pero
explicó que se trataba de un «viaje de familia y amigos». «Somos libres
de vivir nuestra vida como queramos», aseguró Atkins, que confirmó
también que aquella cacería fue sufragada por el empresario sirio
Mohamed Eyad Kayali, que invitó a todos los gastos, incluidos los del
rey. Respecto a cómo se produjo el accidente del monarca, explicó que el
rey «se desorientó» porque «todo estaba muy oscuro» y «cuando estás en
un ambiente así no sabes exactamente dónde está la habitación o la
altura de la cama». «Las especulaciones que siguieron al viaje a
Botsuana me dolieron. Fueron innecesarias y dañinas», aseguró la propia
Corinna en la entrevista en Hola.
¿Ha trabajado para el gobierno?
Ella asegura que sí, pero tanto el Gobierno
actual como el anterior lo desmienten. «He hecho trabajos gratis, pro
bono para el Gobierno español», aseguró Corinna a El Mundo. Precisó que fueron «asuntos clasificados, situaciones puntuales» que ella ayudó a solucionar «por el bien del país». En el New York Times
fue más lejos y se presentó como «asistente estratégica del Gobierno
español» a través de su compañía Apollonia Associates. En una respuesta
por escrito a IU, el Ejecutivo aseguró sobre Corinna: «No ha recibido
encargo alguno por parte de este Gobierno ni ha estado nunca en posesión
de un pasaporte diplomático español».
El director del CNI, Félix Sanz Roldán |
Alfredo Pérez Rubalcaba, ex vice presidente del
Gobierno socialista, niega también «rotundamente» que se le encargaran a
la princesa trabajos «delicados». El director del CNI, Félix Sanz
Roldán, aseguró igualmente ante la Comisión de Secretos Oficiales del
Congreso, según fuentes que asistieron a esa declaración, que el
servicio de inteligencia no ha encargado nunca ningún trabajo a Corinna. Sanz Roldán dijo desconocer, sin embargo, si ha realizado trabajos «clasificados» para el Gobierno u otros organismos.
¿Asesora y acompaña al rey?
«Lleva viajando con el rey desde hace ya
bastantes años. Es una especie de asesora», aseguró la diseñadora Bonnie
Young, amiga de Corinna. La princesa no se ha referido nunca,
sin embargo, a su relación profesional con el monarca. Lo cierto es que
existen fotografías en las que aparece en actos públicos junto a don
Juan Carlos. El diario alemán Bild publicó una imagen tomada en
el 2006 en Stuttgart en la que Corinna aparece unos metros detrás del
rey tras descender de un avión y mientras se les rinden honores
militares.
En otra foto, tomada en el castillo de Schökingen, a cinco
kilómetros de Ditzingen, el pueblo natal de Corinna, el rey
aparece sentado a la mesa junto a la princesa alemana. También figura
junto al rey y los duques de Palma en una foto del 2006 en los premios
Laureus World Sport, fundación para la que trabaja.Diversas fuentes confirman que Corinna
viajó ese mismo año a Arabia Saudí junto a los reyes y fue presentada
como asesora del Gobierno. Un año después, don Juan Carlos presentaba en
el palacio de El Pardo, también con la presencia de Corinna, el
proyecto de un Fondo Hispano Saudí de Infraestructuras y Energía, un
proyecto fallido de inversión en el que la princesa participó como
intermediaria y por el que cobró una comisión de cinco millones de
dólares, según se ha publicado. Se la ha vinculado también con en el
intento de vender a Arabia Saudí 250 tanques Leopard españoles, algunos
de cuyos componentes se iban a fabricar en la factoría que la empresa
armamentística tiene en A Coruña y que será desmantelada en junio.
Y vamos a la pregunta que origina este post ¿Vivió en El Pardo (finca La Algorilla)?
El portavoz del Sindicato Independiente de la Policía, Alfredo Perdiguero |
En el espacio natural de El Pardo -en cuyas 16.000 hectáreas se ubica también el palacio de La Zarzuela-, al lado del pantano, con un acceso vigilado y alejada de miradas furtivas, se encuentra la finca de La Angorrilla. La casa ha sido remodelada y dotada de apreciables comodidades materiales a lo largo de los últimos años, como se puede advertir en las imágenes de Google Earth que acompañan esta información. Las fotografías muestran claramente las mejoras y cambios, tanto en la finca como en la vivienda, desde 2002 hasta la actualidad.
La casa apenas sufre reformas de envergadura hasta 2006, coincidiendo con el momento en que la relación entre el jefe del Estado y la aristócrata alemana se hace más estrecha. En la imagen del 9 de octubre de ese año se puede comprobar que incluso el acceso a La Angorrilla está descuidado, y se limita a una pista de tierra sin asfaltar sólo apta para vehículos todoterreno.
Pero es entre 2006 y el 10 de febrero de 2009 cuando se realizan cambios muy apreciables: se construye una piscina de verano en las cercanías del chalé, se arregla el tejado y se transforma el jardín, y la pradera situada enfrente de la vivienda es adecentada y presenta ya un aspecto mucho más frondoso.
Entre 2009 y el 28 de febrero de 2012 se producen nuevos arreglos. La piscina de verano se ha ampliado, transformándose en una gran pileta cubierta para su disfrute durante todo el año, con una estructura rectangular. También se ha levantado un garaje, con acceso directo a la casa, en lo que antes era una explanada de tierra; se ha construido una nueva piscina circular para el verano algo más alejada de la vivienda; los jardines siguen perfectamente cuidados, y las carreteras de acceso a la finca están ahora asfaltadas, demostrando un uso habitual.
En 2004, cuando el Rey conoció a Sayn-Wittgenstein, y 2005 también hubo obras de reforma en La Angorrilla, aunque mucho más modestas que las emprendidas posteriormente. La memoria de Patrimonio Nacional revela que en 2004 se invirtieron 288.964,20 euros en "actuaciones de conservación y mejora en las casas forestales del monte de El Pardo".
La memoria del año siguiente no detalla la cifra total invertida por Patrimonio Nacional, pero aclara que se "efectuaron obras concretas de conservación" en las casas forestales de La Angorrilla, Águila Alta, La Quinta, Somontes, Casa Quemada y Delegación, según las fuentes consultadas. En la vivienda que más tarde ocupó Corinna se gastaron ese año 16.445,95 euros.
Las fuentes consultadas por El Confidencial aseguran que el importe final de las obras de reforma de la finca La Angorrilla superaron los dos millones de euros. Sin embargo, desde 2006 las cuentas anuales de Patrimonio Nacional no detallan el presupuesto de inversiones de este organismo público; es decir, se limitan a informar del montante global de las obras de "mantenimiento, conservación y rehabilitación" de los edificios bajo su custodia, pero sin especificar lo gastado en cada uno de ellos. En el ejercicio de 2007, por ejemplo, se presupuestaron en este capítulo más de 34 millones de euros.
Ni la Casa del Rey ni Patrimonio Nacional han querido pronunciarse respecto a la estancia de Sayn-Wittgenstein en La Angorrilla y con qué fondos se acometieron los trabajos de reforma en la finca.
Corinna zu Sayn-Wittgenstein no vivía sola en ‘La Angorrilla’. La princesa residía en la finca de Patrimonio Nacional con su hijo Alexander, que en este momento tiene doce años. Los escoltas que trabajaban en torno a ellos todavía recuerdan las ‘locuras’ del menor durante sus estancias en España.
Según le cuentan a El Chivato, Alexander solía disfrutar del tiempo libre con su quad. Su madre le compró una moto de cuatro ruedas, de elevada potencia, que el chico guardaba en el garaje de ‘La Angorrilla’ y con la que salía a menudo a transitar por los numerosos caminos que rodean la finca.
Durante los cuatro años que Corinna vivió en Madrid, Alexander no dudaba en arrancar su quad y salir a por el monte de El Pardo, algo que no puede hacer ningún ciudadano por tratarse de un paraje natural protegido.
Al principio, fueron salidas aisladas, siempre supervisadas. Pero, progresivamente, Alexander fue escapándose solo con cada vez más frecuencia. El monte de El Pardo es un territorio por el que está absolutamente prohibido circular con vehículos de motor, por lo que el hijo de Corinna debería haber sido multado por lo que hacía. Sin embargo, los agentes que le siguieron por los caminos y que intentaban controlar que no provocara ningún problema grave, no pusieron impedimento a las ‘salidas’ de Alexander. Hay quien apunta, incluso, que el hijo de Corinna solía circular a altas velocidades por el monte y que los agentes que le controlaban tenían dificultades para seguir su ritmo de cerca.
El rey y la reina, camino de Benidorm con el Imserso.
Juan Carlos de Borbón fue apodado por los franquistas Juan Carlos I, el Breve, augurando un reinado efímero. Sin embargo, ha durado en el trono un par de años más que su antecesor en la jefatura de Estado, el Caudillo Francisco Franco: 14.072 días del Borbón frente a los 13.382 del sátrapa gallego.
A lo largo de estos 37 años, su Majestad nos ha dejado infinidad de momentos delirantes, absurdos y estrambóticos. He aquí una selección de los mejores momentos del monarca que abrió la puerta a la III República:
¿Por qué no te callas?
2007
El último de los Borbones dejará su impronta en la Historia gracias a dos intervenciones: dar carpetazo al golpe de Estado del 23-F y parar los pies a la hidra chavista en el glorioso exabrupto de la Cumbre de las Américas. “¿Por qué no te callas?”, será la frase que debería lucir en la lápida de don Juan Carlos.
Dejad que los nietos se acerquen a mí
2005
Parece ser que reunir en un mismo cuarto a los Reyes y a media docena de nietos excede de las posibilidades de la agenda de la Zarzuela, así que el gabinete de prensa decidió tirar por la calle de en medio y poner a Froilán y al resto de la comandilla con Photoshop, desencadenando el descojono entre sus súbditos.
Tirando los tejos a Lady Di
1987
Es bien conocida la afición de Juan Carlos Primero por la caza mayor. Durante la estancia del príncipe Carlos y Lady Di en Marivent, en el verano de 1987, el Borbón tiró los tejos descaradamente a su invitada, aunque esta no accedió a sus pretensiones galantes. De hecho, según confesó la acosada años después, se sentía muy incómoda en presencia del monarca, a quien tachó de “hombre libidinoso”. Que se lo digan a la reina.
La peineta real
2004
Durante su visita oficial a Álava en ese año, el monarca fue increpado por unos radicales abertxales, a los que contestó mostrando una soberana peineta que luego fue desmentida por la casa Real como “una mala interpretación del saludo”. Este gesto, como manda el protocolo, debía haberse realizado con los cinco dedos de la mano bien extendidos y meneando sucintamente la muñeca (como bien ejecuta Doña Sofía) pero finalmente sólo se alzó el dedo medio de nuestro monarca, en unas imágenes que luego aseguraron ser trucadas, a pesar de que las grabó la ETB.
El rey desnudo
1989
“Un pedazo de hombre, repanchigado en el puente del yate Fortuna, en espléndida soledad, [… ] ofrece las reales rotundeces a los besos del sol”. Así describía la revista sensacionalista italiana Novella 2000 “Ias más escondidas joyas de la Corona española”, una portada en la que por primera vez el monarca salía luciendo moreno integral. Según la versión oficial, fueron tomadas en Mallorca en 1989 por unos paparazzis a la caza del príncipe Felipe y Isabel Sartorius. Pero en vez de al heredero haciendo picardías, se toparon con el propio monarca en porretas, que vale doble. El gobierno español sostuvo entonces que el rey fue captado por la cámara mientras “se asoleaba por orden de su urólogo”, quien le recomendó que tomara el sol desnudo para completar la curación de una intervención quirúrgica… ¡de 1983!
Un rey con el punto de gravedad demasiado alto
1990-2014
Cuando hablamos de “alteza real” no es una metáfora: el rey es tocho, casi un metro noventa de carne y huesos reales, siempre a punto de trastabillar. Las caídas del rey son un género en sí mismo, que igual te animan un Telediario que sirven para especular sobre la resistencia del chasis de los Borbones:
Su Majestad, arreando una yoya a su chófer
2012
El abdicado monarca no viaja de copiloto porque sea campechano, sino para poder plantar una hostia bien dada al chófer si el pobre hombre no logra satisfacer sus reales designios. Los cristales tintados del Juancarmóvil no sirvieron esta vez para ocultar la fechoría del Borbón.
Jesús Hermida entrevista (mal) a Juan Carlos Primero
2013
A lo que hay que llegar a veces para apuntalar una monarquía que hace aguas por los cuatro costados: ¡sacar del sarcófago a Jesús Hermida para entrevistar al Borbón! El resultado, (según nos cuentan, no hemos tenido ánimo para ver el documento) lleva el concepto de la vergüenza ajena a terrenos inexplorados. Nos quedamos con la reinterpretación que hizo Querido Antonio para El Intermedio:
El saludo maorí a cabezazos
2009
Si los visitantes del Rey en su palacio están obligados a hacer genuflexiones, el Borbón también está sometido al protocolo que le dictan otras cortes: igual que le toca postrarse ante el rey Fahd de Arabia y sus petrodólares, cuando viajó a Nueva Zelanda no le quedó otra que hacer este ridículo saludo maorí, como de macho cabrío o prolegómeno de bronca de bar.
Cazador blanco, corazón negro
2012
En sus buenos tiempos, el Borbón era un tipo campechano que lo mismo subía a un plebeyo de paquete en su moto que ejercía el derecho de pernada sobre las coristas del momento. Hasta que un buen día la caza menor se convirtió en caza mayor y la CA-GA-MOS.
Y no es que abatir elefantes en Botsuana no esté dentro de las atribuciones de un Monarca, qué va. Lo malo es el momento escogido para la “escapada”: con el país sumido en la peor crisis económica y social en medio siglo, y la institución monárquica en entredicho, tambaleándose como un paquidermo que agoniza por los disparos de un Franco-tirador.
BONUS TRACK: El heredero, vestido de Tío Pepe
1944
Esta no cuenta, que aquí Juan Carlos sólo era un Borboncito exiliado en Estoril, pero hemos creído necesario recuperar este fabuloso documento gráfico, el Rey transmutado en un pequeño Tío Pepe. El que lo mira con incredulidad es Alfonso, su hermano pequeño, con la misma cara que se le debió de quedar cuando, pocos años después, le descerrajó un tiro en la nariz con su
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