Idiotas hay muchos en el mundo. Varios de vosotros, incluso, pensareis que existen demasiados. Nos cruzamos con ellos todos los días. A algunos los ignoramos por resultarnos inofensivos. Pero existe una categoría de idiotas que podríamos calificar de peligrosos: los idiotas que se creen inteligentes. A éstos convendría identificarlos y combatirlos en la medida en que se pueda. Y no sólo por el gustazo de hacerlo, que no es poca cosa, sino para neutralizarlos y convertirlos en asépticos para los menos dotados en la indiferencia hacia ellos. Pueden afectarte tanto en tu trabajo como en tu vida cotidiana, y te irritarán por esa arrogancia que los rodea y que justifican siempre en su supuesta inteligencia. Puede parecer que no, pero por suerte, existe un lado divertido en estas situaciones: pegarnos unas risas con ellos y, en ocasiones, dejarlos expuestos.
EL QUE ALARDEA DE TÍTULOS ACADÉMICOS (u otras mamandurrias)
Ni los títulos universitarios, ni las prestigiosas escuelas a las que se haya ido asegurarán nunca la inteligencia y el respeto de nadie. Ni siquiera la suerte en la vida, ya que todo depende de las personas y no del patrimonio acumulado, sea del tipo que sea. Sin embargo, hay idiotas que creen lo contrario. Antes de opinar, dan a entender que sus comentarios están ratificados o avalados por sus logros académicos. El mejor momento para "disfrutar" de ellos no es cuando cometen un error, momento que hay que aprovechar para desenmascararlos, sino cuando alguien se les adelanta en hacer el mismo logro sin esgrimir ningún diploma, utilizando el autoaprendizaje.
EL QUE SE BURLA DE LA FALTA DE CULTURA
¿Quién no se rió alguna vez de alguien que pronuncia mal una palabra en otro idioma? ¡Claro que resulta gracioso el error! Lo hemos hecho todos y, según como se produzca el incidente, no debería provocar ninguna tensión siempre y cuando no haya mofa de por medio, ni sea el producto de la insuficiente información por la falta de oportunidades. Pero, como toda regla tiene su excepción, siempre existirá aquel que se burle de quienes cometen equivocaciones por puro desconocimiento. Te recomendamos alejarte de estos idiotas que además ya indican con su actitud que, probablemente, sean malas personas, poco dotadas para la sociabilidad. Procura estar atento a sus intervenciones y, al mínimo error por su parte y en aras de una pura didáctica vital, zas, dale su merecido dejándolo en evidencia.
EL LECTOR
Existe una antigua leyenda
urbana que sostiene que presumir de la cantidad de libros que leíste te
convierte inmediatamente en inteligente (hay otra que no viene mucho a
cuento -¿o sí?- pero no me resisto a expresarla: la de creer que ser
ateo te hace mas científico, mas racional, mas inteligente; o la
complementaria, la de creer que ser religioso te hace mas buena
persona). Por supuesto que leer implica en alguna medida incorporar
nuevos conceptos, te hace mas culto, pero si no sabes profundizar en
ellos, sólo resulta tiempo perdido. Puede que te conviertas en un mero
recitador de citas inoportunas sin haber entendido su significado
expreso. El idiota que antecede sus comentarios con la frase "lo leí en
tal o cual libro ..." o "como dijo fulano o mengano ..." en un intento
por dar más valor a su comentario, sólo pone en evidencia que no es
creíble por sí mismo y necesita que "los libros" o, mas bien, que los
autores de los mismos, lo respalden. Si las aseveraciones formuladas
tienen valor por sí mismas no es necesario recurrir a los textos.
Cuéntale alguna cita de Bob Esponja, de Oliver y Venji o de Espinete,
por ejemplo, que desmonte sus argumentos.
EL QUE CORRIGE A DIESTRO Y SINIESTRO
EL COMENTARISTA PARA TODO
O pertinaz idiota acotador. Muy parecido al anterior. Incapaz de mantenerse ajeno a algo sin meter baza, intentará regalar su punto de vista en cualquier conversación, así sea bienvenido o no, poco le importa. Nadie lo llama a la conversación, pero él aparece, y siempre con una frase pensada sólo durante un instante antes, sin procesar demasiado. Generalmente su comentario se basará en una experiencia propia, porque cree que eso le dota de cierta reputación. Y seguramente, procurará que esa vivencia experimentada en primera persona tenga más impacto que el comentario original que hagamos hecho. Hay bastante grado de necesidad de protagonismo en este idiota, que no tolera quedarse fuera de los acontecimientos. Incluso, puede desatar una tensión añadida y absolutamente evitable si aquella persona a la que le endosa su propio punto de vista es también como él, y se manifiesta contraria a ser interrumpida. Resulta gracioso observar a dos idiotas de este tipo en pugilato dialéctico. A estos, háblale de velas y entierros. Casi nunca lo llevan bien, les enerva sobremanera.
EL IDIOTA CON DINERO
Hay un idiota que se cree inteligente mucho más peligroso que los anteriores mencionados: el idiota que cree que su supuesta inteligencia emana del dinero que posee. A este sujeto habría que recordarle que, así como el dinero no hace a la felicidad, tampoco provee de inteligencia automáticamente. Muchas de sus opiniones estarán refrendadas por el sólo hecho de que él supo hacer o conservar su fortuna, heredada o no, lo cual cree que le convierte en el más listo de la clase. No nos engañemos, este idiota unicamente demostrará no serlo si, en épocas de vacas flacas, sabe cómo convertirlas en gordas nuevamente, como casi todos hacemos a diario.
EL IDIOTA FANÁTICO
EL QUE PRACTICA EL MARKETING PROPIO
Si los logros personales son suficientemente importantes como para que trasciendan, no serán necesarios ni la publicidad, ni el marketing, ni los palmeros. Aquellos cuyas producciones se encuentran muy cerca de lo intrascendente apelan al amor propio, a alimentar continuamente su ego. Son los idiotas con marketing propio, creyentes de que todo lo que hacen es inopinadamente importante, aunque sea pasear el perrito o tomarse un café en una terraza. Entienden que sus actos conllevan un aura de inteligencia y de perspicacia que debe ser comunicada al resto de los mortales. Todos sabemos que no, pero ellos erre que erre. Querido idiota que te amas demasiado, ya te lo digo yo desde aquí: no nos interesa tu vida por mucha pompa y boato con la que la quieras adornar, que tenemos las nuestras cada uno de nosotros, mejores o peores pero, eso sí, autenticas todas. Cuéntale alguna de tus batallitas, todos tenemos, y exagérala al máximo. Veras como sufre y buscara contrarrestarla con otra suya mas exagerada aun en un lumping temerario.
EL NEGADOR
Este idiota se cree inteligente por el sólo hecho de oponerse a todo. A mi, concretamente, es de los que más me tocan los cataplines. ¡¡Es que no lo termino de entenderlos!!. Pertenece a ese grupo de personas que se levantan todas las mañanas peleados con el mundo y con cara de estar oliendo continuamente mierda. ¿Sabéis de quienes hablo, no?. Cree saber o reconocer algo que el resto no puede advertir hasta que él no aparece. No encabeza jamas una frase con un "me gusta", entre otras cosas, porque no le gusta nada, ni siquiera él mismo. Esta actitud en la vida, según cree, lo catapulta automáticamente al Olimpo de la Inteligencia, por ser un extraordinario visionario de la realidad que nos rodea. Actúa contradiciendo a su interlocutor sistemáticamente con argumentos nimios y poco contrastados en el mejor de los casos, pero la mayoría de las veces, por el mero ejercicio de la contradicción y por tocar las narices (vaya). Por suerte, este idiota no es demasiado peligroso ya que, cualquiera que lo trate, comprenderá inmediatamente su pobre condición humana. Sus palabras, sus argumentos, todo él/ella tendrá el valor de sus insanas intenciones vitales, que no son otras que las de amargarle la vida a los demás porque ellos mismos viven absolutamente amargados.
EL AMIGO DEL JEFE
Dejo esta categoría para lo último por el nivel de peligrosidad que conlleva tener a este sujeto cerca y todos los días (no olvidemos que trabaja a nuestro lado muchas horas). Es el amigo del jefe, aquel que sin grandes capacidades entabla una relación interesada con él, poniéndose de su lado, adulándole, siguiendo ciegamente sus instrucciones sin el menor espíritu critico y consiguiendo por supuesta amistad lo que no puede conseguir por inteligencia. Lógicamente, suele ser chismoso, pelota y chivato. Su peligro radica en que se creerá, estúpidamente, superior a los demás por su cercanía al poder, no dándose cuenta el pobre insensato de que es un simple pelele, un tonto útil (y unicamente hacia arriba). Este idiota no advierte, tampoco, que el resto de sus compañeros lo considera un idiota al servicio del jefe, sin personalidad ni nada que aportar al grupo.
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