La controvertida y sexista imagen de las WAGS
Un articulo de Iñaki Laguardia para El PaisDurante las próximas semanas, las novias y las esposas de los futbolistas del Mundial posarán obedientes, animarán a sus chicos y entretendrán al personal. ¿Es sexista la imagen que transmiten?
En los últimos años las novias y las esposas de los futbolistas se han convertido en protagonistas destacadas del negocio del balón. Tan notable es el papel que desempeñan que, en los años 90, los británicos acuñaron el acrónimo WAGS (wives and girlfriends of sportsmen o, traducido, esposas y novias de los deportistas) para referirse a ellas. Esta subcategoría profesional no integra a todas las mujeres que acompañan la vida de los jugadores de primera división, sino a cierto perfil mayoritario que comparte estilo de vida y fachada. A riesgo de generalizar, se trata de mujeres exuberantes y de talentos desconocidos cuyas vidas sirven de entremés para los aficionados del fútbol.
Priorizan las carreras profesionales de sus maridos y novios por encima de las suyas y los secundan dócilmente en sus periplos internacionales. Así las define Kathy Lette, escritora y periodista del diario The Daily Telegraph, quien acaba de abrir el debate sobre la idoneidad del mensaje que transmiten estas mujeres a la sociedad en general y a las jóvenes en particular.
Las cualidades de las WAGS "se limitan a poco menos que un falso bronceado y unos dientes" y su modus vivendi lo vertebra el poder "de unas buenas tetas", asegura Lette. La periodista incide en lo pernicioso de un mensaje poco edificante: "A las WAGS se las conoce por su afición a beber cócteles hasta acabar con la cabeza desplomada en el guacamole, que la levantarán 24 horas después para enfrentarse a los calzoncillos de un portero agotado". El comentario es francamente áspero, pero la vehemencia que emplea descansa en el convencimiento de que esas actitudes contravienen los principios de igualdad y dignidad que tanto cuestan apuntalar. "Vivir a la sombra de un hombre no te convierte en una it girl, sino en una chica que caducará muy pronto. La apariencia es un bien perecedero, y el futbolista te sustituirá a la primera de cambio por un modelo nuevo y de mejores prestaciones", asegura.
Obviamente Lette se refiere a ciertos jugadores y ciertas acompañantes, las mismas a las que el seleccionador británico Roy Hodgson ha vetado su presencia en el Mundial de Brasil. El Reino Unido es muy fértil a la hora de alumbrar estos biotipos que a fuerza de escándalos hacen la vida más fácil a los editores de los tabloides. Muchas veces las WAGS reciben más atención que sus propios maridos o novios. En 2002 la cadena inglesa ITV empezó a emitir la serie Footballers' Wives (Esposas de futbolistas), inspirada en los aquelarres que sacuden los vestuarios de primera división. Durante seis temporadas la audiencia avaló esta singular apuesta cuyos personajes recordaban sin demasiado disimulo los perfiles de David Beckham, John Terry o Wayne Rooney. Los temas que trataban son reproducciones de historias relatadas por la prensa: drogas, infidelidades, divorcios y placeres de nuevos ricos.
La escritora Natasha Walters, autora del libro Muñecas vivientes: El retorno del sexismo, advierte una "preocupante tendencia en algunos periódicos" cuando insisten en que "es mejor ser la esposa de un futbolista que ser la novia, y que es mejor ser la mujer de un buen jugador que la de un mal jugador". Walters, que también ha escrito el best seller El nuevo feminismo, destaca que se deben superar las viejas políticas que subrayan la necesidad de hacer pedagogía en el ámbito privado –"cómo hacerse respetar, cómo amar, cómo ser económicamente independiente"–, y cambiarlas por lo que ella denomina "nuevo feminismo", que consiste en extender esa lucha al ámbito social, político y financiero. Las WAGS, en palabras de la escritora, constituyen una aberración, pues el antifeminismo que predican lo hacen de forma pública pero con temas relativos a su vida en pareja.
Kira Cochrane, del diario The Guardian, sitúa el origen de las WAGS en 1992, cuando se fundó la Premier League inglesa, máxima categoría de la liga de los clubes de fútbol de Inglaterra y Gales –un lucrativo negocio de derechos de televisión llevó a varios equipos a abandonar la hasta entonces liga oficial y fundar una nueva–. Fue entonces cuando las primas de los jugadores mutaron considerablemente, y con ellas su estatus. Las firmas de moda y las marcas de consumo empezaron a fichar a futbolistas y la atención mediática se centró en ellos. De la prensa deportiva pasaron a las revistas de estilo de vida, que los convirtieron en iconos de moda, y de ahí a las páginas del corazón. Lo que vino después es conocido por todos. "¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, justo cuando las oportunidades de las mujeres parecen ser ilimitadas, alguien pueda desear labrarse una carrera de poder, estatus y riqueza a través del matrimonio?", se pregunta Cochrane.
La existencia de páginas en Facebook como De mayor quiero ser una WAG o libros del estilo de Cómo ligarse a un futbolista, ¡y sobrevivir! evidencian que la penetración de la idea de las WAGS en el imaginario colectivo y en los deseos de las jóvenes es un hecho, lo que invita a pensar que esa forma de vida y el consiguiente culto a la belleza simbolizan una revolución antifeminista. Pero así como no todas las esposas y novias de los jugadores compran la idea de esa cultura, tampoco ellos comparten este estilo de vida en su totalidad. Rio Ferdinand, exdelantero del Manchester United, en una rueda de prensa calificó de "circo" todo lo que rodeaba la vida sentimental de sus compañeros. Y Fabio Capello, actual seleccionador de Rusia y extécnico de la inglesa, fue tajante cuando en una ocasión le preguntaron al respecto: "Aquí estamos para jugar, no de vacaciones".
Otros, sin embargo, parecen haberse tomado demasiado en serio eso de que el fútbol es el mayor espectáculo del mundo. Y según la periodista Kathy Latte, ciertos episodios de ese espectáculo rozan el bochorno y socavan la dignidad de la mujer. Seguro que a las WAGS les entra la risa cuando se lo cuenten.
Priorizan las carreras profesionales de sus maridos y novios por encima de las suyas y los secundan dócilmente en sus periplos internacionales. Así las define Kathy Lette, escritora y periodista del diario The Daily Telegraph, quien acaba de abrir el debate sobre la idoneidad del mensaje que transmiten estas mujeres a la sociedad en general y a las jóvenes en particular.
Las cualidades de las WAGS "se limitan a poco menos que un falso bronceado y unos dientes" y su modus vivendi lo vertebra el poder "de unas buenas tetas", asegura Lette. La periodista incide en lo pernicioso de un mensaje poco edificante: "A las WAGS se las conoce por su afición a beber cócteles hasta acabar con la cabeza desplomada en el guacamole, que la levantarán 24 horas después para enfrentarse a los calzoncillos de un portero agotado". El comentario es francamente áspero, pero la vehemencia que emplea descansa en el convencimiento de que esas actitudes contravienen los principios de igualdad y dignidad que tanto cuestan apuntalar. "Vivir a la sombra de un hombre no te convierte en una it girl, sino en una chica que caducará muy pronto. La apariencia es un bien perecedero, y el futbolista te sustituirá a la primera de cambio por un modelo nuevo y de mejores prestaciones", asegura.
Obviamente Lette se refiere a ciertos jugadores y ciertas acompañantes, las mismas a las que el seleccionador británico Roy Hodgson ha vetado su presencia en el Mundial de Brasil. El Reino Unido es muy fértil a la hora de alumbrar estos biotipos que a fuerza de escándalos hacen la vida más fácil a los editores de los tabloides. Muchas veces las WAGS reciben más atención que sus propios maridos o novios. En 2002 la cadena inglesa ITV empezó a emitir la serie Footballers' Wives (Esposas de futbolistas), inspirada en los aquelarres que sacuden los vestuarios de primera división. Durante seis temporadas la audiencia avaló esta singular apuesta cuyos personajes recordaban sin demasiado disimulo los perfiles de David Beckham, John Terry o Wayne Rooney. Los temas que trataban son reproducciones de historias relatadas por la prensa: drogas, infidelidades, divorcios y placeres de nuevos ricos.
La escritora Natasha Walters, autora del libro Muñecas vivientes: El retorno del sexismo, advierte una "preocupante tendencia en algunos periódicos" cuando insisten en que "es mejor ser la esposa de un futbolista que ser la novia, y que es mejor ser la mujer de un buen jugador que la de un mal jugador". Walters, que también ha escrito el best seller El nuevo feminismo, destaca que se deben superar las viejas políticas que subrayan la necesidad de hacer pedagogía en el ámbito privado –"cómo hacerse respetar, cómo amar, cómo ser económicamente independiente"–, y cambiarlas por lo que ella denomina "nuevo feminismo", que consiste en extender esa lucha al ámbito social, político y financiero. Las WAGS, en palabras de la escritora, constituyen una aberración, pues el antifeminismo que predican lo hacen de forma pública pero con temas relativos a su vida en pareja.
Kira Cochrane, del diario The Guardian, sitúa el origen de las WAGS en 1992, cuando se fundó la Premier League inglesa, máxima categoría de la liga de los clubes de fútbol de Inglaterra y Gales –un lucrativo negocio de derechos de televisión llevó a varios equipos a abandonar la hasta entonces liga oficial y fundar una nueva–. Fue entonces cuando las primas de los jugadores mutaron considerablemente, y con ellas su estatus. Las firmas de moda y las marcas de consumo empezaron a fichar a futbolistas y la atención mediática se centró en ellos. De la prensa deportiva pasaron a las revistas de estilo de vida, que los convirtieron en iconos de moda, y de ahí a las páginas del corazón. Lo que vino después es conocido por todos. "¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, justo cuando las oportunidades de las mujeres parecen ser ilimitadas, alguien pueda desear labrarse una carrera de poder, estatus y riqueza a través del matrimonio?", se pregunta Cochrane.
La existencia de páginas en Facebook como De mayor quiero ser una WAG o libros del estilo de Cómo ligarse a un futbolista, ¡y sobrevivir! evidencian que la penetración de la idea de las WAGS en el imaginario colectivo y en los deseos de las jóvenes es un hecho, lo que invita a pensar que esa forma de vida y el consiguiente culto a la belleza simbolizan una revolución antifeminista. Pero así como no todas las esposas y novias de los jugadores compran la idea de esa cultura, tampoco ellos comparten este estilo de vida en su totalidad. Rio Ferdinand, exdelantero del Manchester United, en una rueda de prensa calificó de "circo" todo lo que rodeaba la vida sentimental de sus compañeros. Y Fabio Capello, actual seleccionador de Rusia y extécnico de la inglesa, fue tajante cuando en una ocasión le preguntaron al respecto: "Aquí estamos para jugar, no de vacaciones".
Otros, sin embargo, parecen haberse tomado demasiado en serio eso de que el fútbol es el mayor espectáculo del mundo. Y según la periodista Kathy Latte, ciertos episodios de ese espectáculo rozan el bochorno y socavan la dignidad de la mujer. Seguro que a las WAGS les entra la risa cuando se lo cuenten.
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