¿Cómo puede ser que tan poquísima gente haya conocido una dramática historia que pasó una aciaga noche de 2006 en Barcelona?
Es inaudito que, pese a que se haya realizado un documental (premio en el Festival de Málaga y exhibido pomposamente en el Festival de San Sebastián de este año), se hayan hecho manifestaciones y denuncias en los juzgados, fuera el sábado pasado, con la proyección de un documental (Ciutat morta) en el Canal 33 de Cataluña, cuando la gran mayoría de españoles sensibles a estos temas se dio por enterada de lo que sucedió aquella aciaga noche cuando una maceta arrojada desde la azotea de un local okupa dejó en estado vegetativo a un agente (asunto nada menor, desde luego), y cuando siete jóvenes que estaban en la calle fueron detenidos, torturados y declarados culpables. Entonces,
acabaron en el Hospital del Mar de Barcelona donde
Xavier Artigas i Xapo Ortega, directores de 'Ciutat morta' |
que habían sufrido un accidente de bici. La policía pensó que también estaban involucrados en los hechos, y acabaron en prisión y condenados en 2010. Patricia Heras se suicidó al salir de la cárcel un año después en una salida penitenciaria.
El pasado sábado, Canal 33 (segunda cadena de la televisión autonómica catalana TV3), obtuvo con la emisión del documental un 19% de share, cuando su audiencia media en 2014 fue del 1,6%. Mucha gente en Cataluña decidió quedarse en casa a ver un documental sobre torturas y montajes policiales por parte de la Guardia Urbana de Barcelona. La emisión alcanzó los 528.000 espectadores, superando en casi 200.000 a El peliculón de Antena 3 (365.000). Desde entonces, el filme ocupa las redes sociales, el debate público y la esfera política.
El éxito de "Ciutat morta" no se ha reducido a la televisión. Un fragmento de cinco minutos fue censurado por un juzgado de Barcelona tras la denuncia del entonces jefe de Información de la Guardia Urbana, Víctor Gibanel, que aparecía en el mismo siendo amonestado por un juez. El fragmento, eliminado finalmente de forma voluntaria por el equipo, fue subido el sábado a YouTube por un usuario. Y logro el efecto inverso que pretendía el tal Gibanelcillo (le pongo en diminutivo por su escasa altura moral). En las primeras 24 horas superó las 200.000 reproducciones y ya acumula más de 760.000 visitas. Este caso, su difusión en televisión y redes sociales recuerda al efecto que tuvo el programa que Salvados, de Jordi Évole, y que dedicó a las víctimas del metro de Valencia en abril de 2013. Tras la emisión del reportaje, los jueces encargados del caso reabrieron la investigación.
LA HISTORIA
La historia pasó en Barcelona una noche de febrero del 2006, la noche del 4 concretamente (hace tanto, si), pero yo no la conocí hasta que hace unas noches me la comentaran. Me hablaron de un documental subido a YouTube y subtitulado al español (en aquellas pocas partes en las que hablan en catalán), documental que tuve ocasión de ver ayer. Pude verlo hace unos días, desde que supe de su existencia, pero quise "hacer cuerpo". Uno debe prepararse para determinadas cosas cuando sabe o imagina lo que le espera. No en cualquier momento está uno dispuesto a que le defrauden (por decirlo suave) quienes deberían garantizar la seguridad de los ciudadanos, a tener que reconocer que los esfuerzos políticos, mediáticos, policiales o judiciales para silenciar la historia que cuenta 'Ciutat morta' hayan triunfado hasta ahora (se pretende que un juzgado vuelva a abrir diligencias), a que le amarguen el día a uno, en definitiva.
Patricia Heras |
A lo largo de dos horas y ocho minutos escuché solo en casa y en silencio, casi sin pestañear, la historia de Patricia Heras (porque el documental me suena y sonará siempre a ella), una chica de 32 años que salió a dar una vueltecita en bici por Barcelona y que, tras recalar injustamente en la cárcel, acabó saltando por una ventana de un séptimo piso.
Patricia Heras había llegado a Barcelona hacía pocos meses, procedente de Madrid, su ciudad natal. La noche del 4 de febrero de 2006, ella y un amigo, salieron de fiesta. Horas más tarde, volviendo a casa en bicicleta, Patricia y su amigo sufrieron un pequeño accidente. Él se dio un golpe en la cabeza y ella varias rozaduras. Ambos sangraban y estaban magullados. Un coche que circulaba por las inmediaciones con unos jóvenes dentro se paró a ayudarles y decidieron llamar a una ambulancia que los llevó al Hospital del Mar. Y allí comienza una de las historias más increíbles que he escuchado en años. Una historia que me sorprende a la par que me avergüenza por no haberla conocido en profundidad hasta el día de ayer.
Prosigo con los hechos. Mientras atendían a su compañero, Patricia Heras estaba en la sala de espera de urgencias. Una sala de espera que estaba especialmente movida aquella noche. Pocas horas antes, en el centro de Barcelona, un agente de la Guardia Urbana resultó herido de gravedad en el transcurso de una intervención que terminó con 9 detenidos, algunos de ellos, heridos en extrañas circunstancias. Mientras los médicos atendían a los heridos, miembros de la Guardia Urbana vieron Patricia sentada, esperando que la atendieran. Y la detuvieron a ella también. Así, sin anestesia.
¿Por qué?. La intervención de la Guardia Urbana había tenido lugar en un antiguo teatro ocupado de la calle Sant Pere Més Baix y los detenidos respondían a lo que los medios de comunicación llaman “estética okupa”. Ellos, también. Sólo por eso.
Patricia no había puesto los pies en aquel teatro nunca, ni formaba parte del “colectivo okupa”. Estudiaba filología en la Universidad de Barcelona y poco antes de su detención se hizo un corte de cabello “a lo Cindy Lauper”, dibujando una especie de tablero de ajedrez en la cabeza. Aquel corte de pelo y una indumentaria “antisistema” según la policía, hicieron que Patricia acabara relacionada con los hechos que habían tenido lugar horas antes y condenada a 3 años de prisión. En abril de 2011, durante un permiso penitenciario, Patricia Heras no aguantó la presión y se tiró por la ventana del séptimo piso donde vivía.
LAS PREGUNTAS
Un grupo de jóvenes en el balcón de la casa ocupada en el 2006 |
A lo largo de sus 128 minutos de duración, el documental Ciutat Morta nos explica con todo detalle la historia de Patricia Heras y los otros jóvenes detenidos y condenados en un proceso policial, mediático, político y judicial aterrador. Una historia que parece una oscura película de Hollywood pero que pasó en Barcelona, en la Barcelona de este mismo siglo.
Y mientras miras Ciutat Morta no puedes parar de preguntarte:
En rueda de prensa |
En la ficha policial |
alcalde de Barcelona, el socialista Joan Clos, cambió su versión de los hechos de manera escandalosa, dejando indefensa Patricia y los otros jóvenes detenidos? ¿Cómo puede ser que no tuviera ni puñetera idea de que los chicos detenidos -Rodrigo, Alex, Juan, Alfredo- fueron torturados por la policía, tal y como denunció Amnistía Internacional? ¿Cómo puede ser que no tuviera conocimiento de que los testigos clave para encerrar a Patricia en prisión fueron dos policías –los agentes Víctor Bayona y Bakari Samyang–, condenados luego por torturas graves? ¿Cómo puede ser que no supiera de la implicación en todo el caso de Jordi Hereu y Carles Martí, entonces altos cargos socialistas en el Ayuntamiento de Barcelona? ¿Cómo puede ser que no supiera que, incluso, TV3 alteró sus archivos después de recibir presiones del consistorio? ¿Cómo puede ser que no conociera todos los detalles de esta historia? No puedo evitar preguntármelo porque Ciutat Morta nos interpela a ese nivel.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Pues buena parte de mi ignorancia (y la de muchos) me la disculpo y se debe al enorme montaje destinado, justamente, a que vosotros, que ahora me leéis, y yo no supiéramos nada. Sorprendente y sospechosamente, TV3, La Vanguardia, El País o El Periódico (ahora se sabe) fueron piezas clave para el triunfo de la impunidad.
Pero eso no es todo. Por un lado silencio, por otro, desinformación al servicio de los planes urbanísticos del ayuntamiento. ¿Qué tiene que ver la política urbanística del ayuntamiento con todo esto? Pues aqui está el otro gran hallazgo de Ciutat Morta . No estamos ante un caso aislado, de un triste error policial y judicial. Estamos ante un montaje de dimensiones enormes donde están implicadas las más grandes estructuras de poder. Un sistema que aquella noche de 2006 aplastó las vidas de Patricia y de los otros detenidos para siempre.
Cientos de personas se movilizaron intentando que todo el mundo supiera lo que estaba pasando. Primero fueron los familiares y amigos de las víctimas del montaje que desmonta Ciutat Morta: manifestaciones, huelgas de hambre, actos, charlas... ¿Por qué no hubo mas repercusion de todo aquello?. Quizás porque los manifestantes llevaban rastas, por el aspecto “antisistema” de Patricia, por el origen sudamericano de los condenados, .... ¿Caímos en la trampa de los prejuicios?. Pues tal vez y desgraciadamente, si.
Algunos medios hicieron su trabajo, si, pero no muchos. En los grandes medios hubo muy pocas grietas, con honrosas excepciones: Mònica Terribas, dejando descolocado a Joan Clos en plena entrevista, preguntó por el caso pese a que no estaba entre las preguntas guiadas; Gregorio Morán, haciendo valer su enorme peso periodístico y publicando el caso en su columna de La Vanguardia; y el semanario La Directa, haciendo descubrimientos increíbles y publicándolos, desempeñando el papel por el que nació el periodismo.
CONCLUSIONES
Quiero entonar el "mea culpa", y la única manera digna que encuentro a mi alcance es escribir esto para decirle a todo el mundo que vea Ciutat Morta. La reivindicación de la justicia bien lo merece y, sobre todo, bien lo merece la memoria de Patricia Heras.
Cartel anunciador en el Festival de San Sebastián |
Hay que ver esta obra porque bajo la apariencia de documental respira un artefacto capaz de cambiar el rumbo de la historia de Barcelona. No exagero. A medida que Ciutat Morta va ganando premios, cuando nos enteramos que la han proyectado en el festival de San Sebastián, cuando las pocas salas que la han proyectado han dejado al público en estado de shock. A medida que va pasando todo esto, los implicados en el escándalo de seguro que se empiezan a preocupar. Porque están viendo que el silencio tejido con mentiras, manipulación y silencios está a punto de saltar por los aires.
Ciutat Morta es una bomba que ya ha empezado a estallar en el corazón de una Barcelona que, si quiere vivir en paz consigo misma, debe mirar la realidad a la cara. Es imposible olvidar Ciutat Morta una vez la ves. Si además eres barcelonés, es muy probable que la película te persiga por las calles, acechándote. De repente, sobre monumentos, esquinas, paseantes, hay algo pegajoso que lo cubre todo y que apesta.Sería muy fácil decir que te quita un velo de delante de los ojos, pero más bien puede que te suceda lo contrario, que te lo ponga, que creas que en realidad no sabes nada de nada.
Los ciudadanos que hayan visto el documental deberán enfrentarse a varias cuestiones. A lo siguiente:
1. A comprobar como el poder público puede actuar como cómplice y encubridor de un caso de violencia y tortura policial tras las irregulares detenciones de cinco ciudadanos durante una pelea –que se saldó con un guardia urbano gravemente herido– en un antiguo teatro ocupado. Su posterior encarcelamiento habría podido ser evitado cuando el entonces alcalde Joan Clos relató tener conocimiento de un informe policial que probaría la inocencia de los detenidos. La posterior desaparición de ese informe hace evidente el necesario conocimiento e implicación del concejal de Seguridad y Movilidad Jordi Hereu (después alcalde), el exconcejal de Ciutat Vella Carles Martí y la exconsejera de Interior, Montserrat Tura.
2. Al papel de la justicia: la jueza Carmen García Martínez, del Juzgado de Instrucción número 18 de Barcelona, envió a prisión provisional a los jóvenes Juan Pintos, Álex Cisternas y Rodrigo Lanza, que habían sido claramente torturados, y les privó de libertad durante dos años, a la espera de juicio, sin llegar a esclarecerse de qué se les acusaba. La Audiencia Provincial de Barcelona condenó en enero de 2008 a los detenidos –incluyendo a Patricia Heras, que no estaba presente en el lugar de los hechos– a penas de hasta cuatro años basándose exclusivamente en los testimonios de los policías presentes. La pena fue posteriormente aumentada a cinco años en el caso del detenido Rodrigo Lanza.
3. A la actuación de la policía: los agentes Bakari Samyang y Víctor Bayona, que torturaron a los acusados la noche del 4 de febrero de 2006, fueron los mismos que declararon como testigos en contra de los acusados durante la celebración del juicio. Posteriormente fueron condenados a prisión, con penas de más de dos años, por haber torturado en dependencias policiales a un joven de Trinidad y Tobago. Los agentes, de 34 y 38 años, acaban de obtener la jubilación. Recibirán una pensión vitalicia de entre 1.600 y 1.800 euros mensuales. Durante la proyección del documental el sábado pasado en la televisión pública, la reacción de Mossos d'Esquadra en las redes sociales fue de mofa.
4. Al sagrado deber de los médicos. De todo el metraje de Ciutat Morta, el papel de los médicos en el Hospital del Mar supone un indicio aterrador: la llegada de unos veinteañeros sangrando y en estado de shock, custodiados por los agentes de la policía, es recibida con indiferencia por el personal médico del hospital, que no hace preguntas ni da la mínima señal de alarma.
5. Al papel de los medios de comunicación: con honrosas excepciones –quizás el más claro sea el de La Directa–, el caso 4F ha sido omitido de los medios catalanes. Esto ha continuado con la repercusión del documental, y ha llegado a extremos delirantes con la televisión pública catalana: TV3 desestimó la compra de la película incluso cuando fue premiada en Málaga. La presión ciudadana en las redes obligó a la cadena a asegurar que el documental se emitiría antes de que acabara 2014. Tras idas y venidas –que incluyeron la pregunta directa al director de la Televisión Catalana sobre el retraso en emitir el documental, por parte del diputado de las CUP David Fernández en sesión parlamentaria–, la película ha sido emitida previa censura.
Si jueces, policía, representantes públicos, medios de comunicación y especialistas sanitarios omiten y, por tanto, se hacen cómplices de un caso así, ¿qué le queda a la ciudadanía?. ¿En manos de quienes estamos?
ULTIMA ACTUALIZACIÓN (24-01-15)
Rechazan revisar las condenas del 'caso Ciutat Morta' pese a las nuevas pruebas. Pese a que el documental 'Ciutat Morta' revela el testimonio de una persona que dice haber visto quién lanzó una maceta que dejó tetrapléjico a un guardia durante un desalojo okupa hace siete años, la fiscalía ha rechazado revisar las condenas y dice que el testimonio visual no es suficiente para reabrir el caso. El vídeo exculpa a los jóvenes, en prisión desde lo ocurrido y a una de las chicas encarceladas, que se suicidó declarándose inocente.
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