En su Plan de Control de 2013, la Agencia Tributaria no consideró entre los potenciales sujetos de riesgo que había que controlar a los amnistiados del 2012. Se dedicó a otros perfiles: fontaneros, artistas bolivarianos, periodistas críticos, perroflautas, etc ... Y ello, a pesar de que al Gobierno se le llenaba la boca defendiendo por tierra, mar o aire que la "regularización" (como la llamaban ellos) no eximía del delito. ¡¡¡Qué curioso!!!. Por un tiempo, el listado de los 31.000 individuos (muchos, ¿no?) que accedieron a la amnistía fiscal del PP permaneció en un cajón celosamente guardado. Pero Beatriz Viana, directora de la Agencia Tributaria en la época en la esos nombres no salían de aquel cajón blindado, obviamente, tuvo acceso a los datos. Y, lógicamente, pudo conocer de primera mano que Rodrigo Rato aparecía entre los acogidos a dicha amnistía. Ese mismo Rodrigo Rato del que ella misma fue jefa de gabinete cuando aquel fue vicepresidente económico y el lumbreras por antonomasia de todo un ciclo. ¿Casualidad?. No lo creo. Pero no nos detengamos en esta sospecha, aunque sea más que evidente. Visto lo visto, es lo de menos.
El caso es que la decisión de chequear el listado no dependía de ella, que para eso era unicamente una (bien)mandada. Dependía, más bien, como casi todo en la Agencia Tributaria, de instancias bastante más elevadas; ella lo que hizo, y muy eficazmente por cierto mientras desempeñó el cargo de directora, fue contribuir a no remover la mier.. (ejemm, perdón) el cotarro, haciéndole de paso un favor a su exjefe Rato y a otros muchos. Más tarde, pese a los favores realizados, fue "invitada a dimitir" en junio del 2013, por su metedura de pata en la rueda de prensa en la que intentó explicar, cosa que no consiguió demasiado, que Bárcenas no pudo acogerse a la amnistía y, sobre todo, por el informe que atribuía nada más y nada menos que 13 fincas a la Infanta. Como premio a estas (conocidas) ineptitudes y a otras muchas (menos conocidas) se le otorgó un alto cargo en la CNMV. Así son en la administración españistaní. ¡¡Spañistán is different!!
Del no al sí
Santiago Menéndez |
No había que ser un crack para darse cuenta del origen ilícito de los fondos regularizados. Motivos para la sospecha no faltaban, porque Hacienda permitió que se declarase el dinero directamente en efectivo, sin especificar el origen de los fondos y sin importar si procedía de un país con secreto bancario, del trafico de armas, o de una nave volante. No se preguntaba, en definitiva. Algo que, por cierto, también se hizo en las dos amnistías del PSOE, pues se desconocía la identidad de quienes compraron la deuda del Tesoro instrumentada para aquellas regularizaciones. Así las cosas, parece lógico pensar que muchos de los beneficiarios, de quienes sólo conocemos el nombre de Rato (pero que seguro que figuran algunos nombres que nos dejarán helados - a mí, poco) simplemente quisieron blanquear fondos.
Pero, y ahora viene la pregunta del millón, ¿qué sucedió para que se gestase semejante cambio repentino de opinión?. El Gobierno insiste en que nunca ha habido tal cambio de opinión. Simplemente sostienen que el proceso de cruzar los datos de más de 150.000 sujetos (entre la declaración de bienes en el extranjero y la amnistía fiscal) tarda mucho. Pero otras fuentes no opinan así. Consideran que tres años se antoja demasiado tiempo para hacer algo que cotejas informáticamente. Por ejemplo, cruzar los altos cargos con los amnistiados conlleva una tarea informática que no debería haber sido ni tan difícil, ni tan lenta de acometer.
Y en este punto puede arrojar algo de luz una frase pronunciada hace escasos meses en privado por un alto cargo del Ejecutivo: “Si hay un nuevo Gobierno tras las elecciones, ¿qué va a hacer con la lista de los amnistiados?, ¿acaso alguien piensa que no la va a publicar en cuanto tenga la ocasión?”. Aaaaaaamigo, aquí está el quid de la cuestión. La posibilidad de dejar tamaño regalito a los siguientes, sean ellos mismos o no, era demasiado arriesgada. La maquinaria entró en funcionamiento. No podía ocurrir que el PP lo dejase sin investigar porque de tamaño error no se recobraría jamas de los jamases.
Comienza entonces una voladura interna controlada. Sólo que la explosión se precipitó mientras se manipulaba la bomba. En medio del proceso, Vozpópuli publica en exclusiva que Rodrigo Rato está siendo investigado tras haberse acogido a la amnistía. ¿Cóoooomo? ¿Raaaato? Un mito del PP, el mejor ministro de Economía de la democracia (si no tenemos en cuenta lo de Bankia -preferentes, salida a bolsa, tarjetas black-, lo del FMI y ahora esto) vuelve a morder el polvo. El escándalo estalla. Y Montoro resulta el principal damnificado de la metralla desperdigada por todos los medios. Su amnistía fiscal ahora resulta que es uno de los errores más garrafales de la legislatura de los recortes.
Enseguida, en el Gobierno surge la pregunta de quién ha soltado semejante carga de profundidad con unas elecciones a la vuelta de la esquina. Ya sabéis, en Españistan nos preguntamos antes por el quién, que por el cómo o el cuándo. “Hacienda siempre tuvo el contenido y nunca se filtró. Pero tan pronto como se remite la lista al Sepblac (uno de los órganos de apoyo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales) para que lo investigue, la información se divulga. Dos días, tardaron dos días”, enfatiza alguien al corriente de las entretelas del caso.
Juan Manuel Vega |
¿Cómo y por qué Rato?
Hacienda abrió una investigación que puso hace meses en manos de la Fiscalía Anticorrupción, que ya rastreaba los movimientos de Rato por el caso de la salida a bolsa de Bankia y la pieza derivada sobre las tarjetas opacas de Caja Madrid. Entonces, Anticorrupción no encontró elementos en aquel informe para abrir diligencias y solicitó a los inspectores de Hacienda que profundizaran en su análisis. El pasado jueves, ante las sospechas de que Rato estaba tratando de camuflar su patrimonio, la Agencia Tributaria pidió al juez de guardia, a través de la Fiscalía de Madrid, que autorizara el registro del domicilio y el despacho de Rato. El exvicepresidente permaneció detenido durante siete horas esa tarde (supongo que porque se llamaba Rato; si se hubiera llamado Ratito, lo apañan en 20 minutos). Mientras, los agentes de Aduanas, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, sacaban documentos de su casa y de su despacho en el barrio de Salamanca de Madrid.
Rato se encuentra imputado por cinco delitos contra la Hacienda Pública, uno de blanqueo de capitales y otro de alzamiento de bienes. Este último tipo penal castiga al que trate de sustraer su patrimonio de la acción de la justicia. En el escrito de la Fiscal General se vincula el alzamiento de bienes a que Rato supuestamente ha “intentado eludir” las “responsabilidades pecuniarias” derivadas “de otro procedimiento judicial en el que se encuentra imputado en la Audiencia Nacional”. Traducido a lenguaje llano, la Fiscalía sostiene que en los últimos tiempos Rato trataba de ocultar su patrimonio para no hacer frente a la fianza civil de 133 millones de euros por el caso de la salida a bolsa de Bankia, fianza que le impuso el pasado 13 de febrero el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu.
"Por encima de amigos y enemigos"
Conviene comentar otro aspecto de todo esto. Falta poco más de un mes para las elecciones que decidirán los gobiernos de 13 comunidades y más de 8.000 ayuntamientos y el Gobierno está dispuesto (otra cosa es que lo consiga) a que el PP concurra a ellas sin la mancha de no haber sido implacable en la lucha contra lo que más votos le hace perder, la corrupción, aunque de forma tardía, ineficaz y poco creíble. Están convencidos, ingenuos ellos, de que el ciudadano sabrá apreciar, al final, su compromiso, después de la mácula dejada por el ‘caso Bárcenas’, la Gürtel, la Púnica, el Noos, .... El PP no levanta cabeza en las encuestas, y ellos mismos lo saben, sufriendo un duro castigo en las elecciones europeas del año pasado y en las autonómicas celebradas hace un mes escaso en Andalucía.
La corrupción está identificada por Pedro Arriola (otro que viste y calza y que es, de facto, el oráculo de Rajoy) como uno de los principales sumideros por donde se han evaporado cuatro de los casi once millones de votos obtenidos por el PP en las últimas legislativas. Esto ha llevado desde hace tiempo al núcleo duro del Gobierno (¡¡¿es que hay un núcleo duro dentro de la propia dureza del Gobierno?!!. Pues parece que sí) a la conclusión de que si no se gestiona bien la forma de enfrentarse a ella, puede provocar en un tiempo récord una hecatombe electoral cuya próxima parada, y tal vez última, se sitúa en los comicios del 24 de mayo. ¿Por qué no dar la vuelta a la situación y convertir esta bandera, la tan manida corrupción, en una potente herramienta electoral?, se llevan preguntando hace meses en La Moncloa (en Génova, ni se preguntan. Si el dedo divino no está allí. Para qué).
Desde finales del año pasado, el Gobierno publicita con escaso éxito de público su paquete de regeneración democrática, en el que entran medidas como la conversión de la financiación ilegal de los partidos en delito, la declaración obligatoria de bienes por todos los cargos públicos, el aumento de los controles sobre incompatibilidades, la agilización de los procesos judiciales y bla, bla bla ..... El PSOE ha nadado como ha podido contra corriente en todo este tiempo explotando, entre otros frentes, la amnistía fiscal de 2012 y denunciando el uso partidista que, en su opinión, el Gobierno está haciendo de la Agencia Tributaria. Y en medio de este mar de escándalos, el PP vive ahora con desolación como Rodrigo Rato, situado durante años como uno de los referentes del milagro económico español, puede acabar en prisión contaminando todo el ciclo electoral y, lo que es más preocupante, entregando el salvoconducto a Podemos para que se instale en el Congreso de aquí a ocho meses con más de un centenar de diputados. O lo que les fastidiaría muchísimo más por ser algo mas difícil de gestionar y de dar la vuelta: la entrega de la bandera de la derecha españistaní a Ciudadanos ("Ciutadans", como dicen ellos pegándoles una patada al idioma catalán) y al paciente Naranjito, el perfecto yerno de toda suegra decente.
En definitiva, el Gobierno tiene que hacer de la necesidad virtud y convertir a Rodrigo Rato en un ejemplarizante punto y aparte con la corrupción. Sin embargo, diversas fuentes insinúan que varias decenas más de nombres ligados a la amnistía podrían propagarse en las próximas fechas, con lo que, pronostico, el largo camino del PP, de la casta y del Régimen del 78 por un amplio campo de minas parece haber comenzado ..…
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