En qué, ¿en elegir el número de la lotería que va tocar?. Pues no, va a ser que no es por eso. ¿Por qué, porque me miro (que no, me observo) al espejo y me gusto? Nooo, afortunadamente no y espero que eso nunca suceda. ¿Tal vez porque encuentro alguna moneda al rescatar la ropa de otra temporada, porque la tostada se me cae del lado bueno, porque encuentro el prospecto de los medicamentos a la primera intentona, porque mi horóscopo siempre me cuenta bondades, porque no pierdo los calcetines en la lavadora, ....?. Nooooo, eso son majaderías. Entonces, ¿por qué? .... ¿por qué?
Pues porque no sé exactamente que circunstancias se dan, pero parece que sé elegir a las personas a las que quiero y que (a casi todas ellas las tengo tan engañadas que sé positivamente que) me quieren, me lo digan o no. Desde que tengo memoria, que desde luego no es mucha la verdad, siempre lo supe; salvo contadísimas ocasiones en las que la falta de rencor me hizo olvidar por pura salud mental de quienes se trata. Y siempre tuve la SUERTE de saber también que esa SUERTE depende muy mucho de una sana actitud: la de abandonar el miedo al derecho que solemos tener a predisponernos a querer de forma indiscriminada, equivocadamente o no, pero dándole especial protagonismo a lo que no se ve, a las sensaciones, a las intuiciones, a los pálpitos. Ganando, unas veces poco a poco, otras deprisa, el derecho a ser queridos por quienes merecemos. Si de algo estoy orgulloso, siempre lo dije, aparte del lugar adonde me llevó la cigüeña que me toco en SUERTE, es de ésto mismo, de conocer, como ocurre con el dinero, el verdadero valor que tienen las personas a las que quiero antes de necesitarlas.
Y estas personas son, por SUERTE, muchas y muy variadas. Algunas, incluso, pueden llegar a extrañar. Me consta y me gusta. Tengo la extraordinaria SUERTE de tener a mi lado (o al menos, cerca de mi corazón) personas que:
- me dan el espacio vital que necesito
- ocupan, ni mas ni menos, el justo espacio que necesito que ocupen
- no se encelan de que en mi corazón quepa bastante gente (¡si es que a mi siempre me parecen pocas!)
- tienen el coraje de tirarme de las orejas cuando es necesario, y las santas narices de permanecer atentos a mis odiosas tiradas también
- han hecho conmigo y sin mi grandes cosas, pequeñas cosas, e incluso, insignificantes cosas. Todas ellas (para mi) gratificantes y enriquecedoras
- lo saben absolutamente todo de mí y se atreven a quererme los joios
- han cumplido mis expectativas, aunque sólo fuera, entre otras cosas, porque éstas ni siquiera llegaron a formularse
- dan lo mejor de si mismas en mis inmediaciones
- no me intentan cambiar, unicamente me mejoran
- tienen la extraordinaria y mágica desfachatez de decírmelo todo a la cara
- prestan la misma importancia a la calidad que a la cantidad
- estaría dispuesto a seguirlas y me seguirían hasta la misma puerta del averno, y mas allá si hiciera falta
- me hacen sentir que, al fin y al cabo, no estoy tan "zumbao"
- reconfortan mi espíritu aun cuando me halle a miles de kilómetros de mi zona de confort
- hacen que mi familia sea numerosa, aunque no vivan conmigo
- soportan mis manías (si, ya las tengo) sabedores que, bastantes de ellas, son inconscientes
- durante años no veo, ni abrazo, ni beso, pero sé que están ahí
- me han sacado de la cama cuando no sabia muy bien para qué levantarme
- retoman su punto de conexión conmigo justo en el instante en el que lo dejamos la vez anterior
- se alegran con mis alegrías y se apenan con mis penas sin que la hipocresía aparezca
- preguntan como me encuentro y se quedan a esperar la respuesta
- me han llamado 20 veces hasta que les he cogido el teléfono. Soy una calamidad
- esconden mis muchísimos defectos tras mis supuestas virtudes
- dejan construir relaciones personales solidas y duraderas
- no se sonrojan (bueno, a algun@s, les cuesta) cuando les digo por tierra, mar y aire que les quiero. Para mi es una necesidad hacerlo
- hacen útiles mis lagrimas cada vez que sean necesarias para ellas o para mi mismo
- me han guardado un espacio en sus corazones para que metiera mis miserias
- han leído muchos de mis post y han comentado, sin ambages, que me han reconocido en ellos
- agradecen, de múltiples formas y maneras, que un día se cruzaran conmigo y tuvieran la certeza de que voy a permanecer algún tiempo más junto a ellos
- me han obligado a comer, a dormir, a callar, a mejorar, a irme de vacaciones .... cuando es necesario
- han escuchado mi música sin problemas en campo propio y en campo ajeno
- soportan mis dislates políticos, sociales y personales aun pensando todo lo contrario
- ............
- han renunciado, en definitiva, a saber por qué nos queremos. Sólo prestan atención a lo verdaderamente importante, e intuyen que nuestra amistad nos beneficia a ambos
Si, definitivamente siiiii. Tengo mucha SUERTE. Por eso tal vez hace años que no escribo una carta física a los Reyes, me conformo con lo que tengo; soñar es otra cosa. Lo mejor de mi vida, con mucho, son las personas que me dejan quererlas y que un día incluí en "mi lista especial de personas que pueden despertarme de la siesta"
PIEDRITAS EN LA VENTANA
de uno de los mejores poetas, Mario Benedetti
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
Quiere avisarme que está ahí, esperando
Pero me siento calmo,
casi diría ecuánime
Voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo,
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
Quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
Quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
Está bien no jugaré al desahucio
No tatuaré el recuerdo con olvidos
Mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
Está bien, me doy por persuadido
Que la alegría no tire más piedritas
Abriré la ventana
Abriré la ventana.
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