- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS -
No esperes nada especial de mí, y no te decepcionaré. Ése parece ser el secreto de la felicidad: en general, no equivocarte al elevar tus propias expectativas.

Al adentrarte en este blog, tan sólo advertirte que (suelo, prefiero y) me gusta pensar y opinar por mi mismo; lo que a veces no recuerdo muy bien es en qué orden se debe realizar ese proceso. Y claro, ...así me va. Aunque últimamente y con los años, procuro "controlar" cierto orden en todo esto, la verdad es que no siempre lo consigo. Unas veces pienso lo que digo y otras, digo lo que pienso. Discúlpame en estos últimos casos; ten presente que yo procuraré hacer lo mismo contigo.

Una cosa más: como supongo que sabréis por vuestra propia experiencia, inexorablemente llega una hora de la madrugada en la que, como en esos antros habitados por gente "impresentable", hay que irse del "chinguirito" o del pub .... Eso, o quedarse, pero siempre teniendo en cuenta las especiales circunstancias que empiezan a concurrir. Es cuando ya no distingues un gintónic de un Dyc con cocacola ni por la luz ni por el sabor. Es cuando quienes parecían, en principio, poco agraciad@s físicamente empiezan a tener visibles virtudes. Algo así como si los dioses te soltaran una indirecta: "venga chaval, que ya está bien ...".

Bueno, pues algunas veces tengo la sensación de que la creación de este peculiar blog es fruto de esos momentos de "chinguirito". Quizás por eso, la mayor parte de lo que encuentres en este peculiar lugar para la reflexión introspectiva es absolutamente arbitrario y accidental, con ese sano espíritu que unicamente suele emanar de los lujos de la Realísima Gana. Por lo tanto, se evidencia que aquí no hallarás razones para la ecuanimidad, para el estricto rigor o para la exactitud ni, me temo que mucho menos, demasiados motivos para el provecho personal.

Si ya decidiste quedarte en este garito un instante más, (que sepas que te lo agradezco pero) ten en cuenta todo lo anterior para no llamarte a engaños. Recuerda que: para lo edificante, ya están las constructoras; para las doctrinas, los salvadores de patrias; para el pensamiento único, las dictaduras; y para las risas, los monólogos de comediantes. Aquí sólo encontrarás ideas, equivocadas o no, mostradas con seriedad o con la "guasa" que me proporcionó mi cigüeña, derivadas de un mayor o menor grado de desnudez implícita; pero eso sí, salidas casi siempre del corazón, con pretensiones honestas y, las veces que se pueda,
bienintencionadas, respetuosas y nada dadas al puro adoctrinamiento.


no obstante, publico alguna otra cosa ¡¡¡ aunque sólo sea por puro equilibrio emocional !!!

viernes, 11 de marzo de 2016

¿Quien manda en el IBEX?






En el mundo económico, a pesar del acuerdo del PSOE con Ciudadanos y tras la fallida sesión de investidura (algo inédito, por cierto, en nuestra joven "democracia") anda algo nervioso y sólo percibe tres grandes escenarios: un gobierno de izquierdas encabezado por el PSOE y Podemos y posibilitado por diferentes partidos incluido Esquerra Republicana; el segundo, la celebración de nuevas elecciones en la primera mitad de 2016 por imposibilidad de formar gobierno; y, el tercero, la tan cacareada gran coalición PP-PSOE, con o sin intervención de Ciudadanos. Este último es el que prefieren porque, según las altas esferas económicas, nuevas elecciones implican prolongar la incertidumbre regulatoria y el freno a "sus" reformas. Lo que queda meridianamente claro es que rechazan un ejecutivo con Podemos. Para Rosell, el presidente de la patronal CEOE, la clave en la recuperación económica (¡¡¡qué va a decir!!!) "va a ser el programa de Gobierno" y si "penaliza, paraliza y pone trabas a todo, la gente va a pensárselo de cara a futuras inversiones".





Por lo tanto, se nota inquietud en las cúpulas de las grandes empresas del IBEX provocada por la inestabilidad política surgida tras el 20-D. No están muy acostumbrados a que se mueva la tierra bajo sus pies y presionan para que tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez antepongan el pacto PP-PSOE a su interés personal y a la continuidad en sus cargos. Ante todo esto surge la gran pregunta: ¿quién manda en España?. Y otra no menos interesante: esos que mandan, ¿se presentan a las elecciones?.

Pues bien, me mojo (no pasa nada, ....los mindundis es lo que tenemos, que nos podemos mojar y no pasa nada mientras tengamos la toalla a mano). En España quien manda realmente es una oligarquía que coincide básicamente (aunque no exactamente) con el IBEX35, el índice bursátil que agrupa a la élite empresarial española. Esa misma oligarquía que hizo su agosto durante los cuarenta años de franquismo aprovechando la tremenda represión y ha seguido subida al carro de la opulencia durante los cuarenta años siguientes, con una democracia (que cada vez se pone más de manifiesto que es) de baja calidad y casi nula humanidad. Y por supuesto, ese mando en plaza no lo ejercen en solitario, no sería efectivo. Lo ejercen en compañía de una clase política gobernante, a su servicio en demasiadas ocasiones. Esa curiosa alianza, incluso, ha sido históricamente una rémora para el desarrollo español. Juan Pedro Velázquez-Gaztelu lo ilustra extraordinariamente bien en su libro "Capitalismo a la española. Cómo la perversa alianza entre los políticos y la oligarquía financiera frena el avance en España" (Madrid, 2015).

Casi todas las empresas del IBEX35 suman más de 800 compañías filiales en paraísos fiscales, según Oxfam-Intermón, con el fin casi único de evadir el pago de impuestos en España. Hay que ver, ¿eh? ¡¡Con lo patriotas que se declaran y con lo que quieren a España!!. Les siguen, pues han aprendido bien la lección de los grandes patriotas financieros, artistas y deportistas, a los que tanto aplaude la gente. Conforman una gran lista de españoles con domicilio en paraísos fiscales, que frecuentemente se envuelven en la bandera y sacan la vena nacionalista hispánica. De cara a la galería, claro, pues su patria no está delimitada en los mapas, es el dinero. Y es que, como decía nuestro Góngora, “ándeme yo caliente y ríase la gente”. Y si no ríe, llora, pues da lo mismo también mientras “ándeme yo caliente". No sé si me explico.

Así pues, el problema tradicional de la Hacienda española es la falta de ingresos. En 2012, recuerda Velázquez-Gaztelu, los ingresos representaron sólo el 32,5 del PIB, es decir, 4,6 puntos porcentuales menos que antes de estallar la crisis y 7,9 puntos menos que la media europea. Y es que a nuestros dirigentes, reales o ficticios, se les llena la boca al hablar de gastos (sociales, sobre todo), y casi nunca les da por hablar de los ingresos. En todo caso hablan para decir que bajarán los impuestos, cosa electoralmente muy provechosa, olvidando referirse a los que más atesoran, quienes tienen un tratamiento muy favorable a sus intereses. ¡Qué les importa a ellos la sociedad y el bien común!
¿Entonces qué? ¿Es que en España no contribuimos a las cargas de la sociedad del bienestar, cada vez más mermada, por cierto? Nooo. Lo que pasa es que siempre contribuimos los mismos y hasta la extenuación. Más datos: el 72 por ciento de los impuestos no pagados en España (el fraude, vaya) corresponden a los grandes patriotas, a las grandes fortunas y a las grandes empresas, que le quitan al fisco en torno a 43.000 millones de euros. Además, las familias corrientes, esas que se apellidan Garcia o Rodríguez, pagan a las arcas públicas 46 veces más que las grandes empresas, cuyos representantes, acompañados de sus grandes medios de propaganda y persuasión, se llenan la boca de España y patria, se rompen las vestiduras ante cualquier ataque al status quo y adornan sus muñecas con la bicolor, eso si, al lado de su Rolex. Un dato más, Gabriel Zucman, profesor de la London School of Economics, calcula que la riqueza que algunos españoles tienen en paraísos fiscales ronda los 144.000 millones de euros, la mitad en Suiza: ¡Viva España!.
Los consejos de casi la mitad de las compañías del IBEX35, que agrupa a la élite corporativa española, tienen al menos a un exponente de la nobleza. Son 24 aristócratas, de los que 20 son españoles y el resto, británicos. Hay 13 marqueses (uno de ellos es también vizconde), cuatro condes, un duque, tres barones y un sir británico. La cifra de nobles españoles en las empresas del IBEX es significativa teniendo en cuenta que en España hay poco más de 2.200 personas con esa condición, que hunde sus raíces en la época feudal y que actualmente no deberia conllevar ningún privilegio, más allá del protocolario. El perfil es similar: tienen, casi siempre, una educación exquisita, un currículum envidiable, un notable patrimonio y una red de contactos inigualable.

Los expolíticos también ganan presencia y poder en el IBEX35. El año pasado, 48 de los 487 puestos de los consejos de administración del
IBEX (el 9,8% del total) estaban ocupados por personas que tuvieron o tienen cargos públicos relevantes. En 2009, el porcentaje era del 8%. Si la medición se hace en función del tamaño de la empresa, el poder de estos consejeros es aún mayor, pues representan el 14,5% del valor del IBEX, frente al 10,9% de 2009. La presencia de expolíticos en la gran empresa está generalizada y se explica por la inmejorable agenda de contactos de quien conoce las entrañas de la cosa pública. Veintiséis de las 34 firmas analizadas tienen, al menos, un exalto cargo en su consejo. Sólo hay ocho sin expolíticos: Inditex, BBVA, Banco Popular, Abertis, Bankinter, Ferrovial, Grifols y Sacyr.




Otro dato curioso. En esos 48 sillones hay clara mayoría socialista. Ocupan 18 puestos, con un poder equivalente al 4,35% del valor del
IBEX. Pero el PP, que tiene 11 consejeros de su órbita, los tiene bien situados, y controlan el 4,31% del IBEX.

El pasado 18 de enero de 2016, Oxfam, nada sospechoso de bolivariano ni bolchevique, hizo público su informe "Una economía al servicio del 1%. Acabar con los privilegios y la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema", con un anexo para España. ¡¡¡Cómo no va a hacer un anexo para España, si Spain is different!!!. Sus alarmantes titulares son los siguientes: la desigualdad extrema crece hasta alcanzar cotas insoportables; poder y privilegios se utilizan para manipular “el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres"; el entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares; para combatir con éxito la pobreza, es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad.




Para el caso español hay cuatro cuestiones principales, según parece:
- La primera es que muchísimo menos del uno por ciento más rico de la población concentra en el 2015 casi tanta riqueza como el ochenta por ciento más pobre. Una exigua minoría, 1400 personas (apenas un 0.035% de la población), controla mayoritariamente a las grandes empresas españolas y una capitalización de 789.759 millones de euros, equivalente al 80.5% del PIB
- La segunda, que aumenta de manera significativa la población en situación de pobreza y exclusión, que ya ha alcanzado su máximo histórico, un 29,2 por ciento de la población. Es decir, 13,4 millones de personas.
- La tercera que España tiene una de las presiones fiscales efectivas más bajas de toda Europa, 8,2 puntos por debajo del promedio de la Eurozona, con un diseño injusto, además, por el que el 85 por ciento del esfuerzo recae sobre las familias frente a una contribución casi nula de la fiscalidad sobre el patrimonio, la riqueza o el capital.
- Y la última que cada vez es mayor el desvío de capitales hacia paraísos fiscales, que entre 2013 y 2014 creció en España un 2.000 por ciento. De lo cual se deduce que la patria de algunos es el dinero. Y que no nos cuenten milongas.

Por eso, concluye Oxfam, “El nuevo Parlamento y el futuro Gobierno deben darle al combate a la desigualdad una prioridad absoluta”. Y nos jugamos mucho como sociedad pues los poderes económicos

van a intentar, como siempre lo han hecho, prolongar su situación de privilegio por otros cuarenta años, mediante el procedimiento gatopardiano de permitir cambiar algo para que nada cambie. El Roto lo decía muy claro en su dibujo de El País: “Quizás cambiemos de dirigentes para no cambiar de dirección”.

Todo este preámbulo (cada vez mas extenso - lo siento) me sirve para lo que realmente quería, que no era otra cosa que traer a este blog un articulo tremendamente esclarecedor de Rubén Yuste de

Ancos para Contexto y Acción titulado "De acuerdo, manda el IBEX... ¿Pero quién manda en el IBEX?". La mayor parte del mismo lo reproduzco a continuación .....


De acuerdo, manda el IBEX... ¿Pero quién manda en el IBEX?

Como herramienta pedagógica, quizá sería bueno rescatar la serie televisiva producida por Martin Scorsese, Boardwalk Empire, para interpretar la situación actual. En ella se retrata la vida del tesorero de la próspera Atlantic City (Steve Buscemi) a inicios del siglo XX, un cargo público (menor) dedicado a gestionar las arcas de la ciudad. No obstante, detrás de su pretendida función, se manifiesta su rol como articulador de los negocios de la urbe. Como tal, recibe una renta de los negocios del lugar,

promociona a aquellos que le han apoyado durante la campaña electoral, y hunde a aquellos que osan enfrentarse a él. Su posición viene facilitada por un hecho: él construyó aquel lugar y fue quien puso a cada uno de los que ocupan un puesto de importancia. Sin embargo, su poder se tuerce con la aprobación de la ley seca y la entrada de nuevos competidores.

Es la política vista desde el conflicto entre clases pudientes, y las transformaciones sociales que originaron dicho conflicto.

Siguiendo esta lectura, la política en España parece rodar hoy por similares derroteros. La corrupción estructural y las tres crisis sistémicas (del régimen político, del modelo financiero/económico, y del bloque mediático y propagandístico) que la acompañan así lo indican: en los últimos 25 años, la política (desde la monarquía hasta las pequeñas instituciones locales) ha servido para mediar y medrar entre empresarios necesitados de contratos, facilitando adjudicaciones, licencias, recalificaciones, favores, fusiones, tanto dentro como fuera del país.

Si apuntamos a la acumulación primigenia que ha resultado en esta capacidad intermediaria, veremos cómo los diferentes gobiernos de turno han facilitado durante décadas que gigantescos recursos (financieros, materiales, humanos) fueran desviados desde el Estado a determinadas manos.

Un ejemplo del peso de este capital transferido a manos privadas es que la capitalización de las seis empresas públicas que cotizaban en el
IBEX35 en los años 90 (Fecsa, Repsol, Telefónica, Sevillana, Tabacalera y Endesa) suponía entonces casi el 40% de la capitalización del índice bursátil (38,14%); es decir, una sexta parte de las empresas concentraba más de un tercio de la capitalización del índice. Hoy, estas empresas siguen siendo fundamentales en el reparto de poder del IBEX. Pero la crisis ha movido las fichas y el poder se ha troceado entre distintas facciones.




Oligarquía política

Este capitalismo español concentrado ha ayudado a que los partidos y sus líderes se sitúen en una posición privilegiada dentro del poder económico, cual oligarquía perestroikiana, hasta ser un reflejo del mismo, ocupando así sus más altas posiciones. Los gobiernos de nuestra historia democrática y predemocrática se abrazan en el
IBEX35, en un imparable juego de puertas giratorias. En el Grupo Santander están UCD, el PSOE y el PP: el actual vicepresidente, Matías Rodríguez Inciarte, fue ministro de la Presidencia con UCD; el consejero Guillermo de la Dehesa fue secretario de Estado de Economía y arquitecto de las privatizaciones en los 80 con el PSOE; Isabel Tocino, ministra de Medio Ambiente con el PP, también es consejera.

En Gas Natural, nuestro presidente más longevo (14 años), Felipe González, fue consejero hasta el año pasado; retrocediendo al
IBEX de los años 90, encontramos a otro expresidente, Leopoldo Calvo Sotelo, como consejero de Ferrovial; y en otra gran constructora, OHL, se unen pasado y presente: su actual presidente y propietario, Juan Miguel Villar Mir, remite a la Transición --fue vicepresidente y ministro de Economía del primer Gobierno del Rey (1975)--; su actual CEO, peso pesado en los dos Gabinetes de Aznar, es Josep Piqué, ex ministro de Exteriores, Industria,  Ciencia y ex portavoz del gobierno.

Los políticos que acaban en el
IBEX no son sujetos aislados, sino que tienen una singularidad y una unidad específica como grupo, lo que les constituye como un bloque de poder ‘económico’: se extienden por 29 de las 35 empresas del IBEX35 actual. Forman así parte de un grupo de presión muy relevante, pues el simple estornudo de estas empresas asusta a toda la economía: su cotización es una muestra de salud interna y muchas de ellas entran, por su riesgo sistémico, en la lista de las ‘entidades susceptibles de rescate’, las denominadas “too big to fail”.

Ese grupo de políticos/empresarios forma, junto a los empresarios puros, una clase pacíficamente desunida dentro del
IBEX35, en el que hoy se cruzan alianzas y enfrentamientos y se desarrolla la pugna por conseguir la posición dominante en la economía. Hay mucho en juego. En un país vigilado muy de cerca por la Troika y más endeudado que nunca (casi el 100% del PIB), la capitalización de las 35 empresas del principal índice bursátil equivale a la mitad del Producto Interior Bruto español: 547.785 millones, aportando 18.173 millones (en 2014) a las arcas del Estado por impuestos de sociedades (un 40,5% de los 44.823 millones que se recaudaban al inicio de la crisis, en 2007, según un informe de CC.OO).

Durante dos largas décadas todo fue bien para las grandes empresas del
IBEX y su imperio: la unidad del bloque estaba garantizada por el Estado y por las cajas de ahorro, es decir, por consejeros políticos y el riego de capital de las cajas y el Estado. Durante este tiempo, se repartieron el poder PP y PSOE, apoyándose en cajas de ahorros y en el control de la SEPI (el grupo industrial estatal, antes conocido como INI y INH) según el gobierno de turno. Pero la larga recesión y las medidas impuestas por Europa torcieron este equilibrio.

Reparto PSOE-PP

El reparto vigente en 2010 daba a los tecnócratas del PSOE influencia en un área del
IBEX35 que incluía a las antiguas empresas públicas (Telefónica, Repsol, Endesa), las participadas por el Estado (Red Eléctrica o Enagás) y el Banco Santander, al cual benefició en los años 90 (concurso mediante) con la adjudicación de un Banesto expropiado, convirtiendo así el banco de la familia Botín en la mayor entidad financiera del país.

Los mandarines del PP, por el contrario, se habían ido extendiendo por múltiples sectores, constituyendo un holding de eléctricas, seguros, tecnológicas y alimentación, a partir de su control de Caja Madrid y Bancaja. Ambas cajas, controladas por el exvicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato y por José Luis Olivas (expresidente de la Generalitat Valenciana con el PP), y finalmente fusionadas en Bankia, disfrutaban en 2010, ya bien entrada la crisis económica, de una posición oligopólica en el
IBEX35, con la participación en un total de ocho sociedades del índice (Indra, Iberia, Mapfre, Iberdrola, Ebro Foods, Enagás y BME), siendo dominantes en las tres primeras, e indirectamente, controlando un área mucho más amplia, a través de las participaciones de sus participadas. Sólo había un accionista con un poder similar en el IBEX35 en 2010: La Caixa (con seis participadas).

Ni siquiera el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue un problema para el poderío del PP/
IBEX. El presidente socialista dio el visto bueno, aunque no fuera de su agrado, a la fusión de Bancaja y Caja Madrid en diciembre de 2010, las dos cajas madres del gran proyecto económico del PP y sus empresarios afines: Valencia y Madrid.

En Valencia, Bancaja siempre fue un fiel aliado para financiar el imperio del PP: fútbol, construcción, arte y espectáculos. Un ejemplo: la caja compró suelo –sin valor según el juez Andreu-- por valor de 86 millones a Enrique Ortiz, amigo de la alcaldesa alicantina Sonia Castelló y de Aurelio Izquierdo, director general de Bancaja, con el que compartía juergas en prostíbulos y yates. La caja se sumaba así al apoyo de la CAM, que había llegado a financiar con 150 millones al constructor. También insufló oxígeno a proyectos faraónicos, como Terra Mítica (200 millones junto a la CAM) o la Ciudad de la Luz (que costó una cifra similar y que estos días sale, por segunda vez, a subasta pública). La incursión de Bancaja en el fútbol no fue menor: colaboró como si no hubiera un mañana en la financiación del Valencia C.F., con el cual tenía en 2008 una deuda de 308 millones.

En el imperio levantino no se ponía el sol: la caja hizo inversiones hasta en el Caribe, en la sociedad Grand Coral, que operaba en México, con préstamos y compra de acciones por valor de 100 millones. A partir de maniobras fraudulentas de ampliación de capital, los socios alicantinos Juan Ferrí y José Baldó (dueños del 35% de Grand Coral) se embolsaron 47,4 millones de la caja, según un informe de Bankia. El presidente de Bancaja y posterior vicepresidente de Bankia, José Luis Olivas, está hoy imputado por estafa y malversación. Como medida de gracia, el juez Juan Pablo González le ha concedido el desbloqueo de 3.500 euros al mes.

Blesa, Aznar y compañía

En Madrid, la caja controlada por Miguel Blesa, el viejo amigo de José María Aznar, tuvo una actuación similar, aunque, dado su tamaño, el brazo financiero de la casa ayudaba a círculos empresariales más exclusivos. Ahí quedan los créditos a múltiples empresarios, algunos de ellos encarcelados hoy. Por ejemplo, a Díaz Ferrán, consejero en Bankia (131 millones, de los que el 15% ha quedado impagado); al exvicepresidente de la CEOE y también consejero en Bankia, Arturo Fernández (2 millones), o a los todopoderosos Florentino Pérez (620 millones, aún sin cuantificar los que proceden de Bankia), Esther Koplowitz (1.000 millones en créditos junto al BBVA, cuyo pago ha sido pospuesto a 2018), Villar Mir (344 millones al 0% de interés, concedidos mientras López Madrid, su yerno, era consejero) o al dueño de la quebrada Martinsa Fadesa, Fernando Martín (1.000 millones para la compra de Fadesa a Manuel Jové, autorizados por el responsable de créditos a empresas Carlos Vela, quien después pasó a ser CEO del grupo constructor).

Pero Caja Madrid no es sólo la gran acreedora de las fortunas del ladrillazo español. Su política como brazo financiero de proyectos de envergadura le llevó a igualar a su amiga valenciana, financiando un parque temático para Madrid, el Parque Warner, al cual concedió un crédito de 211 millones. O el fichaje de Cristiano Ronaldo (76,5 millones). O dando crédito a mansalva a medios de comunicación. Su radio de acción no sólo abarcaba la tierra patria. Su política de compras le llevó muy cerca de Bancaja, a Florida, donde se hizo con el City National Bank of Florida, por 1.134 millones, que finalmente fue vendido en 2013 por 683 millones, casi la mitad de lo que costó. Esta fue una operación investigada por el juez Elpidio Silva, que le supuso ser apartado de la carrera judicial.

El destino quiso que la unión en 2010 del imperio del PP en Valencia (Bancaja) y Madrid (Caja Madrid) se hiciera con la bendición del PSOE. No sólo dio su visto bueno en esta ocasión, sino que posteriormente, Elena Salgado (ministra de Economía, hoy en Enel) permitió su salida a Bolsa en mayo de 2011, en un proceso para el cual las cuentas fueron “maquilladas”, en palabras de los peritos del Banco de España al servicio de la Audiencia Nacional y del juez Andreu. Veredicto que no comparten el FROB y la CNMV, esta última investigada por la Audiencia Nacional por una presunta trama de cobros por la cual se pudo beneficiar a, entre otras, Bankia, en su salida a Bolsa. Están siendo investigados los responsables del presunto regulador desde la etapa de Zapatero: Manuel Conthe (hoy en Acerinox y participante en muchos de los actos de Ciudadanos), Julio Segura Sánchez (en el cargo durante la salida a Bolsa), y Elvira Rodríguez (actualmente en funciones).

El verdadero problema llegó con el rescate a Bankia. La casa Aznar había depositado ahí todas sus esperanzas de control y poder: ahí estaban todos los proyectos apadrinados durante tres lustros por el Partido Popular, y todos sus compañeros de viaje, empresarios, conseguidores y capitalistas, unos renombrados y otros menos conocidos. Ahí estaban los créditos concedidos a dedo, pero también las participaciones en empresas que permitían al Partido Popular mantener un gran poder intermediario dentro del
IBEX35. Todos los indicios apuntan hoy a que Caja Madrid sirvió de tabla de salvación para el poder económico cuando llegó la crisis.

Pero dos años después, años de Púnica y Taula, todo se torció. Las pérdidas reales que anunció Bankia en diciembre de 2012, próximas a los 20.000 millones, quedaban fuera del alcance del FROB, así que el Gobierno Rajoy tuvo que acudir a un crédito concedido por el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). La aprobación del préstamo, que incluye tres tramos hasta llegar a los 100.000 millones (el 10% de la deuda pública actual), la realizó Mariano Rajoy en el momento de mayor especulación sobre la prima de riesgo, que había llegado a los 610 puntos en agosto de 2012.

Llegan los americanos

Ya en diciembre, con el rescate debajo del brazo, el Gobierno firma las condiciones incluidas en el memorando de entendimiento. Su aplicación implicaba limitar el control de las cajas de ahorros sobre las empresas en las que participaban (se reduce a cuatro), transformarlas todas en bancos (y a las fundaciones en tenedoras de acciones), y evitar la participación de políticos en ellas. Era el programa perfecto para limitar el poder de las cajas y facilitar la entrada de un nuevo competidor en el quebrantado pastel económico: los fondos y los bancos custodio estadounidenses.

Este hecho supuso un duro golpe para Aznar. Al aplicar esas condiciones a Bankia, Rajoy, su sucesor designado, le había robado el muñeco con el que había dominado el
IBEX35. Rajoy defenestró a la cúpula de Bankia, retiró a Rato e impuso un consejo de administración dominado por un ex del BBVA, Ignacio Goirigolzarri. Indirectamente, con esa acción puso toda clase de información no solo en manos de la Troika sino también en manos de los competidores, los fondos de inversión que controlan el BBVA. Los mismos que hoy han logrado poner en su órbita de control a Bankia. Presionado por Alemania, Draghi y el FMI, el Gobierno de Rajoy se desprenderá unos meses después del holding Bankia: el 12% de IAG (junio de 2013), el 20,14% de Indra (agosto de 2013), el 4,94% de Iberdrola (abril de 2014), el 19,07% de Metrovacesa (diciembre del 2014), y la joya de la corona, el 15% de Mapfre (septiembre de 2014).

Sin mover una ceja, y quizá sin proponérselo, Rajoy había ganado la partida a su expatrón y a su gran enemiga, Esperanza Aguirre.

Aznar y la presidenta del PP madrileño se quedaron de repente sin su inmenso poder de intermediación, si bien es cierto que el cerebro de la operación todavía podía recurrir a sus delfines, Francisco González (BBVA), Pablo Isla (Inditex) y César Alierta (Telefónica), a los cuales colocó en puestos clave durante su mandato. Pero nada era lo mismo, pues sin dominar el aparato de créditos, favores y participaciones, ya no tenía poder económico sobre ellos.

Aznar respondió a la situación creando el Instituto Atlántico de Gobierno, en el cual reunió a sus otrora beneficiados y benefactores. En el consejo directivo del instituto que preside figuran numerosas autoridades “amigas” de empresas del
IBEX35: Alierta (Telefónica), Borja Prado (Endesa), Josep Piqué (OHL), Javier Monzón (Indra), Javier Benjumea (Abengoa), Antonio Brufau (Repsol), María Dolores Dancausa (Bankinter) o Antonio Huertas (Mapfre).

Como consecuencia de la intervención de Bankia, la influencia del PP sobre el
IBEX quedó en manos de Rajoy, quien a través de la SEPI controla (en funciones) Ebro Foods, Enagás, Indra y Red Eléctrica; y, a través del FROB, también Bankia y otras entidades financieras rescatadas, como Banco Mare Nostrum o Banco CEISS.

La consecuencia más inmediata de este cambio de cromos es que, si el PP no lograra acceder al Gobierno en las sesiones de investidura o elecciones venideras, quedará sin ninguna capacidad de control sobre un buen número de sociedades del
IBEX35.

Y no sólo eso, sino que quien controle la galaxia Bankia controlará un sinfín de créditos que sostienen todavía a muchas de las grandes fortunas y empresas que van en dirección a la quiebra y cuya subsistencia depende del gran respirador artificial.

En el nuevo
IBEX35 post Bankia, la partida ha pasado de ser un juego de dos (La Caixa y Caja Madrid como accionistas de múltiples empresas) a una que incluye a tres actores: un PP que se aferra a la SEPI y el FROB para no perder el control de lo que fue su imperio; un sector mayoritario, vinculado a las antiguas empresas públicas o concertadas (Telefónica, Repsol, Iberia, Endesa), hoy en la órbita del Santander, BBVA y los fondos de inversión (Chase Nominees, Bank of New York Mellon, State Street Bank), y en particular de Blackrock; y por último, un tercer sector de empresas, el único articulado por una entidad de capital nacional: La Caixa.

Blackrock, el actor emergente

El nuevo actor emergente, Blackrock, ha ganado terreno con la crisis y tiene hoy repartidos 12.000 millones por empresas del
IBEX35. Su ascenso ha sido meteórico. En 2010 solo tenía participaciones en dos empresas (Telefónica y Gamesa); en 2013 tenía participación en doce sociedades del IBEX35, y en 2016 han pasado a ser 19. Sus principales referentes en España son el BBVA y el Santander, los cuales han tenido tradicionalmente bancos custodio como accionistas de referencia (State Street Bank y New York Mellon, y Chase Nominees, entre otros). Los bancos fueron los precursores de la invasión fondista, con Telefónica, la primera empresa del IBEX35 que introdujo a Blackrock como accionista.

El candidato Pedro Sánchez ha tenido varias ocasiones para conocerles. En junio de 2015, fue invitado a una reunión del Club Bilderberg (junto a Ana Patricia Botín y Juan Luis Cebrián) en la que estaba el vicepresidente de Blacrock, Philipp Hildebrand, aunque finalmente el líder socialista no acudió. No obstante, según la agenda del PSOE, dos meses después, el secretario de economía del PSOE, Manuel de la Rocha, se reunió con Jim Barry, responsable de Infraestructura de Blackrock, en Ferraz. Su presidente, Larry Fink, un asiduo al foro de Davos, es autor de varias frases memorables. Una afirma: “Hay que educar a la población [en Europa] para que vote al líder correcto que tome las medidas correctas”. En otra aconsejaba esperar el momento oportuno, cuando suceden fuertes caídas y hay pánico en las bolsas, para comprar acciones: “Antes de comprar hay que ver sangre en las calles”.

En una entrevista concedida a El País durante una visita a España en junio del año pasado, Fink advertía: “Quien gobierne en España (…) debe de ser responsable de los compromisos adquiridos, que son compromisos de Estado y no de un gobierno concreto”.

Blackrock es la mayor gestora de fondos del mundo: maneja una cartera de 4,2 billones de euros, cuatro veces el PIB español.

Galaxia Fainé

Otro de los actores poderosos del actual
IBEX35 es Caixabank (La Caixa), el holding catalán comandado por el pío y opusdeísta Isidro Fainé. Es la única gran caja que no tiene participación del FROB, al igual que otras cajas menores reconvertidas, como Ibercaja, Kutxabank, Liberbank y Unicaja, cuyo accionista de referencia es la fundación. Fainé suele ser discreto con sus preferencias, y le cuesta entrar en el juego de apariencias y amistades madrileño, pero no ha podido ocultar su preferencia por un gobierno estable: “Si se hace un gobierno estable habrá inversiones”, dijo en la presentación de resultados de La Caixa en enero de este año.

Cabe recordar que Fainé conoce bien las virtudes y las debilidades de Albert Rivera porque fue su jefe (supremo) en La Caixa, y que fue el único patrón del
IBEX (junto a Josep Oliú, del Sabadell, o Salvador Alemany, de Abertis) que no acudió en octubre, dos meses antes de las elecciones, a la reunión organizada por el lobby del IBEX35, Puente Aéreo, con el candidato de Ciudadanos. Fainé sabe lo importante que es 2016, con una agenda de fusiones recomendadas por la Unión Europea, que acercan a La Caixa al Banco Popular o Ibercaja.

Todos en el
IBEX se juegan mucho con el próximo Gobierno, pues de él dependerá inclinar hacia un lado u otro la balanza de poder entre las tres galaxias dominantes (SEPI, Caixa, Blackrock). Se podría hacer una hipotética lectura de los bandos del IBEX35 y de sus preferencias políticas, aunque evidentemente nunca sería una correlación perfecta. Pero lo que se puede afirmar es que el núcleo de las grandes empresas españolas se ha dividido en tres zonas de influencia que coinciden con los tres partidos que hoy se postulan (entre trucos, silencios y teatro) para formar la gran coalición. También, que hay en curso un clima social y un choque de trenes entre las clases pudientes que amenaza con llevarse todo lo que fue --y también lo que puede llegar a ser-- el PP, y que de ello depende que este siga controlando los resortes del Estado y su gran caja fuerte, todavía en manos de Bankia-FROB.

Por otro lado, sorprende el mutismo en las negociaciones sobre el futuro de Bankia y otras entidades intervenidas por el FROB, ante la anunciada nueva fase de concentración del sector bancario.

Y por último, parece evidente que los grandes capitales del
IBEX35 y sus gestores, ante la situación de parálisis política, no pueden dejar que sus padrinos se enfrenten --o peor, que opten por peligrosos derroteros--. De ahí su esfuerzo por mediar en su reconciliación, y su mal disimulado interés en apartar como sea a Podemos de un hipotético Gobierno de coalición.

Cada cual puede sacar sus propias conclusiones. Pero que nadie se equivoque: las negociaciones por la investidura de 2016 tienen detrás una agenda que no vemos. Y en la portada de esa agenda pone IBEX35. Aunque el mundo cambia muy deprisa y cabe la posibilidad de que esas cuatro letras y dos números sean solo las marionetas de unos titiriteros más grandes, cuyo rostro y nombre apenas distinguimos...


Mi impresión particular, y me gustaría mucho equivocarme, es que surgirá en el ultimo minuto un gran acuerdo entre el sector conservador del PSOE, el PP y Ciudadanos, porque lo manda el IBEX35, la Troika, una parte de la jerarquía católica, es decir, los que realmente aun son el poder de este país.




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