Condenan a 13 años de reclusión a Junqueras. Otros tantos años le echan al resto de procesados, vale. Y todo el mundo está pendiente de eso ahora mismo. No sé si porque no ha habido partidos en Primera este pasado fin de semana, pero no se habla de otra cosa.
El caso es que no habían pasado ni 10 minutos desde que se publicara la sentencia, y las redes sociales (en las que, recuerdo, no es necesario pasar un examen previo para el ingreso) ya estaban opinando a favor o en contra del tema de marras en un debate (a nuestro estilo, a lo ibérico, es decir) encarnizado y de altura. Que si rebelión, que si sedición, que si
posibilidad de indulto, que si conveniencia de aplicar la Ley de Seguridad Nacional ... conceptos estos con los que todo el mundo está familiarizado desde pequeño, que se entienden perfectamente y que les está quitando la misma vida a muchos.
Bien, pues a la luz de todo ello se me ocurren 3 consideraciones:
1.- Alucino con la capacidad que tiene la gente para leerse las 493 páginas de la sentencia en escasos minutos. Un texto técnico y farragoso donde los haya, ¿eh?. ¡¡Y luego dicen que en este país no se lee!!.
2.- Alucino con la volubilidad de las emociones del personal. O quizás debiera decir "boludavilidad" (de boludos). Resulta que, anteayer, media Españistán se reía del accidente de la bandera en el desfile del 12-O mientras el otro medio se indignaba porque escocían esas risitas. Y hoy es exactamente al contrario, pero por una sentencia. Los que antes se reían ahora se indignan, y viceversa. Y solo han pasado 2 días. "Andamos" instalados en una continua montaña rusa que no sé si divierte a alguien. A mí desde luego que no, a mí me cansa mucho muchísimo. ¡¡Y luego dicen que este país tiene sentido del humor!!