Me encanta la gente, así en abstracto. Pero si le tengo que poner adjetivo, la que gusta es la gente normal (que no normalizada) ¿Carne de rebaño? Noooo, precisamente lo contrario; personas únicas y especiales pero similares a otras únicas y especiales también. Al menos, en lo básico. Cada una de ellas de un padre y de una madre, claro, pero gente al fin y al cabo. Que pasea, no levita. Que siente y padece, que se conmueve porque les pasan cosas comunes y se pone en la piel de otros. Que sonríe ante lo agradable y se conmociona ante lo injusto. Que distingue lo justo de lo legal, y la ética de la moral. Que va de cara y sin dobleces, que puedes llegar a conocer en pocos minutos y que, mañana, se te presentara de la misma manera, sin animo de confundirte. Que tiene claras (tal vez) pocas cosas pero, éstas pocas, las razona y defiende con tesón. Que busca soluciones en lugar de criticas, que se compromete. Que nunca se sienta mientra haya tarea. Que se sabe imperfecto, pero que procura la enmienda e, incluso, la rectificación si cabe.
Tal vez por eso me fascina Pepe Mújica. ¿Y por qué? Por todo lo anteriormente expuesto y, ademas, por sensato, por coherente, por honesto ..... y, sobre todo, porque es "Gente" de lo mas normal.

Es Gente y, ademas, es un Señor (así, con mayúsculas ambas) que vive en su huerta de las afueras de Montevideo, en el Rincón del Cerro, tal como prometió un día que haría. Y como no falta a su palabra, ahí que está. Lo rodea su esposa, la senadora Lucía Topolansky, su inseparable perra Manuela (nada de raza, nada de abolengo canino ni pedigrí), sus cultivos, mucho verde y poco mas. Eligió para quedarse el lugar en el mundo que encontró hace bastantes años y que le atrapó desde el primer momento.
Desde allí dona a fondos de ayuda social un 90% de su salario, establecido en unos 12.500 dólares americanos (9.120 euros). Pepe Mújica recibe 250.000 pesos uruguayos (760 euros) cada mes por su tarea como PRESIDENTE DE URUGUAY y Comandante en Jefe. Pero de esa "fortuna", sólo rescata para su manutención personal unos 20.000 pesos (¡¡¡60 euros!!!). El resto lo distribuye desde el Fondo Raúl Sendic, que administra su fuerza política, el Movimiento de Participación Popular, y que ayuda a emprendimientos productivos y ONG's que colaboran con viviendas. Dice a los cuatro vientos: “con ese dinero me alcanza, y me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos“.
Es el mismo que propone donar las jubilaciones presidenciales, esas astronómicas cifras que permanecen cobrando los ex presidentes constitucionales del "primer" mundo cuando dejan el cargo complementándolos con suntuosos sueldos en la empresa privada, y el mismo que utiliza un simple Chevrolet Corsa como vehículo de transporte oficial (el suyo particular, es un Volkswagen Fusca celeste). A años luz estos medios de transporte de la moto Vespa que utilizaba para llegar al Parlamento a la salida de la dictadura, ya ungido como diputado. Mújica ha mantenido siempre este perfil aunque, ahora, mas acicalado que en épocas de proselitismo político. Igualmente, el protocolo es algo bien alejado de sus intenciones habituales.

El último ejemplo de su impronta lo rubricó en una ferretería del barrio Paso de la Arena. Compró lo que iba a comprar, una tapa para el inodoro, y salió. Al salir, unos jóvenes de la zona pertenecientes al humilde Club de Fútbol Huracán, le invitaron a uno de sus entrenamientos. Aceptó la invitación informal y llegó a estacionarse frente al gimnasio del club. De alpargatas, con ropa de andar por casa, sin seguridad ni boato, el Presidente dedicó varios minutos a los jóvenes deportistas, y prometió mayor atención a la institución además de convenir en “comer un asadito si el club asciende a Primera”. Se sacó fotos, aceptó fotos, concedió abrazos y, al termino de la sesión de ejercicios, brindó una sencilla charla de aliento a los futbolistas que participan en el torneo de la Segunda División Profesional. Se fue con el aplauso de todos, abrazado a su inseparable perra Manuela que, a estas alturas del mandato, ya entiende de absolutamente todos los temas por estar presente en ellos, y aferrado aun a la tapa del inodoro recién adquirida.
Ya de regreso a su chacra, esa pequeña huerta que es custodiada por efímeras fuerzas policiales aceptadas a regañadientes por el mandatario uruguayo, Mújica continúa con su día. Revisa la tierra, arranca matojos y lava su auto VW Fusca celeste, que declara como único patrimonio, valorado en 1.420 euros. De acuerdo a la última declaración jurada que presentó a la Junta de Transparencia y Ética Pública, Mújica sólo es dueño de este coche, mientras la chacra figura a nombre de la primera dama y senadora Topolansky, la cual también dona parte

“Yo no soy pobre, pobres son los que creen que yo soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero sólo para poder ser rico en otras. Quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta. Esta es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco. La casa pequeña, para poder dedicar el tiempo a lo que verdaderamente disfruto. Si no, tendría que tener una empleada y ya tendría otra interventora dentro de la casa. Y si tengo muchas cosas me tengo que dedicar a cuidarlas para que no se las lleven. No, con tres piecitas (habitaciones) me alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo; y ya, se acabó. Entonces sí tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma. No somos nada pobres.
Soy feliz porque siento amor por la humanidad. Y siento amor porque me aman. Tengo de todo porque no necesito más de lo que requiero para ser feliz. Comparto lo que tengo porque si no, me sobraría. Y no quiero que sobre nada, quiero que alcance para todos. Vivo con mi vieja y no necesitamos más de lo que nuestro esfuerzo nos repara. Soy feliz porque cada día el verde es más verde, el rojo más intenso, el azul más esplendoroso. Y el hombre, el ser, cada día despierta más mi ilusión por vivir. Amo y me amo. No soy pobre, no .... el dinero no me esclaviza.”

Y cuando leo esto, me acuerdo de lo que un día escribió alguien con una especial sensibilidad humana, uruguayo también:
"Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y lo hace.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen animo, dando lo mejor de si, agradecido de estar vivo y de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticar constructivamente y de frente, pero sin lastimar ni herir. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo,incluso, mis amigos; y aunque no los conozca.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica, la gente que mediante bromas, nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía contagia. Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente por su cuenta. La gente que valora a sus semejantes. La gente que no juzga, ni deja que la juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente que es capaz de entender que el mayor error del ser

A mi, como a Mario Benedetti, me gusta la GENTE, ese tipo de gente.
DISCURSO ANTE LA O.N.U
Ante las miradas cómplices de las delegaciones latinoamericanas, que ya lo conocen, la expectación de las del Primer Mundo, y la estupefacción de las de África, Medio Oriente o Asia, Mújica impactó a los demás mandatarios reunidos en la Asamblea General de la ONU y a todo el planeta con un discurso poético en el que destrozó al capitalismo salvaje y expuso la situación mundial actual (24 de septiembre de 2013). Como si estuviese cantando "Cambalache", el célebre tango que pinta un mundo en decadencia, el díscolo presidente uruguayo entregó a los líderes mundiales reunidos en Nueva York una visión oscura de los tiempos que corren. Lo cierto es que nadie se salvó en su discurso, y si bien habló de la ONU como una organización "creada como una esperanza y un sueño de paz para la humanidad", dijo que el planeta tiene "una democracia planetaria herida".
El final de su alocución no fue mucho más optimista: "Necesitamos gobernarnos a nosotros mismos o sucumbiremos; sucumbiremos porque no somos capaces de estar a la altura de la civilización que en los hechos fuimos desarrollando. Este es nuestro dilema". Cerró su discurso en Naciones Unidas haciendo una defensa a la vida. Recordó que es un milagro, y que "tenemos el deber biológico de respetarla, cuidarla e impulsarla".
ACTUALIZACIÓN 27 de febrero de 2015
El ya expresidente de Uruguay, José Mújica, ha pronunciado un emotivo discurso de despedida a sus conciudadanos en la Plaza de la Independencia en Montevideo.
En el arranque de su discurso, el presidente agradeció al pueblo el "honor regalado" de haberlo elegido y respaldado como jefe del Estado. "No me voy, estoy llegando. Me iré con el último aliento, y donde esté estaré por ti, estaré contigo porque es la forma superior de estar con la vida".
Un presidente como pocos, ..... diría que irrepetible. Ha tenido el coraje, a sus 78 años, de mirar la realidad desde otra óptica: legalizó el aborto, el matrimonio gay y la producción y comercialización de la marihuana. En los últimos años, la riqueza del país casi se ha triplicado; la pobreza se ha reducido a 11,5% gracias a planes sociales financiados por aumentos impositivos, el desempleo ha alcanzado su nivel más bajo en la historia, 6,5%, y el 90% de su salario presidencial lo dona a un programa de construcción de viviendas sociales. “El poder no cambia a las personas, solo revela quienes verdaderamente somos”, añadió Mujica. El presidente saliente recordó a la gente congregada en la plaza que "la lucha que se pierde es la que se abandona".
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