Hay quienes DICEN: “Si ya no estamos en aquella época de bonanza económica, si estamos en crisis, si ya nadie dice aquello de que 'España va bien' (ni los del propio Gobierno, que a lo más que se atreven a decir es que nos estamos recuperando), si aquí todo el mundo sabe que no hay suficiente para todos, ¡¡¡¿para qué (coño) vienen aquí los refugiados?!!!”. Y lo DICEN los de derechas (hasta ahí todo normal), los de izquierda (eso se entiende menos; no deben saber qué es realmente ser de izquierdas) y, llevados por sus más bajos instintos, hasta los autoproclamados pomposamente apolíticos (es decir, esos a los que los "inventores" de la democracia, los griegos clásicos, llamaban idiotas - siiii, es que de ahí viene el término).
Bueno, el caso es que no lo DICEN todos, claro, sólo algunos que (prefiero pensar) no han reflexionado suficientemente el asunto. Por suerte, existen otros que han entendido de qué va esto de transitar por la vida y, por consiguiente, aun quedan motivos para la esperanza y podemos seguir confiando en la raza humana, en su progreso y en su desarrollo.
Pero quienes DICEN no entender esa extraña actitud de los refugiados que les hace ir hacia donde nada hay, grupo que suele coincidir con los que nada quieren entregar nunca a nadie aunque puedan, piensan así porque creen que Europa (donde se encuentra España, recuerdo) viene a ser como una casa, con su mueble-bar, con su hipócrita felpudo de 'Bienvenidos', con sus electrodomésticos, con su mantita para el perro .... y, claro, también con su despensa. Y piensan, ademas, que los europeos somos la familia que vive dentro, mientras en la puerta de esa casa llamada Europa cientos de inmigrantes tratan de entrar por todos los medios a comerse nuestra comida. Así de simple es el esquema mental de muchas personas de a pie que pululan por nuestras ciudades y pueblos. Piensan y DICEN: "si apenas tengo para mi, ¡¡¡cómo (coño) os atrevéis a venir a mi casa a quitarme lo poco que tengo y que tanto me costó? !!!"
Quienes DICEN que se comen nuestra despensa, DICEN también que saturan nuestra sanidad, que invaden nuestras escuelas, que construyen mezquitas y que nos roban el trabajo. El candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, justificaba que los inmigrantes sin papeles no puedan tener acceso a la sanidad universal porque, claro, ¡¡cómo no tienen papeles!! (como si para ser persona se necesitaran papeles); el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, justificaba los atropellos en la valla de Melilla porque, claro, uno haría lo mismo “si asaltaran su casa” (como si el fin justificara alguna vez los medios); y Marine LePen espetaba el mismo razonamiento a la periodista Ana Pastor porque, claro, “¿metería usted en su casa a cualquier inmigrante que llamara a su puerta?” (como si llamar fuera lo mismo que invadir.
En esa tan cogida por los pelos metáfora de la casa, los europeos venimos a ser como como esa familia trabajadora y respetable que, con su inteligencia y esfuerzo, ha conseguido llenar la despensa. Por consiguiente, tenemos la despensa llena porque hacemos bien las cosas y porque estamos repletos de virtudes. Existe pues un clasismo, un supremacismo. Y por eso DICEN: “los occidentales vivimos mejor que el resto porque somos superiores, más listos y más trabajadores. Y claro: nadie tiene derecho a venir a nuestra casa y asaltarnos la nevera. Eso es un robo y no lo debemos tolerar". Hasta ahí, el razonamiento parece simple y certero. El único problema es que es radicalmente falso. Una mentira, vaya.
La verdad es que, dicho así, el razonamiento parece arrollador. Pero, conviene tenerlo en cuenta, los europeos no somos ni de lejos esa familia modélica que ha logrado lo que tiene gracias a su inteligencia y su trabajo, sino esquilmando hasta el tuétano tanto a Latinoamérica como a África, .....y antes, a Asia. Y no deberíamos hablar sólo en tiempo pasado, sino en presente, y apostaría todo lo que tengo a que seguiremos con esa "dichosa" actitud durante bastante rato. En 2014, un grupo de ONG británicas, supongo que bolivarianas o bolcheviques, lanzaron una cifra escandalosa: África pierde cada año 144.000 millones de euros por el expolio occidental. Beneficios de multinacionales, tala y pesca ilegales, actividades extractivas de recursos de todo tipo, venta de armas, fuga de cerebros, pago de la deuda externa … Se calcula que Occidente cada año destina 100.000 millones de euros a ‘ayudar’ a África, pero en realidad obtiene mucho más de lo que gasta (44.000 millones de euros más, si la matemática no falla).
Y si nos remitimos al pasado, convendría recordar el esclavismo: entre 11 y 18 millones de africanos contribuyeron con sus vidas y su sufrimiento a construir Occidente tal y como hoy lo conocemos. Claro, entonces venían, cobraban poquísimo y "molestaban" muchísimo menos. Tal vez por ello les aceptábamos. Nos valían para un roto y para un descosido. Como mano de obra barata y como juguetes sexuales.
Pero los datos que ahora se manejan no se quedan ahí. Podríamos también comentar el expolio latinoamericano que documentó Eduardo Galeano en "Las venas abiertas de América Latina", el horror colonial de Bélgica en el Congo, el de Francia en el Magreb, el de Reino Unido en Sudáfrica, Australia o la India ...... Genocidios, esclavitud, explotación… Y todo para construir esta Europa nuestra, tan opulenta, tan trabajadora, tan sabia, tan falsamente modélica. ¡¡¡¿Y hay quienes todavía DICEN que "tooooda la culpa es de los propios inmigrantes"?!!!.
Éstos son sus hipócritas argumentos:
- DICEN: “El colonialismo ya pasó”. Pues mira, no, va a ser que el colonialismo no pasó: lo que pasa es que ahora quizá no lo ejerzan directamente naciones occidentales enviando al Tercer Mundo sus ejércitos, sino que lo hacen empresas occidentales por cuya seguridad velan esos mismos ejércitos sin tener que mandar a la boca del lobo a ninguno de sus integrantes y, por lo tanto, sin tener que explicar a sus familiares o amigos (votantes todos ellos) el porqué de un presunto desenlace trágico y fatal, si lo hubiera. Ni Francia, ni Reino Unido, ni Estados Unidos ni ninguna otra potencia necesitan ya conquistar un país cualquiera para drenar su riqueza.
Y quienes DICEN enorgullecerse de los logros históricos de lo que hoy constituye el Primer Mundo, con sus conquistas, sus gestas militares y sus logros culturales, deberían corresponsabilizarse también de las atrocidades cometidas durante lustros. Sentirse parte del equipo ganador, de un nosotros triunfante, es fácil. Lo difícil es reconocer cómo se han conseguido esos logros y corresponsabilizarse de la barbarie generada para conseguirlos.
Es por todo esto por lo que, en realidad, es mejor no sentirse orgulloso por nada que no sea un mérito propio. Y nacer en Europa (síiiiii, pasmaos) no tiene mérito. En todo caso, el mérito sería de la cigüeña. Ademas, España es, junto con Bulgaria, el país que más preceptos viola en cuanto a las leyes europeas que regulan la asistencia a expatriados, puesto que no respeta en su integridad los requisitos para reconocer el estatus de refugiado, el procedimiento de asilo y las condiciones de recepción (alojamiento, alimentación, permisos de empleo, asistencia sanitaria y psicológica, ...). Hoy mismo Europa, en un gesto tan mediático como hipócrita y banal, le ha tirado de las orejas a 18 países "despistadillos" a los que se les viene olvidando adecuar sus legislaciones al sentido común.
- DICEN: “Que se rebelen contra los dictadores que los dirigen en sus países”. Hombre, eso sería lo ideal. Es más, sería lo justo. Pero ¿cómo lograrlo con la oposición de Occidente y sin sistemas educativos y sanitarios que logren producir ciudadanos sanos, inteligentes y concienciados? Precisamente gran parte de la emigración que se produce se explica porque los ciudadanos más activos y dinámicos de los países tradicionalmente oprimidos por la miseria, la injusticia y el hambre sólo encuentran en la huida una escapatoria al destino escrito para ellos por Occidente, y por los tiranos sostenidos desde Occidente. Cualquiera sabe que es muchísimo más fácil atraer a tu causa a un sólo individuo que a toda una población, colocar a un dictador "amigo" que realice el trabajo sucio por nosotros.
- DICEN: “Que acaben con la corrupción”. Como si la corrupción fuera fácil de erradicar sin darle una patada a todo el sistema podrido. A nosotros, a los de esta piel de toro nuestra, nos está costando (pero ese es otro tema y nuestra corrupción tiene matices distintos a la suya). Se quedan en el "que acaben con la corrupción" como si la corrupción fuese sólo la causa de la pobreza (que lo es) y no (también) la consecuencia de la existencia de esta última, de la pervivencia de una clase dirigente que se deja corromper porque existen otros que se dejan esquilmar. La corrupción produce pobreza generalizada (y la riqueza a unos pocos) y la pobreza produce corrupción. Es un fenómeno que se retroalimenta en si mismo, la pescadilla que se muerde la cola.
Y escucho a algunos lumbreras de la intelectualidad mediática que DICEN cada vez que se encuentran acorralados y sin argumentos: “¿te gustaría que se metieran en tu casa?, eh ¿te gustaría?”. Pues contesto por adelantado: (hombre, si es guapa y cariñosa .... Venga, me pondré a tratar el tema en serio, que lo es) noooo, lo que me gustaría es que no hiciera falta que se metieran en mi casa, ni en la de nadie. Porque, entre otras cosas, me gusta decidir solito quien entra en mi casa y quien no, y porque creo que ya urge crear las condiciones necesarias y suficientes para que nadie se vea obligado a emigrar. Y os cuento un secreto: nadie emigra por gusto. De verdad, por gusto lo que se hace es viajar, que es otra cosa. Con rastas o en jet privado, pero conviene llamar a las cosas por su nombre.
Dicho todo esto, prefiero que se metan en nuestras a casas, en las de quienes quieran acogerlos, antes de que sufran y mueran. Si los gobiernos no se ponen las pilas, si no hacen autocrítica y ratifican el fracaso de sus políticas migratorias y de desarrollo global, que dejen que lo haga la ciudadanía en la medida de sus posibilidades (colaborando con ONGs, apadrinando, acogiendo inmigrantes, realizando labores "in situ", ....). En definitiva, si Occidente no quiere salir de su inacción, que dejen paso a la sensatez y posibilite la acción individual (controlada, eh, que actuar y hacerlo de forma controlada y eficiente no están reñidas). Si no son capaces de solucionar el problema, cuando menos, que no estorben. Que dejen actuar, porque hay quienes sí que son capaces. Sólo les es necesaria la voluntad de la que las instituciones gubernamentales manifiestamente carecen. Recordar en este punto que, el hecho de ser humanos, nos hace poseedores de unos derechos inalienables, esos que pomposamente se recogen en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, y que son algo más que unas palabras bonitas y bastante más importantes que tener unos papeles o que haber nacido en uno u otro país.
Si de alguna virtud se debiera adornar la desarrollada, civilizada y cómoda Europa, es de la autocrítica. Es de las pocas cosas de las que podemos valernos en el presente y, sobre todo, en el futuro. Y es la que, a la postre, nos ha hecho evolucionar adaptándonos a las cambiantes circunstancias que nos han rodeado. Si perdemos eso, lo perdemos todo. Y no sólo es falso que los inmigrantes saturen la sanidad, o las escuelas, o traigan delincuencia (cosa ya demostrada con datos objetivos), es que además es falso que vengan a llevarse lo nuestro. Europa no sería como es hoy sin haber depredado por tierra, mar y aire más allá de sus fronteras. Así que, no confundamos: cuando los inmigrantes vienen a Europa, que nadie piense que vienen a quitarnos lo que es nuestro. En todo caso vienen a recuperar una parte infinitesimal de lo que es suyo, de lo mucho que le hemos quitado a lo largo de la historia, y que aun les seguimos quitando.
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