- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS -
No esperes nada especial de mí, y no te decepcionaré. Ése parece ser el secreto de la felicidad: en general, no equivocarte al elevar tus propias expectativas.

Al adentrarte en este blog, tan sólo advertirte que (suelo, prefiero y) me gusta pensar y opinar por mi mismo; lo que a veces no recuerdo muy bien es en qué orden se debe realizar ese proceso. Y claro, ...así me va. Aunque últimamente y con los años, procuro "controlar" cierto orden en todo esto, la verdad es que no siempre lo consigo. Unas veces pienso lo que digo y otras, digo lo que pienso. Discúlpame en estos últimos casos; ten presente que yo procuraré hacer lo mismo contigo.

Una cosa más: como supongo que sabréis por vuestra propia experiencia, inexorablemente llega una hora de la madrugada en la que, como en esos antros habitados por gente "impresentable", hay que irse del "chinguirito" o del pub .... Eso, o quedarse, pero siempre teniendo en cuenta las especiales circunstancias que empiezan a concurrir. Es cuando ya no distingues un gintónic de un Dyc con cocacola ni por la luz ni por el sabor. Es cuando quienes parecían, en principio, poco agraciad@s físicamente empiezan a tener visibles virtudes. Algo así como si los dioses te soltaran una indirecta: "venga chaval, que ya está bien ...".

Bueno, pues algunas veces tengo la sensación de que la creación de este peculiar blog es fruto de esos momentos de "chinguirito". Quizás por eso, la mayor parte de lo que encuentres en este peculiar lugar para la reflexión introspectiva es absolutamente arbitrario y accidental, con ese sano espíritu que unicamente suele emanar de los lujos de la Realísima Gana. Por lo tanto, se evidencia que aquí no hallarás razones para la ecuanimidad, para el estricto rigor o para la exactitud ni, me temo que mucho menos, demasiados motivos para el provecho personal.

Si ya decidiste quedarte en este garito un instante más, (que sepas que te lo agradezco pero) ten en cuenta todo lo anterior para no llamarte a engaños. Recuerda que: para lo edificante, ya están las constructoras; para las doctrinas, los salvadores de patrias; para el pensamiento único, las dictaduras; y para las risas, los monólogos de comediantes. Aquí sólo encontrarás ideas, equivocadas o no, mostradas con seriedad o con la "guasa" que me proporcionó mi cigüeña, derivadas de un mayor o menor grado de desnudez implícita; pero eso sí, salidas casi siempre del corazón, con pretensiones honestas y, las veces que se pueda,
bienintencionadas, respetuosas y nada dadas al puro adoctrinamiento.


no obstante, publico alguna otra cosa ¡¡¡ aunque sólo sea por puro equilibrio emocional !!!

jueves, 27 de febrero de 2014

Político o idiota; ser o no ser


 

¿Que prefieres ser, político o idiota? ¿O ambas cosas?, que no es incompatible. Si, digo bien. No hay termino medio; se es una cosa, otra o ambas a la vez. Porque ninguna de las dos, ..... imposible.

Como ya sabemos, el griego ha dado origen a infinidad de las palabras que seguimos usando hoy en día. Como ejemplo tenemos la palabra “política”, que es la unión de las palabras “polis” que significaba ciudad y “tica” que significaba gobierno, siendo entendida la “POLÍTICA” como el “gobierno de la ciudad”. Al mismo tiempo, las personas egoístas, desinteresadas en los asuntos públicos y dedicadas a sus asuntos privados, estaban muy mal consideradas en aquella sociedad. Es por ello que los que practicaban el “gobierno de lo privado”, es decir la “IDIÓTICA” que deriva de “idios” que significaba privado y “tica”, poseían una carga semántica tan negativa que surgió la palabra “idiota” que significa “privado de razón” para definir a los que sólo privilegiaban los asuntos privados.

Para los antiguos griegos era muy importante que el gobernante de la
Ágora
polis ejerciera adecuadamente el “gobierno de las palabras” (gramática), el “gobierno de los números” (matemática), el “gobierno de los temas” (temática), el “gobierno de los problemas” (problemática), el “gobierno de la creatividad” (heurística), conduciendo la polis en beneficio del bienestar general y no a favor de unos pocos particulares, y cumpliendo con sus obligaciones públicas con el máximo grado de perfección. Esta es principalmente la diferencia que existe desde los tiempos de Pericles entre un político y un idiota.

La palabra idiota, ya nadie la utiliza como "preocupado por lo suyo, por lo privado y no por lo publico" sino que, gracias al latín, se usa para designar la falta de educación o la ignorancia. En la Edad Media, se usó para designar a quien no creía en Dios. Y desde el s. XVII, un idiota es un enfermo con retraso mental demostrado, para lo cual
también se utiliza el término imbécil. Desde luego, desde que nació Marhuenda, todo el mundo tiene claro lo que es ser idiota; ha contribuido enormemente a perfilar el termino (lo siento, es que no puedo con él).

Y no solo ha cambiado la palabra idiota en nuestros días; la palabra política, también. Ya no es el gobierno de la nación en beneficio del bienestar social. Nadie tiene ya esa percepción.

Sus señorías debaten, en estos días, sobre el Estado de la Nación, ¿Y
qué hace la Nación? Pasar de ellos y de sus sombras olímpicamente. Porque, aunque desde los tiempos de los griegos, todo es política, la gente, el vulgo, parece haberlo olvidado. Y recordemos que, quien no participa de la política, es un idiota. Sí, idiota, de “idiotes”, alguien que termina reducido a su propia particularidad, a su propio yo, lo que le convierte en seres incapaces para comprender su condición social y vivirla en libertad. Aquellos que no se ocupan de los asuntos públicos, sino únicamente de sus intereses privados. Son los no ciudadanos, hombres vulgares, carentes de ningún valor, ignorantes, indoctos. O sea, lo contrario a los “polites”. Y , claro, así nos va cada vez que nos preguntan cada cuatro años.

Sería una medida profiláctica volver a denominar como idiotas a aquellos seres humanos que solo miran su ombligo y sus intereses, sean políticos en el ejercicio de su cargo o ciudadanos de a pie. Pero en realidad, lo que pretendo es hacer apología de la política. Y sé que es un ejercicio suicida en un momento histórico como el actual en el que la política está desprestigiada, prostituida, degradada como la más vil de las ocupaciones y en la que apetece mucho mas coger la metralleta. Puede parecer, incluso, inútil cuando se habla todo el tiempo de la necesidad de “despolitizar” los mensajes, los medios, la justicia, etc ... Pero, realmente, lo verdaderamente suicida es abandonar la política a una suerte controlada por profesionales de la misma, por burócratas mediocres que han ensuciado la palabra y la han desvirtuado con su ejercicio. La Política con mayúsculas "es algo muy serio para dejarla sólo en manos de los políticos", como dijo Joaquín Sabina cuando se le preguntó en una ocasión por ella.

Tenemos otro caso actual digno de mencionar. Bueno casos que dan para una buena charla de bar los tenemos todos los días. Pero centrémosnos en éste. La semana pasada el senador pepero Francisco Granados, probablemente sin ser consciente de ello, colocó el asunto en el escaparate. Tras conocerse su cuenta millonaria en Suiza, y "dimitir", Granados dijo que se piraba, sustancialmente, porque llevaba dos años en el Senado limitándose a apretar un botón cuando se lo mandaban y en el sentido en el que se lo ordenaban. Lo que viene a ser, para entendernos, tocándose los huevos y siendo un idiota. No dijo nada de que pensara devolver al erario publico el salario cobrado en su periodo de entrega desinteresada a la vagancia y la idiotez. Ésto se le olvidó. Tan solo dijo que se iba porque se aburría como senador y porque lo privado le iba a resultar mas interesante. Yo, particularmente, creo que se pira porque le pillaron con el carrito de los helados (si no de que, continuaría aburriéndose por pingues beneficios), porque no tiene ganas de que se lo recordemos continuamente como a Bárcenas, y porque ya no gozaba del beneplácito de la cúpula dominante. Parece que ya no le compensaba quedarse.

Nadie sensato lo duda. O los dos grandes partidos que monopolizan lo publico en España desde que volvió a ser "democrática" se toman en serio la regeneración del sistema o el sistema se va al carajo, que tampoco sé muy bien si convendría. ¡Y más pronto que tarde!. La crisis moral e institucional es severa, lo comprobamos todos casi a diario. Pero únicamente la evidencian los protagonistas de la cosa publica cuando abandonan la política tras ser apartados por los pocos que mandan, que son quienes controlan los partidos, quienes señalan con el dedo a los elegidos y a los proscritos.

La política en esta España bipartidista que se agota (o debería agotarse porque esto es mas serio que la Liga de Futbol, el Madrid o el Barça), es un sistema cerrado, malsano, corrupto, pobre, miserable, insensible, en el que impera la omertá siciliana, esa ley del silencio que condena sin defensa a quien osa plantarle cara a los capos.

Y el compadreo entre el poder político y el poder económico, el poder establecido, lo puede todo. Hasta marca donde el latigazo de la crisis económica debe ser mas fuerte, que es en la parte baja de la sociedad, claro. Y esa élite trufada de idiotas dibuja un paisaje político desolador en el que no florece ni un cactus. Luce como un desierto en el que respirar de forma autónoma es un milagro y en el que los que piensan por sí mismos quedan condenados al ostracismo (a las ostras ..... y a las gambas también). El político que, recordemos, ahora es idiota y no se preocupa por lo publico, solo pone interés en que el dedo que decide les coloque en una lista. Lo que opinen los ciudadanos es lo de menos, lo publico importa poco.

Llegados a este punto, en pleno debate del Estado de la Nación, empiezo a pensar que los idiotas, los que se ocupan sólo de sus asuntos propios, de lo particular suyo, desdeñando la cosa pública, son ellos: "nuestros" políticos. Y también los ciudadanos se han tornado profundamente idiotas, por no preocuparse nada mas que de lo suyo, de lo que queda en casa cuando cierran la puerta por la noche. Vivimos, por tanto en un mundo donde campan los idiotas, en sentido clásico y actual. Y no es ésto lo mas grave; lo preocupante es que no se le ve pronta solución.

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