Reproduzco una nota informativa realizada por dos padres jerezanos entre asombrados e indignados ante un caso ocurrido con su hijo celiaco en una "conocida" cadena de restauracion llamada "MUERDE y coge LA PASTA" o algo asi.
Hola, somos Esther y Joaquín y vivimos en Jerez de la Frontera. Tenemos tres hijos. Uno de 2 años, otro de 5 y una niña de 11. El de 5 años es celíaco. El sábado 26 de enero nos disponíamos a salir a comer en familia y queríamos probar un sitio nuevo que han abierto en Jerez, que se llama “Muerde la Pasta”.
Aunque ya imaginábamos que nuestro hijo celíaco al ser buffet de pasta, pizza, etc., no iba a poder comer nada, el niño estaba muy ilusionado porque dentro tienen parque de bolas. Él está acostumbrado a ir a ciertos sitios con su comida preparada en casa porque ya que a sus hermanos se les priva de algunas cosas por él, él accede a otras muchas por ellos. Con la edad que tiene es muy responsable con su alimentación y comprende que los demás sí puedan y quieran comer de todo. Además ¡hay parque de bolas!, así que para él la comida pasa a un segundo plano.
El caso es que tras esperar una larga cola llegamos a la caja, pues al ser buffet se paga al entrar. Explicamos la situación diciendo que él es celíaco, que los demás vamos a comer del buffet, y que si tienen algún plato adaptado a su dieta sin gluten. La chica de la caja no lo sabe y llama a la encargada, la cual tras comentarle el caso lo primero que nos dice es que tenemos que pagar el menú del niño también, ya que en ocasiones algunos padres dicen que los niños no van a comer y luego sí lo hacen. Ante esto, insistimos en que el niño es celiaco y que no va a comer nada de lo de dentro simplemente porque no puede, ya que si lo hace se pone malo. La encargada nos indica que hay carne y pescado, por lo que respondemos que si es a la plancha no hay ningún problema, pero nos dice que llevan salsa y no nos puede asegurar que no lleven gluten.
Viendo la situación algo tensa, la cara de mi hijo viendo que no podemos entrar “por su culpa” y la cola que tenemos detrás, les decimos que pagaremos por todos aunque ya llevamos comida específica para el niño. La respuesta que nos da ante esto es que no se permite comida del exterior, lo que es una norma comprensible, pero creo que hay que hacer excepciones cuando se trata de necesidades especiales. La razón que nos da es el “¿qué pensarán los demás si os ven con comida de fuera cuando no está permitido?”. La cosa empieza a pasar de increíble a indignante, pero aún así les seguimos dando opciones, ya que el niño está delante de toda esta conversación y empieza a preguntarnos por qué no le dejan pasar. Les damos la opción de pagar todos los cubiertos y darle la comida a ella para que la ponga en un plato de los que se utilizan en el buffet, de ese modo nadie se fijará en lo que come el niño y nadie pondrá pegas (aunque digo yo que si alguien pregunta por la comida de mi hijo y se le explica la situación, lo tomará como lo más normal del mundo, cosa que no parecen entender en este restaurante).
Finalmente, viéndose sin argumentos por las soluciones que le hemos ido dando a todos los problemas planteados nos dice que “la estamos poniendo en un compromiso” y que la única opción que tenemos es dar de comer al niño en la calle y entrar después, privando así a un niño el poder comer con su familia.
Como verán, además de indignante, estamos ante un caso de discriminación por enfermedad. Les ofrecimos todas las alternativas posibles y se negaron basándose en las normas de la empresa.
Bajas al bar de la esquina y en la cocina se desviven y se ponen a tu disposición para hacerle al niño lo que necesite, pero en una cadena de restaurantes a nivel nacional te echan a la calle porque tu hijo enfermo tiene que saltarse las “normas de la empresa”.
Sólo esperamos que este caso llegue al mayor número de personas posible y que sirva de algo el mal rato que ha pasado mi hijo.
La joven madre de Requena que utilizó una tarjeta de
crédito que encontró en la calle para comprar comida y pañales a sus
hijas, Emilia Soria, no irá a la cárcel al haber sido suspendida la
ejecución de su condena, según ha informado el abogado de la mujer,
Jorge Albertini.
Emilia Soria, de 28 años, fue condenada a un año y diez
meses de prisión por un delito de falsedad en documento mercantil, y a
otros seis meses de prisión por estafa por unos hechos que ocurrieron
hace cinco años y medio.
Albertini ha explicado que su defendida no ha sido
indultada por el Gobierno sino que el Juzgado de Ejecución Penal número
13 es el órgano que ha "inhabilitado la ejecución de la pena".
"Emilia no ingresará en prisión y el caso queda cerrado",
ha asegurado el letrado, quien ha agregado que ha logrado esta
resolución judicial, que es firme, "en solo cuatro días".
La joven valenciana ha explicado que su abogado le ha
comunicado la noticia cuando estaba recogiendo firmas para solicitar su
indulto ante los juzgados de la Plaza de Castilla, en Madrid, junto a su
marido.
Emilia Soria ha asegurado que se encuentra "muy contenta,
ni me lo creo todavía", y ha agradecido la ayuda que ha recibido para
conseguir esta resolución porque considera que la condena que se le
habían impuesto "no era justa".
Por su parte, Jorge Albertini ha destacado que su defendida
"está muy contenta y sorprendida" y ha destacado el papel que la
"presión mediática" ha tenido en este desenlace.
Emilia, que ahora tiene una tercera hija, fue condenada a
un año y nueve meses de prisión por un delito de falsedad en documento
mercantil, y a otros seis meses de prisión por estafa por unos hechos
que ocurrieron hace cinco años y medio.
La segunda de las penas fue conmutada por trabajos a la
comunidad y al pago de una multa de 900 euros, que todavía está
cumpliendo, pero no sucedió lo mismo en el primer caso, a juicio del
letrado, por "un error técnico", ya que se la sustitución de la pena se
pidió "fuera de plazo".
La resolución judicial evita finalmente que la joven madre
tenga que ingresar en prisión, algo que tenía que haber hecho en los
próximos quince días de no haberse producido esta resolución o el
indulto del Gobierno que tenía solicitado.
Hasta este momento la campaña de recogida de firmas para
pedir que Emilia no ingresara en prisión había recogido más cerca de
167.000 firmas.