Siempre lo hemos oído: El consumidor tiene la última palabra. E incluso más: Al consumidor no se le puede engañar. Pero es falso, al menos en alimentación. Y al menos en cuanto a algunos productos de calidad basados en razas autóctonas se refiere. Especialmente el jamón ibérico y los quesos.
En ibérico está claro que con la actual normativa nada es lo que parece. Muchos de esos cerdos no son pata negra, aunque tengan las patas negras, pues están cruzados con la norteamericana raza Duroc. Ni tampoco son bellota o de dehesa, pues una gran mayoría de esos que en las etiquetas ponen en pequeño como “de cebo” se crían en granjas industriales a base de piensos traídos de lejanos países, sin ver ni la luz natural ni saber lo que es un árbol y menos una encina o un alcornoque. Mucho cuidado con esos jamones baratos “pata negra” que ni son de cerdo ibérico ni han probado en su vida una bellota.
Lo mismo pasa con algunos quesos de oveja como el famoso del Roncal. Puro de oveja sí, pero ¿qué oveja? La carinegra Latxa, pensamos enseguida, esa autóctona criada desde hace siglos en los pastos pirenaicos. Pero no. Una reciente modificación introducida en la Denominación de Origen permite utilizar también leche de la raza Assaf, originaria de Israel y que en apenas 20 años se ha hecho mayoritaria en el campo español debido a su alta producción lechera. Vive en corrales y conoce los prados de oídas.
Lo último en trampas al consumidor me lo encontré esta semana en el supermercado. Venden quesos de ovejas “de cebo”, como símbolo de calidad, cuando sólo quiere decir eso, que los animales se ceban en corrales con vaya usted a saber qué piensos. Pero cuela y parece toda una delicatessen ¡Vaya morro!
Así llegamos al problema de siempre. Por mucho que queramos ser consumidores informados, al final nos engañan con la letra pequeña y la mercadotecnia manipuladora, empeñados en vendernos cerdos con acento americano y ovejas que hablan hebreo.
A no ser que optemos por el respaldo de nuevas etiquetas que certifiquen la autoctonía de unos alimentos de calidad que también hacen paisaje y mantienen biodiversidad, además de atesorar los sabores de nuestro pasado.
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