- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS -
No esperes nada especial de mí, y no te decepcionaré. Ése parece ser el secreto de la felicidad: en general, no equivocarte al elevar tus propias expectativas.

Al adentrarte en este blog, tan sólo advertirte que (suelo, prefiero y) me gusta pensar y opinar por mi mismo; lo que a veces no recuerdo muy bien es en qué orden se debe realizar ese proceso. Y claro, ...así me va. Aunque últimamente y con los años, procuro "controlar" cierto orden en todo esto, la verdad es que no siempre lo consigo. Unas veces pienso lo que digo y otras, digo lo que pienso. Discúlpame en estos últimos casos; ten presente que yo procuraré hacer lo mismo contigo.

Una cosa más: como supongo que sabréis por vuestra propia experiencia, inexorablemente llega una hora de la madrugada en la que, como en esos antros habitados por gente "impresentable", hay que irse del "chinguirito" o del pub .... Eso, o quedarse, pero siempre teniendo en cuenta las especiales circunstancias que empiezan a concurrir. Es cuando ya no distingues un gintónic de un Dyc con cocacola ni por la luz ni por el sabor. Es cuando quienes parecían, en principio, poco agraciad@s físicamente empiezan a tener visibles virtudes. Algo así como si los dioses te soltaran una indirecta: "venga chaval, que ya está bien ...".

Bueno, pues algunas veces tengo la sensación de que la creación de este peculiar blog es fruto de esos momentos de "chinguirito". Quizás por eso, la mayor parte de lo que encuentres en este peculiar lugar para la reflexión introspectiva es absolutamente arbitrario y accidental, con ese sano espíritu que unicamente suele emanar de los lujos de la Realísima Gana. Por lo tanto, se evidencia que aquí no hallarás razones para la ecuanimidad, para el estricto rigor o para la exactitud ni, me temo que mucho menos, demasiados motivos para el provecho personal.

Si ya decidiste quedarte en este garito un instante más, (que sepas que te lo agradezco pero) ten en cuenta todo lo anterior para no llamarte a engaños. Recuerda que: para lo edificante, ya están las constructoras; para las doctrinas, los salvadores de patrias; para el pensamiento único, las dictaduras; y para las risas, los monólogos de comediantes. Aquí sólo encontrarás ideas, equivocadas o no, mostradas con seriedad o con la "guasa" que me proporcionó mi cigüeña, derivadas de un mayor o menor grado de desnudez implícita; pero eso sí, salidas casi siempre del corazón, con pretensiones honestas y, las veces que se pueda,
bienintencionadas, respetuosas y nada dadas al puro adoctrinamiento.


no obstante, publico alguna otra cosa ¡¡¡ aunque sólo sea por puro equilibrio emocional !!!
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jueves, 1 de octubre de 2015

8 cosas que debes saber si te enamoras de un Piscis





Puede que amar a un Piscis no sea sencillo; nunca amar a alguien lo fue, sea quien sea. Pero es algo que vale la pena. No hay otra persona en el mundo que comprenda de mejor forma los sentimientos propios y ajenos y que se deje llevar por éstos como ellos. Son altamente creativos y siempre estarán sumidos en sus pensamientos,  en sus mundos alternativos y soñando con nuevas creaciones. No importa la forma en la que termines la relación con ellos, o si decides quedarte a su lado para siempre: lo único que puedo decirte es que estas personas cambiarán tu vida y tu perspectiva del mundo para siempre.





1. Son leales a toda prueba

 


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Los Piscis nunca se dan por vencidos ante las primeras dificultades y son tenaces cuando se trata del amor. Son comprensivos, dulces y, usualmente, evitarán tomar la decisión de acabar con la relación. Siempre creerán que existe una nueva posibilidad de hacerlo funcionar, al menos, una más.




 

2. Son apasionados

 

 
Con el amor y con todo lo que les interesa, por lo que, si eres el objeto de sus deseos, te verás bañado en afecto e íntimos gestos. Para ellos nunca es suficiente. Son de los que piensan que nunca se quiere demasiado, que existe margen de maniobra.




 

3. De vez en cuando necesitarán pasar tiempo a solas

 




Debido a que viven todo con tanta intensidad, de vez en cuando se quedarán sin energías lo que generará la necesidad de estar a solas, el imperativo de reordenar su mundo. No te preocupes, no es que no quieran estar contigo, es que se están recargando para volver con las pilas puestas lo más pronto posible.




 

4. Viven la vida de forma profunda

 



Aunque actúen por impulsos, todo lo piensan detalladamente, tomando en cuenta lo bueno y lo malo. Digamos que, en gran medida, piensan con el corazón y sienten con la cabeza. Y es posible que, dado su carácter bohemio y olvidadizo, tengan que escribir lo que piensan para comprenderlo de mejor forma y actuar en consecuencia. Su amor por ti será igual de profundo que sus pensamientos. La vehemencia es una de sus características y no son muy dados a los tonos grises.




 

5. Tienen una imaginación inmensa

 

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Visualizarán un detallado futuro a tu lado y te lo contarán describiendo perfectamente cómo será todo. Ésta es, probablemente, una de las características que más te enamorará de tu Piscis, que te hagan sentir que existe un futuro a su lado y que tú formas parte importante de ese proyecto.




 

6. Siempre buscan el amor verdadero

 



Para ellos el amor no es un juego, ni algo para pasar el rato: es algo serio y les otorgan el valor que tiene. Les gusta hacer notar a la persona elegida que, si quiere, se transformará en su acompañante de por vida y la mejor persona con quien pretende construir una hermosa historia.




 

7. Son generosos y siempre mostrarán empatía

 

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Los Piscis no pueden mantenerse ajenos al sufrimiento de otros, por lo que siempre estarán dispuestos a ayudar al débil o al más desfavorecido. Además, ya saben que no lo pueden evitar, con lo cual procuraran no ir en contra de su propia naturaleza. De la misma forma, nunca te herirán a propósito y, si lo hacen, intentarán reparar con creces el daño realizado. Para ellos cuidar de su pareja en todos lo sentidos es algo crucial.




 

8. Tienen una intuición poderosa

 



Y es por ello que sabrán que tú y sólo tú eres el ser indicado para ellos. Si un Piscis te escoge debes tener claro que te dejará las alas necesarias para que puedas volar. Necesita saber que, si permaneces ahí, a su lado, es por tu voluntad y determinación. Hará todo lo que esté a su alcance para hacer de su amor algo digno, bello y profundo.




 




¿Ha llegado a tu vida un Piscis? Entonces prepárate, ..... porque desde ahora en adelante tu vida se transformará en un viaje lleno de sorpresas y emociones profundas. No tomes especiales medidas de seguridad, no serán necesarias.




jueves, 8 de enero de 2015

Idiotas (que se creen) inteligentes ¡¡¡¡¡¡¡¡ PELIGRISISISISISÍMOS !!!!!!!





 
Idiotas hay muchos en el mundo. Varios de vosotros, incluso, pensareis que existen demasiados. Nos cruzamos con ellos todos los días. A algunos los ignoramos por resultarnos inofensivos. Pero existe una categoría de idiotas que podríamos calificar de peligrosos: los idiotas que se creen inteligentes. A éstos convendría identificarlos y combatirlos en la medida en que se pueda. Y no sólo por el gustazo de hacerlo, que no es poca cosa, sino para neutralizarlos y convertirlos en asépticos para los menos dotados en la indiferencia hacia ellos. Pueden afectarte tanto en tu trabajo como en tu vida cotidiana, y te irritarán por esa arrogancia que los rodea y que justifican siempre en su supuesta inteligencia. Puede parecer que no, pero por suerte, existe un lado divertido en estas situaciones: pegarnos unas risas con ellos y, en ocasiones, dejarlos expuestos.


EL QUE ALARDEA DE TÍTULOS ACADÉMICOS (u otras mamandurrias)

Ni los títulos universitarios, ni las prestigiosas escuelas a las que se haya ido asegurarán nunca la inteligencia y el respeto de nadie. Ni siquiera la suerte en la vida, ya que todo depende de las personas y no del patrimonio acumulado, sea del tipo que sea. Sin embargo, hay idiotas que creen lo contrario. Antes de opinar, dan a entender que sus comentarios están ratificados o avalados por sus logros académicos. El mejor momento para "disfrutar" de ellos no es cuando cometen un error, momento que hay que aprovechar para desenmascararlos, sino cuando alguien se les adelanta en hacer el mismo logro sin esgrimir ningún diploma, utilizando el autoaprendizaje.

EL QUE SE BURLA DE LA FALTA DE CULTURA 


¿Quién no se rió alguna vez de alguien que pronuncia mal una palabra en otro idioma? ¡Claro que resulta gracioso el error! Lo hemos hecho todos y, según como se produzca el incidente, no debería provocar ninguna tensión siempre y cuando no haya mofa de por medio, ni sea el producto de la insuficiente información por la falta de oportunidades. Pero, como toda regla tiene su excepción, siempre existirá aquel que se burle de quienes cometen equivocaciones por puro desconocimiento. Te recomendamos alejarte de estos idiotas que además ya indican con su actitud que, probablemente, sean malas personas, poco dotadas para la sociabilidad. Procura estar atento a sus intervenciones y, al mínimo error por su parte y en aras de una pura didáctica vital, zas, dale su merecido dejándolo en evidencia.

EL LECTOR 


Existe una antigua leyenda urbana que sostiene que presumir de la cantidad de libros que leíste te convierte inmediatamente en inteligente (hay otra que no viene mucho a cuento -¿o sí?- pero no me resisto a expresarla: la de creer que ser ateo te hace mas científico, mas racional, mas inteligente; o la complementaria, la de creer que ser religioso te hace mas buena persona). Por supuesto que leer implica en alguna medida incorporar nuevos conceptos, te hace mas culto, pero si no sabes profundizar en ellos, sólo resulta tiempo perdido. Puede que te conviertas en un mero recitador de citas inoportunas sin haber entendido su significado expreso. El idiota que antecede sus comentarios con la frase "lo leí en tal o cual libro ..." o "como dijo fulano o mengano ..." en un intento por dar más valor a su comentario, sólo pone en evidencia que no es creíble por sí mismo y necesita que "los libros" o, mas bien, que los autores de los mismos, lo respalden. Si las aseveraciones formuladas tienen valor por sí mismas no es necesario recurrir a los textos. Cuéntale alguna cita de Bob Esponja, de Oliver y Venji o de Espinete, por ejemplo, que desmonte sus argumentos.

EL QUE CORRIGE A DIESTRO Y SINIESTRO 

Este es el interrumpidor compulsivo con fines pedagógicos. Así definiríamos a este tipo de idiota que se caracteriza por, disfrazado de maestro, intercalar sus comentarios correctivos durante nuestras frases. Ninguna idea llegará a su fin si este tipo de idiota se encuentra cerca, porque la cortará de raíz, cuando no la completará él mismo. Mejor frenarlo al primer intento de interrupción o abrirás una caja de Pándora difícil de cerrar en buenos términos. Si no tienes ninguna intención de mantener una buena relación con este sujeto, mándalo a callar frente a todos: le brindarás un disfrute interno al resto de las personas que, seguramente, también estarán considerándolo como un rotundo cretino.

EL COMENTARISTA PARA TODO



O pertinaz idiota acotador. Muy parecido al anterior. Incapaz de mantenerse ajeno a algo sin meter baza, intentará regalar su punto de vista en cualquier conversación, así sea bienvenido o no, poco le importa. Nadie lo llama a la conversación, pero él aparece, y siempre con una frase pensada sólo durante un instante antes, sin procesar demasiado. Generalmente su comentario se basará en una experiencia propia, porque cree que eso le dota de cierta reputación. Y seguramente, procurará que esa vivencia experimentada en primera persona tenga más impacto que el comentario original que hagamos hecho. Hay bastante grado de necesidad de protagonismo en este idiota, que no tolera quedarse fuera de los acontecimientos. Incluso, puede desatar una tensión añadida y absolutamente evitable si aquella persona a la que le endosa su propio punto de vista es también como él, y se manifiesta contraria a ser interrumpida. Resulta gracioso observar a dos idiotas de este tipo en pugilato dialéctico. A estos, háblale de velas y entierros. Casi nunca lo llevan bien, les enerva sobremanera.

EL IDIOTA CON DINERO


Hay un idiota que se cree inteligente mucho más peligroso que los anteriores mencionados: el idiota que cree que su supuesta inteligencia emana del dinero que posee. A este sujeto habría que recordarle que, así como el dinero no hace a la felicidad, tampoco provee de inteligencia automáticamente. Muchas de sus opiniones estarán refrendadas por el sólo hecho de que él supo hacer o conservar su fortuna, heredada o no, lo cual cree que le convierte en el más listo de la clase. No nos engañemos, este idiota unicamente demostrará no serlo si, en épocas de vacas flacas, sabe cómo convertirlas en gordas nuevamente, como casi todos hacemos a diario.
 
EL IDIOTA FANÁTICO 

Los fanatismos son peligrosos, sean cuales sean, ya lo sabemos. Incluso, matan (lo acabamos de ver, sin ir más lejos, ayer en Francia). Se trata de extremos que hay que evitar en todos los sentidos de la vida. Cuando el idiota orienta su fanatismo a las ideologías o a las pasiones, al punto de desestimar a cualquiera que piense diferente a él, se vuelve aún mucho más peligroso pero, sobre todo, se vuelve insoportable. Es el tipo de idiota que no puede dejar su fanatismo de lado en ningún momento del día, que confronta con las personas que tiene alrededor en momentos inapropiados, y que siempre esta dispuesto para la lucha aunque no venga a cuento. Recomiendo invitarle a cuantos menos eventos sociales, mejor; convertirle en un idiota acotado. Si es fanático del Madrid, por ejemplo, y aunque tú también seas del Madrid, es igual, hazte del Barça siempre en su presencia. Veras que risas.

EL QUE PRACTICA EL MARKETING PROPIO


Si los logros personales son suficientemente importantes como para que trasciendan, no serán necesarios ni la publicidad, ni el marketing, ni los palmeros. Aquellos cuyas producciones se encuentran muy cerca de lo intrascendente apelan al amor propio, a alimentar continuamente su ego. Son los idiotas con marketing propio, creyentes de que todo lo que hacen es inopinadamente importante, aunque sea pasear el perrito o tomarse un café en una terraza. Entienden que sus actos conllevan un aura de inteligencia y de perspicacia que debe ser comunicada al resto de los mortales. Todos sabemos que no, pero ellos erre que erre. Querido idiota que te amas demasiado, ya te lo digo yo desde aquí: no nos interesa tu vida por mucha pompa y boato con la que la quieras adornar, que tenemos las nuestras cada uno de nosotros, mejores o peores pero, eso sí, autenticas todas. Cuéntale alguna de tus batallitas, todos tenemos, y exagérala al máximo. Veras como sufre y buscara contrarrestarla con otra suya mas exagerada aun en un lumping temerario.

EL NEGADOR


Este idiota se cree inteligente por el sólo hecho de oponerse a todo. A mi, concretamente, es de los que más me tocan los cataplines. ¡¡Es que no lo termino de entenderlos!!. Pertenece a ese grupo de personas que se levantan todas las mañanas peleados con el mundo y con cara de estar oliendo continuamente mierda. ¿Sabéis de quienes hablo, no?. Cree saber o reconocer algo que el resto no puede advertir hasta que él no aparece. No encabeza jamas una frase con un "me gusta", entre otras cosas, porque no le gusta nada, ni siquiera él mismo. Esta actitud en la vida, según cree, lo catapulta automáticamente al Olimpo de la Inteligencia, por ser un extraordinario visionario de la realidad que nos rodea. Actúa contradiciendo a su interlocutor sistemáticamente con argumentos nimios y poco contrastados en el mejor de los casos, pero la mayoría de las veces, por el mero ejercicio de la contradicción y por tocar las narices (vaya). Por suerte, este idiota no es demasiado peligroso ya que, cualquiera que lo trate, comprenderá inmediatamente su pobre condición humana. Sus palabras, sus argumentos, todo él/ella tendrá el valor de sus insanas intenciones vitales, que no son otras que las de amargarle la vida a los demás porque ellos mismos viven absolutamente amargados.

EL AMIGO DEL JEFE


Dejo esta categoría para lo último por el nivel de peligrosidad que conlleva tener a este sujeto cerca y todos los días (no olvidemos que trabaja a nuestro lado muchas horas). Es el amigo del jefe, aquel que sin grandes capacidades entabla una relación interesada con él, poniéndose de su lado, adulándole, siguiendo ciegamente sus instrucciones sin el menor espíritu critico y consiguiendo por supuesta amistad lo que no puede conseguir por inteligencia. Lógicamente, suele ser chismoso, pelota y chivato. Su peligro radica en que se creerá, estúpidamente, superior a los demás por su cercanía al poder, no dándose cuenta el pobre insensato de que es un simple pelele, un tonto útil (y unicamente hacia arriba). Este idiota no advierte, tampoco, que el resto de sus compañeros lo considera un idiota al servicio del jefe, sin personalidad ni nada que aportar al grupo.


martes, 21 de enero de 2014

Las parejas y el celuloide



¿Podemos saber cuánto le queda a una relación (o, al menos, en que momento se halla) dependiendo de la peli que veas con tu chica y de las circunstancias que rodeen el momento? Bueno pues, aunque parezca inverosímil, (casi) si. Lo sé, lo sé; no parece un método muy científico, pero procuraré que lo parezca y que tenga "su lógica".

Para poder ilustrar todo esto, lo siento, tengo que empezar por contar una de mis "batallitas". Y es que tengo una anécdota de la juventud (divino tesoro) que puede servir de preámbulo de lo quiero llegar a formular. Resulta que contaba yo con 22 añitos y una amiga mía de Universidad y compañera de piso, uno mas. Ambos, residentes por entonces en Sevilla al principio de esta "democracia" nuestra. Ahí es
na. Y resulta que mi amiga y compañera de estudios y de piso se enrolló con un chico muy de su agrado. Él, estudiante de la INEF, era alto, fuerte y lucía una perilla absolutamente adorable, según ella (¿se puede hablar tanto de una perilla? Y, mas aun ¿me importaba mucho a mi en aquellos momentos eso?). Total, que era todo un bombero en potencia. No es extraño, pues, que ella se fijase antes en los mimbres que en el contenido del cesto. El caso es que, después de echar unos bailoteos en una truculenta fiesta de Medicina donde, y siempre según ella, todo el mundo experimentó con diferentes alcoholes y otras sustancias, "sellaron el pacto" (llamemosle así). En lo sucesivo llamaremos a mi amiga "I", y a su portento muscular, "J". Recuerdo que era como se llamaban, y lo hago porque creo que no me leen ninguno de los dos (eso espero).

Pues bien, después de esa primera cita desenfrenada y lujuriosa, y debido a que los dos procedían de escuelas conservadoras (y no "sellaban" con cualquiera; al menos, era lo que venían haciendo), él le propuso a mi amiga I que volvieran a verse. Es más, que volvieran a verse a solas, rollo cita "formal". I accedió a la petición de J. Y es ahora cuando entro en materia después de todo este catártico
preámbulo que puede resultar sin sentido. Mi amiga, de tipología absolutamente tímida pese al devenir de su primera cita, soltó una de las frases del universo femenino que se me quedarían tatuadas en la memoria como con un marcador de reses, como con aceite hirviendo o como determinados fragmentos de calcomanías baratas: “No sé qué plan decirle, porque si quedamos para cenar me verá comer, ¡¡con lo que como!!; pero por otra parte, si no cenamos, tendré que hablar y me da vergüenza; no se que decir”. Esa chica, para mi sorpresa, no confiaba para nada en su dialéctica. Yo, desde el máximo de sinceridad del que era capaz, la tranquilizaba en ese sentido, pero no había manera de convencerla.

Y es que es verdad. Muchas veces no sabe uno que hacer cuando ha visto más tiempo a su partenaire desnud@ y en condiciones lamentables, que compartiendo una animada charla. Es por ello que mi amiga I, creyéndose cargada de cierta razón, eligió una solución en la que abogaba por una cita silenciosa, razón por la cual, se amparó en el cine, la madre de todos los tórtolos desamparados, el pegamento social mágico de todo inicio dubitativo, el albergue oscuro donde coger carrerilla, apego y confianza. Lo que vino después es irrelevante para lo que quería contar y por ello lo omito. Ya me lo agradecerán, supongo.

El asunto es que yo quería llegar hasta el cine y hablar de como las parejas se relacionan con él. Vaya por anticipado que, para dotar de significado a las sucesivas fases, expondré todas las que caben en una relación que se inicia, se desarrolla, y muere. Vale, que a todas las relaciones no les pasa esto. Pero podemos concluir que, si no muere, la pareja se queda en alguna de estas fases intermedias, o las va intercalando recorriendolas hacia arriba o hacia abajo eternamente. Ahí va el decálogo de las diferentes maneras de relacionarse con el celuloide dependiendo del estadio relacional en que te encuentres. A saber:

1. Vais al cine por timidez: Me remito al párrafo anterior. Era la
solución que I consideraba valida al principio. Y es un lugar valido porque no se puede hablar a menos que no te importe que los demás espectadores te chisten y, si no quieres que elementos intrusos te colonicen la dentadura por lo que pueda pasar, pues con no pedir palomitas, lo tienes apañao. Esta fase viene a durar un par de citas.

2. Quedáis en casa "para ver una peli": Esto es un paso más avanzado. Si ella acepta es que que te va a permitir al menos una segunda base, que no es poco. Lo normal es que desprendáis tantas hormonas que no superéis los títulos de crédito del principio. Esta fase viene a durar un par de meses.

3. Quedáis en casa para ver una peli, ya sin comillas: La veis del tirón. Suelen ser rollo dogma escandinavo o muy antigua en blanco y negro. Si os descuidáis os perdéis los subtítulos, así que el enrolle, si aun
quedan hormonas saltimbanquis, viene necesariamente después. En esta etapa, la mayoría de las veces ya te da tiempo a quitarte los calcetines, con el consiguiente agrado para la fémina que siempre han visto ridículos a los varones en pelotas y calzados, y con el consiguiente mantenimiento de la libido de ella, a pesar de que te estén empezando a salir entradas. Tiempo estimado: algunos meses más.

4. Luego ya veis peliculas de peleas y/o de amor, que son las que os gustan de verdad. Se puede decir que ya no tenéis secretos
filmográficos y os confesáis vuestros frikigustos respectivos sin ningún pudor. En esta fase veis "Salvar al soldado Ryan" un día y 'El diario de Noa' otro. Resulta una proporción más que aceptable para los dos, máxime si intercaláis alguna de terror entre ellas (raro va a ser que a ninguno de los dos os guste un buen susto). Lo habitual es que os las sepáis tan de memoria uno, y os aburra tanto al otro, que raro va a ser que alguno no termine la sesión dormido (o los dos). Enrolles aislados, intermitentes e irregulares. Tiempo estimado: bastante, no sé, ¿un año?.

5. Se muda a tu casa y comenzáis a ver programas de la tele mientras cenáis. Ya no os mola tanto eso de descargar películas por internet, ademas, para terminar discutiendo que película elegir ..... Os escudáis en 'Tú si que vales' o en 'Mira quién baila', que a saber lo que seguiran poniendo luego. Comenzáis a caer en la rutina, en el encefalograma
plano. Ella te dice que estás echando barriga. Tú le respondes, que ya nunca quiere "alegrarse" el cuerpo tan de seguido. Es la famosa primera crisis. Dura hasta que alguien os dice que es "famosa primera crisis" y entonces te das cuenta de que no pasa nada, y que si tus padres la superaron (por eso estás tú en este mundo), tú también. Te llenas (y llenas a tu pareja también) de Espíritu Santo y decides apostar por lo vuestro, así que compras las seis primeras temporadas de 'Cómo conocí a vuestra madre'. A partir de aquí, la duración de las fases es mas indeterminada. No lo mencionaré por temor a equivocarme.

6. ... comenzáis a ver capítulos de series que sólo duran 20 minutos, lo cual os permite no forzar un pause de índole sexual en lo que puede
considerarse vuestra segunda luna de miel. Os reenamoráis con la misma velocidad que les sucede a los personajes de la ficción. ¡¡Que bonito un reencuentro después de un desencuentro, eh!! "Esos somos nosotros, cari", y os besáis muy fuerte en la boca, como al inicio de vuestra relación. Y como estáis muy contentos, os da lo mismo que ver o si lo veis; el caso es estar juntos. Os zampáis serie tras serie compulsivamente, en pocas semanas en concreto, que es lo que dura cada clímax pasional en esta fase. Cada emparejamiento, una nueva luna de miel.

7. Ahora es el momento en que pasáis a ver 'Mad Men' o 'The Wire' y otras pamplinas lentísimas porque habéis llegado a un estado de sensatez relacional en el que pensáis que comprar vino bueno de 6
euros (o Lambrusco, que os gusta a los dos) es la manera en la que se consolida el amor maduro, el pausado, que es como un jardín precioso que hay que regar. El tedio vuelve a la carga pese a los momentos de gran efervescencia intelecto-emocional de los comienzos de esta fase. Ninguno de los dos se atreve a decirle al otro que la película que elige (el otro) es lo más aburrido que ha visto en su vida. Os empezáis a morder la lengua y a ocultar cosas. Llegados a esta meseta en vuestra relación, esta sensación se instala en vuestro subconsciente, y dura para siempre ya. Es transtemporal y solo se puede permanecer en ella o bajarla; no hay mas (ánimo, que ya quedan solo tres etapas).

8. Volvéis a ir al cine como volvéis a tomar copas en el bar de abajo. Es la famosa segunda crisis, que llega cuando llega. No hay termino fijo. Que uno de los dos, y, mucho más difícil, que los dos simultáneamente tengáis ganas de yacer con brío es una entelequia tan inverosímil, que hay que buscar esteroides emocionales supletorios. De repente te sorprendes comprándole flores y replicando rituales de los comienzos. O te sorprende haciéndote "comiditas" como al principio, ¿recuerdas?. Os engañáis durante un tiempo, pero esto dura poco.

9. ... hasta que os separáis. Ha sido una buena pareja, puede que de las
mejores que vayas a conocer en tu vida. Pero no ha podido ser. Más tarde vendrán otras (estables o esporádicas) y veréis otras películas. Y si, por casualidad, un día pasan por la tele "El diario de Noa" o "Salvar al soldado Ryan" la asociarás con cariño a aquella persona, que sin embargo, ....

10. ... que puñetera, en la mudanza de ruptura se quedó todos los DVD’s favoritos de tu filmografía; no discriminó, no tuvo tiempo ni ganas. Y vuelta a empezar.

viernes, 10 de mayo de 2013

Gente tóxica



A lo largo de nuestra vida establecemos relaciones sociales en muchos ámbitos. Bien sea dentro de la familia, con compañeros de estudios o de trabajo, o incluso con aquellos con los tuvimos relaciones sentimentales que acabaron (con o sin rencores). Son muchas las personas que se cruzan en nuestra vida para compartir épocas o momentos, pero que no por ello deben acompañarnos para siempre. Alguien dijo alguna vez que madurar es, precisamente, aprender a despedirnos de quienes un día se relacionaron con nosotros, mas o menos intensamente.

Cierto es que algunos de los que se van de nuestra vida son personas que nos enriquecen y que no hubiésemos querido que se fueran. Y cierto es también que algunos de los que se van lo hacen para siempre. La gente (buena, mala o regular) tiene la fea costumbre de morirse antes que nosotros. Pero aquí vamos a tratar de aquellas personas que, siendo toxicas, permanecen a nuestro lado siendo necesario que aprendamos a distanciarnos un poco de ellas o que, incluso, aprendamos a decirles adiós para siempre, sin que eso nos haga sentir culpables.

Y es que, como si tuviéramos una especie de síndrome de Diógenes con las personas, nos cuesta mucho desprendernos de aquellas relaciones que sabemos fehacientemente que ya no aportan nada a nuestra vida, ya sea porque esa relación se ha desgastado, o aun peor, porque se ha vuelto tóxica. Como regla general, hay que dejar de "guardar amigos" compulsivamente, y empezar a valorar con quién merece la pena realmente pasar nuestro tiempo y con quién no.














Concretando aun más, podemos establecer otro grupo de categorías de personas que (casi) todos hemos tratado alguna vez en nuestra vida:

1)    La pareja victimista:

Ya no sabes si está contigo porque te quiere, o porque te has convertido en su pañuelo de lágrimas más resistente, en su sostén, en su oxígeno vital. Hay personas que ante los problemas solo saben adoptar el rol de víctimas.  Se trata de aquellos que echan la culpa de todos sus conflictos a terceras personas, eludiendo toda responsabilidad de lo malo que les ocurre. El problema es que este victimismo se puede traducir en que nos contagien su tristeza, frustración y apatía. Da la impresión de que el universo ha diseñado un plan solo para fastidiarlo a él. Su mente es impermeable, es desconfiado y no tiene metas. Además de ser un ser tóxico para los demás, también lo es para si mismo.

Por ello es importante aprender a pararlo a tiempo. En primer lugar hay que decirles que estaremos para ayudarles a tomar decisiones y para solucionar problemas (suyos o nuestros), pero no para ser el pañuelo en el que ahogar sus penas sin implicarse. Si esto no tiene resultado, quizás la mejor opción será alejarse, porque no le estarás abandonando, le estarás dando aliento para que actúe por si mismo.

2)    El cuñado caradura: Todos hemos sufrido a ese cuñado, o familiar en general, que siempre nos llama para pedirnos algún favor, llámese mudanza, ayuda con los niños o prestarle esa herramienta que sabes que nunca más te van a devolver, pero que nunca está cuando se le necesita.  Se trata de personas que siempre querrán algo de nosotros, pero que no saben o no quieren mantener relaciones bidireccionales en las que entreguen por lo menos parte de lo que reciben.

Debemos de ser los primeros en dejar claras nuestras propias necesidades y no dejarnos avasallar por aquellos que tiran de otros sin preguntarles si están bien, si necesitan ayuda, o si les viene bien ésto o aquello.

3)    El amigo criticón:

Cada vez que queda contigo despelleja a todas las personas que tenéis en común, y en ocasiones hasta te llama por teléfono solo para contarte la última metedura de pata de alguien en concreto. Y no siempre repiten los chismes que oyen, algunas veces hasta los "mejoran". Buscan la notoriedad y hacer aliados mientras menoscaban la imagen de los demás. ¿De verdad crees que, aunque lo niegue por activa y por pasiva, no habla mal de ti cuándo se reúne con otros?. Si bien todos tendemos al cotilleo en ciertos momentos, hay que tener cuidado con aquellas personas que tienden a vivir la vida de otros, porque no les vale con la suya. Dado que sus vidas son demasiado grises, aburridas o frustrantes como para hablar de ellas, optan por destrozar todo lo que les rodea. Es decir, tratan de igualar "su" mundo por abajo, en lugar de esforzarse por ser mejores, que seria lo sensato.

El consejo con este tipo de personas es claro: no permitas que esa persona haga juicios de valor de otras personas que no están presentes si no quieres que contigo haga lo mismo. Con ello, ¿vas a evitar que hable mal de ti a tus espaldas?. Muy probablemente no, pero te hará mejor persona, incluso, aun relacionándote con ella.
4)    El compañero con mala idea:
Ese compañero de trabajo que te mira de reojo cuando no haces lo que estaba en sus planes, y que sabes que, como venganza, en algún momento, decidirá liarte alguna con toda la mala idea de la que sea capaz. Es un tipo de persona del que hay que alejarse radicalmente. Son personas que viven en un constante ataque de ira, como si el mundo les debiera algo cada mañana. No soportan que otros tengan éxito, esfuerzo y fuerza de voluntad, porque estas actitudes de superación les ningunean todavía más.
Muestran su cara mas amable mientras te utilizan como un fin para conseguir sus metas. Una vez alcanzadas, pierdes valor para ellos y te ignoran. Sienten un 0% de empatía hacia los demás. Si no mantienes las distancias con ellos acabarás sufriendo emociones como indefensión, inseguridad, impotencia y ansiedad.

5)    El jefe manipulador:

Quizás no sea tu jefe directo, que es lo que suele ocurrir, pero sí ese intermedio entre tú y el “todopoderoso”. Aparecen ante ti como majos, amables, cercanos y, la mayoria de las veces, inspiran confianza. Bien, ....pues ándate con ojo. Aunque sientas que se interesa por ti y te escucha, es importante saber que existe un perfil de persona que guardan toda la información que les das, por si necesitan usarla en tu contra en un futuro sin escrúpulos. 

Por eso, no debes de olvidar que sigue siendo un jefe y debes aprender a medir las confianzas con él. Porque, con el fin de conseguir lo que quieren, pueden llegar a fingir sentimientos, engañan y son hábiles en la tarea de darle la vuelta a muchas situaciones. ¿Qué buscan con esto?. Que te sientas culpable y cedas, siempre a su favor. Son auténticos verdugos disfrazados de víctimas.

6)    El amor platónico y narcisista:

Llevas mil años estando ahí para todo lo que necesita con la esperanza de llegar a ser algo más. Sin embargo, cada vez que estáis juntos te das cuenta de que solo habla de sí mismo, te cuenta una retahíla de problemas o alegrías sin preguntarte, ni una sola vez, qué tal estás o como fue esa operación tan importante de la que aún te estás recuperando. Este tipo de personas tóxicas no suelen preocuparse por los demás, pues están más centradas en sí mismas y en satisfacer su necesidad de recibir atención. Así, sin darte cuenta te has convertido en un elemento fundamental en su vida, puesto que alimentas su autoestima, pero él a ti ni te aporta, ni te aportará nada.

Este comportamiento se da en personas que se consideran superiores y mejores que el resto, por lo que exageran sus talentos y estarán esperando que les envidies y les admires todo el rato. Antes de alejarte discretamente para que le cuente su vida a otro, que lo hará, deberás de tener cuidado y paciencia con sus rabietas, porque en cuanto no se sientan reconocidos lucharán por continuar siendo los protagonistas de tu vida.

7)    El compañero pesimista:

Antes teníais grandes proyectos juntos, pero con el tiempo la realidad se fue abriendo paso y no todo salió como pensabais. Sin embargo, tú todavía tienes la ilusión por hacer cosas nuevas, por cumplir objetivos, mientras que él se ha rendido. Son personas que únicamente ven las dificultades de todo lo realizable. Siembran dudas y miedos, crean inseguridades, desmotivan y pueden llegar a convencerte de que lo que hace unos minutos considerabas muy posible, ahora es claramente todo lo contrario. Claro que está bien que haya personas que nos hagan ver los posibles riesgos de tomar una determinada decisión, o de llevar a cabo un proyecto complicado. Pero estas amistades van más allá. Terminan desgastando porque desprenden negatividad: todo lo ven como un problema, viven con miedo y nunca intentan nada. No salen de su zona de confort y no dejan que los demás lo hagan.

Aprende a tenerlo en cuenta antes de valorar su opinión o toma la determinación de que quizás haya cosas que es mejor no compartir con él. Si no quieres que te quite todas tus esperanzas y sueños, valórale en lo que vale en realidad, que es nada.



Como tratar a las personas tóxicas

En primer lugar: ¿Cómo saber que efectivamente estamos ante una persona tóxica?. Pues por el cansancio. Es un denominador común. Cuando nos encontramos ante una persona que nos vampiriza, lo sepamos o no, terminamos tremendamente cansados, como si nos hubieran absorbido nuestras energías. Este tipo de personas tóxicas pueden acabar sacando lo peor de nosotros y generarnos altas dosis de estrés, siendo el estrés añadido un destructor nato de nuestra energía y de nuestra productividad.

Algunas de estas personas son feliz e ingenuamente inconscientes de los efectos negativos que producen en aquellos que les rodean, mientras que otros parecen obtener satisfacción de su caótico comportamiento. Diréis vosotros: el resultado es el mismo. Sí, pero uno seria un simple idiota y otro un loco peligroso del que deberíamos salvaguardarnos.
Sin lugar a duda, la forma más inteligente de tratar con una persona tóxica, sería, directamente no tratar con ella, pero por desgracia, en ocasiones no tenemos más remedio que hacerlo, al no depender de nosotros, por lo que en muchos casos hay que tratar con estas personas no como si fueran personas, sino como meras circunstancias de las que deberíamos sacar algunas conclusiones.

Así que aquí van algunas de las estrategias que resultarían más efectivas según los expertos, y que son las que emplean las personas más inteligentes cuando tratan con ellas. Y no nos equivoquemos, pues la toxicidad en las personas abunda, en las relaciones personales y sentimentales, pero sobre todo en el ambiente de la empresa, lugar en donde pocas veces puedes elegir con quienes te codeas.

1. Establece límites y distancias.
Los quejosos y las personas portadoras de únicamente malas noticias, suelen buscar aliados para sus penas. Todo el mundo cree que está preparado para prestar el oído a un tipo de persona así, pero lo cierto es que tarde o temprano te acaba nublando el día.

La mayoría de nosotros podemos sentirnos presionados a escuchar sus quejas e historias "extrañas", porque no queremos ser vistos como antipáticos o groseros, pero hay que limitar esa línea de "oído comprensivo" con la de introducirnos en una espiral emocional negativa. Un problema lo puede tener cualquiera, claro. Pero un arsenal de problemas propios o ajenos solo lo tiene quien se dedica a coleccionarlos.

2. No mueras en la lucha.
Las personas de éxito conocen la importancia de vivir (¿para contarlo? Noooo, ....) para luchar otro día, sobre todo cuando su enemigo es una persona tóxica. En este tipo de conflictos emocionales con un "tóxico" o un "loco", puedes introducirte en una espiral que te puede dejar agotado anímicamente y nunca llegarás a una solución válida.

Elige correctamente la batalla, si de verdad merece la pena luchar o si sería preferible esperar al momento adecuado para defender sabiamente tu posición. Pero evita el enfrentamiento por el simple hecho de enfrentarte a este tipo de persona perfectamente identificado por ti.

3. Mantente al tanto de tus límites y emociones.
Creo que todos más o menos conocemos nuestros límites de desgaste emocionales, por lo que mantener una distancia emocional requiere en cierto modo conciencia. A veces no nos damos cuenta de que ya está sucediendo, pero no es tarde para poner distancia.

Piénsalo de esta forma: si una persona se te acerca en plena calle para decirte que él es Jesucristo, y además, te lo dice convencido, ¿realmente dedicarás tu tiempo a intentar convencerlo de que él no es Jesucristo?. Asentiríamos con la cabeza, sonreiríamos socarronamente y seguiríamos nuestro camino, ¿o no?. Pues eso.

4. No dejes que nadie limite tu alegría.

Si en algún momento dejas que tu sentido del placer y de la satisfacción sea proporcional a las opiniones de otras personas, dejarás de ser dueño de tu propia felicidad. Cuando las personas emocionalmente inteligentes se sienten bien acerca de cómo son y lo que han hecho, no dejan que las opiniones y comentarios de nadie les arruinen el día.

Si bien hay que escuchar las opiniones y pensamientos de otras personas, también debemos saber elegir a las personas de las que podemos extraer una crítica constructiva. Ante todo, recuerda que cuando la gente habla de ti, por regla general, nunca eres tan bueno o tan malo como dicen que eres. Solo nosotros, y no siempre, sabemos de qué pasta estamos hechos realmente.

5. Elige en quién centrarte.

Aquello que pones en tu centro de atención, es lo que determina tu estado emocional. Es decir, si únicamente te fijas en los problemas a los que te estás enfrentando, prolongarás la negatividad y el estrés. En cambio, si te enfocas en las acciones que puedes tomar para erradicar un problema, el optimismo entrará en tus emociones.

Con la gente tóxica ocurre igual, y es que si únicamente nos fijamos en ellos, eso les da poder sobre ti. En cambio, el centrarnos en diversas estrategias para dominarles, nos dará el control sobre ellos. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio (¡¡que lista que eras, abuelita!!). Si a una persona toxica no le prestas atención, es como si la desactivaras. Irá a por otra victima, claro, pero no a por ti, porque te empezará a considerar inmune a sus venenos.

6. No creas en cuentos chinos.

Dicen que el secreto de la felicidad es saber perdonar y olvidar. Y eso está muy bien como cita de Coelho. Pero lo cierto es que, si bien las personas inteligentes hacen como que perdonan, no cabe ninguna duda de que jamás olvidan. Olvidar implica dejar de aprender de los errores.

El perdón puede ser algo fingido porque no vamos a tener más remedio que trabajar con esa persona, y de esa forma se pueden calmar las aguas, pero olvidar lo que una persona tóxica te ha hecho... no sería nada inteligente que no deberíamos confundir con el rencor o el ansia de venganza.

 
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