Estado en el que se encontró el cadáver |
#UnDíaComoHoy pero hace 41 años, Luis Enrique Hellín (su verdadero nombre es Emilio pero lo cambió para pasar "inadvertido") acudió al domicilio de la joven estudiante Yolanda González Martín, de 19 años, en compañía de otro militante de la milicia ultra de Fuerza Nueva (Ignacio Abad Velázquez), cuando sabían que se hallaba sola en su piso de estudiantes de la calle Tembleque número 101, en el barrio de Aluche de Madrid. Accedieron al interior del piso engañando a Yolanda, mostrando identificaciones falsificadas de autoridades policiales, forcejeando con ella y, tras reducirla y registrar de forma rápida las habitaciones (temerosos de que los otros inquilinos de la vivienda regresaran de forma sorpresiva), la secuestraron y la llevaron en el automóvil de Hellín Moro, siendo maltratada e interrogada por el camino con el falso argumento de que pertenecía a ETA. En un descampado frío y solitario, Hellín obligó a la joven a descender de su coche y le descerrajó dos tiros en la cabeza (Abad le dio otro más en el pecho por notar que quedaba aún con vida). Después abandonaron su cadáver allí mismo, en la cuneta de un camino cercano al kilómetro 3 de la carretera que une Alcorcón con San Martín de Valdeiglesias (Madrid), en lo que fue uno de los crímenes más crueles de la cacareada Transición.
En los hechos participaron, ademas de los 2 antes mencionados, otros cuatro más. Uno de ellos, Juan Carlos Rodas Crespo, agente de la Policía Nacional (anteriormente Policía Armada), participó en la vigilancia del exterior de la vivienda junto a los otros cómplices, mientras Hellín y Abad subían para secuestrarla. Al día siguiente, al enterarse por la prensa de su muerte, sorprendido y arrepentido por el resultado final de lo que creía era un simple interrogatorio, denunció los hechos ante sus superiores policiales de Getafe lo que aceleró las investigaciones y la pronta resolución del caso. Empezaba a correr el mes de febrero de 1980.
Hellín, principal partícipe y autor intelectual de la operación, fue condenado en 1982 a 43 años de prisión. Durante el juicio en la Audiencia Nacional, señaló que nada más ser detenido se había confesado autor porque le habían pedido que cargara con toda la culpa y que le ayudarían. “La propia policía me dijo que no merecía la pena implicar a más per
sonas”. Entró en prisión y en 1987, aprovechando un permiso penitenciario de seis días, huyó con su familia a Paraguay (¿guay?), donde aún gobernaba el (¿también guay?) dictador Alfredo Stroessner. Este país sudamericano, en los años ochenta y noventa, sirvió de refugio para numerosos pistoleros ultras de todo pelaje y condición, caso de Carlos García Juliá por ejemplo, recientemente excarcelado por los crímenes del bufete de abogados de Atocha de 1977.
Hellín, que también modificó su apellido en algunos documentos y aparece como Helling, fue arrestado en 1990 por la Interpol y, posteriormente, extraditado a España para acabar de cumplir su condena. Salió en libertad en 1996.
Emilio Hellín Moro y Cristina Cifuentes en la actualidad |
Por otro lado, desde hace años, Hellín tiene una empresa de peritaje criminal (su especialidad es el rastreo de telefonía móvil y la informática forense), y ahora ha sido contratada por el abogado de Cifuentes para realizar el análisis de la cita presencial concreta de la agenda electrónica personal en la que la expresidenta de la Comunidad de Madrid dice que defendió su Trabajo Fin de Máster (TFM), una defensa que mantiene que realizó a pesar de que en el juicio la entonces directora de su máster y también acusada ha reconocido que falseó el acta del tribunal por las presiones que recibió de Enrique Álvarez Conde y la exasesora de Educación acusada María Teresa Feito.
El propio Ministerio del Interior contrató en una quincena de ocasiones los servicios de la empresa de Hellín entre 2006 y 2011 para cursos de especialización a agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, motivo por el cual y cuando se supo, el propio ministro Jorge Fernández Díaz pidió disculpas a la familia de Yolanda González. El nuevo Luis Enrique Hellín Moro, desde casi su salida de prisión, era uno de los principales asesores del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, participaba en investigaciones judicializadas sobre terrorismo y delincuencia, impartía cursos de formación a agentes de este cuerpo, de la Policía Nacional, el Ministerio de Defensa, Ertzaintza y Mossos d’Esquadra (no le hacía ascos a nada), daba conferencias a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado en organismos oficiales y cobraba por sus servicios (¿cómo no?) del Ministerio del Interior. También asistía como perito a la Audiencia Nacional y a numerosos juzgados de distintas ciudades españolas. Su último trabajo conocido es el rastreo de llamadas en el caso José Bretón, en el que se investigaba los hechos relativos a los dos (pobrecillos) niños asesinados por su padre en Córdoba.
Portada de El País, cuando se supo todo el entramado, diez días después del asesinato |
Hasta aquí los hechos. Fríos y claros. Los primeros -asesinato-, juzgados y absolutamente probados. Los segundos -caso máster-, ahora juzgados y por probar (pero tiempo al tiempo). Y los terceros -empleo público-, no juzgados (porque por lo visto no es ilegal financiar con fondos públicos a asesinos, aunque resulte reprobable ética y políticamente) y sin duda probados y reconocidos por el propio Ministerio del Interior.
Es de suponer que, si un asesino condenado está en la calle, (o se ha escapado o) no tendrá deudas con la Justicia. Pero, por más que uso los dedos y por más que intento encontrar la lógica de la relación entre todo esto, no me salen las cuentas y se me ocurren varias preguntas:
✷ Condenan a Hellín a 43 años, pero permaneció entre rejas algo más de (7+6) 13 años de los 30 de pena máxima que antes contemplaba el Código Penal, con el paréntesis de una espectacular fuga a Paraguay (y sin que por ello se le incrementase un ápice la pena). ¿Son suficientes? ¿Muchos? ¿Pocos?
Hellín en 1980, cuando fue detenido |
✷ Una pena es un mal necesario que se impone al individuo que ha cometido un hecho contrario al ordenamiento jurídico. Y el artículo 25 de la Constitución Española expresa que (textual): “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social, y no podrán consistir en trabajos forzados”. La cuestión es, ¿realmente la pena de prisión ayuda al condenado a resocializar y le ofrece las herramientas necesarias para que pueda volver a reinsertarse en la sociedad en todos los casos? ¿Cuántos años serían necesarios? ¿13 años para quien asesina por odio ideológico, por ejemplo?
✷ Todos recordamos el tremendo asesinato cobarde de Miguel Ángel Blanco a manos de odiosos (y odiantes) depravados de otro signo, y así debe ser (que se recuerde, digo). Por supuesto, porque a Miguel Ángel le "debemos" mucha de la "culpa" del despertar de todo un pueblo, de manifestaciones absolutamente masivas por toda España (incluida y sobre todo una parte de ella, el País Vasco), de larguísimos días de expectantes corazones encogidos y de la (por ahora, presunta) "paz" que disfrutamos. Sus casos, aun con diferencias, parecen calcados (a algunos, al menos, nos lo parece). Pero, ¿de verdad que recordamos el macabro asesinato de esta chica (u otros), o es necesario un denostado esfuerzo de memoria colectivo cada cierto tiempo?. El hecho de tener que aprovechar determinados aniversarios aciagos para realizar un ejercicio honesto de análisis de de dónde venimos y hacia dónde vamos en esta incipiente democracia nuestra, en este caso concreto, ¿añade o no añade más tristeza (por ser suave) al episodio vivido hace ahora 41 años?
✷ Todos sabemos dónde y cómo se encuentran los cuerpos de Yolanda o Miguel Ángel. Y todos sabemos que su situación no va a cambiar. A mejor desde luego que no, para desgracia de sus seres queridos y de todos aquellos biennacidos con un mínimo de sensibilidad ante la atrocidad y crueldad "humanas". Pero, ¿no da la macabra impresión de que aún existen quienes se empeñan en distinguir víctimas de primera y de segunda; que distinguen "mis víctimas" de las "víctimas de otros"? ¿Existen o no quienes tienen los "santos" cojones de arrojar barbaries a la cara del que opina diferente, ni siquiera contrario? ¿Hemos aprendido del repetido pasado (bien) reciente, o todavía no?
✷ Al hilo de lo anterior, ¿sabemos dónde y cómo se encuentran los probados verdugos (juzgados y condenados o no) de todas las víctimas? ¿De verdad? ¿De todas? ¿Sabemos si su situación ha cambiado a lo largo de estos últimos años? ¿A mejor o a peor? ¿Sabemos si van a comprar el pan, si se sientan en el banco de un parque a escuchar el trino de los pájaros, si se cruzan todos los días con honrados ciudadanos (con alguno de nosotros, incluso), si le gustan los perros, si echan a la lotería ... etc, etc (todo ello tranquilamente)?. Como dijo aquel, ¿sabemos a que dedican el tiempo libre? El tiempo libre, valiente paradoja. ¡¡Qué barbaridad!!
✷ Cambiando de tercio, pero relacionado con esto (y que a mí, lo reconozco, me saca de mis casillas), ¿sabe la "Yo no me voy, me quedo" que ha contratado para su defensa una empresa "curiosa" liderada por un "curioso" sujeto (como poco - dejémoslo ahí)? Supongo que será legal, pero ¿es legitimo? ¿Y lícito? ¿Ético, tal vez? ¿Qué tipo de estomago hay que poseer para tales tragaderas? ¿Debería de cuidarse tanto el fondo como las formas, o según qué casos? ¿Vale todo o un mínimo de decencia es exigible en determinado "servidores" públicos? No voy a usar la famosa frasesita que empieza por "La mujer del César ..." por considerarla en estos tiempos machista (no debió serlo desde luego cuando la construyó Cayo Julio y la inmortalizó Plutarco), pero ¿es igual ser que parecer?. Cuando se ama, ¿basta con eso, con amar, o también hay que demostrarlo?
✷ No sé si es un sentimiento generalizado pero, ¿parece decente una sociedad, un país, un gobierno, un ministro ... que, sabiéndolo o no, por error u omisión, exime y blanquea a un depravado que no sabemos si se ha reinsertado, ofreciéndole incluso pingües beneficios con dinero público? ¿Hay controles para que no suceda? Más allá inclusive, y para guardar cierto orden en el razonamiento, ¿deberían haber controles para todo tipo de indecencias o ya nos hemos acostumbrado/resignado tanto a todo tipo de fechorias que solo distinguimos "mi indecente" de "tu indecente" sin entrar en el meollo de la cuestión?
✷ Realizando un extraordinario ejercicio de misericordia, es posible que se pueda admitir que cualquiera, una vez pagadas sus deudas con la Justicia y con la sociedad, pueda tener derecho a rehacer su vida (yo, como supongo que muchos, tengo mi propia opinión al respecto, opinión que no confieso por no embarrar y distraer la atención de lo verdaderamente importante), pero ¿de verdad que es necesario que esa presunta reinserción deba realizarse ocultando su identidad, mostrándose como un simple ciudadano y no como el ultra que a los 33 años, casado y con tres hijos, dio “un paseo a Yolanda González por una España grande, libre y única”, tal y como reivindicó el asesinato el Batallón Vasco Español, antecesor de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL)? ¿De verdad que, durante años, es necesario que las arcas públicas den tal empujón a la rehabilitación de quien no tiene el coraje ni el arrojo de presentarse como quien verdaderamente es?
✷ ¿Nadie en la Guardia Civil o en la policía supo nunca quién es este experto forense informático que colaboraba en investigaciones criminales y formaba a agentes de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado?. A pesar del dicho, ¿va a resultar que la policía es tonta?.
Estatua en recuerdo de Yolanda en el Parque de Aluche |
Hellín, hace siete años, caminando por una calle del madrileño barrio de San Isidro |
✷ Este individuo, Hellín (lo de señor le va a venir grande), no solo no ha pedido perdón a las victimas, ni entregó en su día las armas (se las descubrieron), ni hizo nada de lo que ahora y siempre se le ha venido exigiendo a otros representantes parlamentarios desde la creación de sus siglas, sino que encima recibe el descarado apoyo mediático y real desde ciertos sectores ideológicos, incluso gubernamentales. ¿Podría considerarse un clásico, castizo e hipócrita ejemplo de desarrollo de doble vara de medir, o es que también hay verdugos de primera y de segunda? ¿También nos va a dar por categorizar a los "malos"?
La placa que recuerda a Yolanda en el barrio de Aluche (Madrid) sufrió hasta cuatro ataques en los tres primeros meses que llevaba en pie |
✷ Suenan sables (no recuerdo ya si alguna vez han estado en silencio). Quienes hablan de resucitar muertos, de reabrir heridas, de financiar chiringuitos, de utilizar a los muertos, de las dos Españas, de dejar en paz, de (una) ETA (desactivada, en buena parte por la ciudadanía), de (un) comunismo (ya inexistente), de países (hermanos) transoceánicos, bla, bla, bla ... ¿no estarán contribuyendo, queriéndolo o no, a la misma crispación que un día nos llevó a una guerra (in)civil que no debiéramos olvidar (y mucho menos, repetir)?
Se me ocurren más preguntas (con mayor o menor capciosidad) pero veo que ya he escrito bastantes parrafadas, noto que me voy calentando, y debo suponer que se entiende la idea. Lo dejo aquí, por tanto, sabedor de que hay asuntos en los que es muy difícil ponerse de acuerdo (aunque se puede si hay voluntad, sensibilidad y sentido común) y sabedor de que solo yerra el que habla. El mundo se mueve por la existencia de valientes; nunca se ha escrito nada de los tibios, de los equidistantes, de los callados o de los cobardes. Tal vez por eso Yolanda, o Miguel Ángel, están en un cementerio, y Emilio (Luis Enrique, o como diablos se llame) campa a sus anchas tan ricamente.
_______________________________________________________
✷PD1/ por terminar de enmarcar todo este caso que ahora pretendo recordar ...
Yolanda, abajo, en una fiesta de militantes del PST |
El asesinato de Yolanda González en 1980 conmocionó a todo el país. La joven nació en Deusto (Vizcaya) en el seno de una familia trabajadora. Era la mayor de tres hermanos y obtenía notas brillantes en el colegio público donde estudió el bachiller. A los 16 años se afilió a las juventudes socialistas. Comprometida con sus ideas repartía de madrugada propaganda revolucionaria a las puertas de fábricas como en las que trabajaba su padre, un emigrante burgalés y soldador metalúrgico en Nife.
A los 18 años, un año antes de su asesinato, se trasladó a Madrid para estudiar electrónica en el centro de Formación Profesional de Vallecas. Vivía en un modesto piso compartido con su novio y una amiga, y limpiaba casas particulares para no pedir ayuda a sus padres. “Era una persona lista, con una gran fuerza vital y entusiasta de las cosas y las personas. Siempre pensando en ayudar a los demás”, recuerda ahora Alejandro Arizcun, su novio de entonces y hoy profesor jubilado de Historia de la Economía.
Yolanda en una fotografía tomada un año antes, durante un viaje al Valle del Baztán (Navarra) |
Emilio Hellín Moro cambió su nombre por el de Luis Enrique mediante un auto dictado por el Registro Civil de Madrid de fecha 22 de enero de 1996, poco después de salir de la cárcel |
✷PD2/ Emilio Hellín Moro cambió su nombre por el de Luis Enrique, según se puede comprobar en su acta de nacimiento, depositada en el Registro Civil de Torre de Miguel Sesmero, un pueblo de unos 1.200 habitantes en Badajoz. El cambio se oficializó el mismo año que salió de la cárcel, en virtud de un auto dictado por el Registro Civil de Madrid en el expediente 402/95. Desde entonces, este ha sido su secreto mejor guardado.
Con este cambio de nombre que permite la ley “si se demuestra una causa justa y no perjudica a terceras personas” el ultra Hellín Moro disfrazó su pasado criminal y construyó una nueva vida centrada precisamente en el mundo de la investigación criminal y judicial.
—¿Emilio Hellín Moro? (le inquirió un periodista en 2013 en la oficina de su empresa)
+Yo soy Luis Enrique Hellín (contesta el asesino sin rehuir la mirada y hablando con aparente calma y frialdad)
—Perdone, pero ¿no es usted Emilio Hellín, el autor del asesinato de Yolanda González, la joven de 19 años que murió en 1980?
+No… Emilio Hellín murió hace tres o cuatro años. Somos familia.
—No sabía que tuviera un hermano llamado Luis Enrique.
+Es una historia complicada porque somos hijos de la misma madre, pero de distinto padre. Luego juntamos los apellidos… ¿Sabe? Líos de familia que prefiero no comentar.
—¡Se parecen ustedes muchísimo! ¡Y los dos eran informáticos! Usted se ha cambiado el apellido y aparece su currículo en Linkedin [web de contactos profesionales] como Luis Enrique Helling. Se ha añadido una g al apellido.
+Es que nuestro abuelo era de origen inglés.
—¿Sabe de qué murió Emilio? ¿Dónde puedo localizar a su familia?
+No lo sé.
—¿De qué pueblo son ustedes? ¿Puede enseñarme su DNI para demostrar que no es usted Emilio Hellín?
+La conversación ha terminado…
Material incautado |
✷PD3/ El asesinato fue reivindicado por Emilio Hellín mediante un télex enviado a la agencia EFE, firmado por el denominado «Grupo 41» del Batallón Vasco Español con estas palabras:
“El Batallón Vasco Español, grupo operativo-militar, reivindica el arresto, secuestro y ejecución de Yolanda González Martín, natural de Deusto, integrante del comando de ETA, rama estudiantil-IASI-, del que también forman parte otras dos personas con domicilio en Madrid y que utilizan como tapadera y acción de masas a grupos políticos de ideología trotskista y maoísta, donde se amparan sus actividades. Por una España grande, libre y única. ¡Arriba España!”.
Los abogados de Hellín (Audiencia Nacional 1982) |
✷PD4/ En 1980, la Audiencia Nacional procesó a los acusados y en 1982 los sentenció y condenó a diversas penas según su implicación penal:
-Emilio Hellín Moro (algo más de 43 años de condena), asesinato, allanamiento de morada, detención ilegal, depósito de armas de guerra, armas de defensa, municiones, tenencia de explosivos, falsificación de DNI, uso público de nombre supuesto.
-Ignacio Abad Velázquez (algo más de 28 años de condena), asesinato, allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia ilícita de armas.
-Félix Pérez Ajero (algo más de 6 años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia ilícita de armas.
-José Ricardo Prieto (algo más de 6 años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia de explosivos.
-David Martínez Loza (algo más de 6 años de condena), inducción de allanamiento de morada, detención ilegal. Era en el momento de la comisión del delito guardia civil en excedencia y jefe de seguridad de Fuerza Nueva. Fue la persona que ordenó el arresto, interrogatorio y ejecución de la joven y, por aquel entonces, era el brazo derecho del presidente de Fuerza Nueva, Blas Piñar ("Como mucho mi dedo meñique", llegó a decir este en una entrevista).
-Juan Carlos Rodas (3 meses de condena), allanamiento de morada, detención ilegal. La levedad de la condena se debe a su colaboración con la justicia.
✷PD5/ videos y artículos periodísticos relativos al caso: