
Para poder ilustrar todo esto, lo siento, tengo que empezar por contar una de mis "batallitas". Y es que tengo una anécdota de la juventud (divino tesoro) que puede servir de preámbulo de lo quiero llegar a formular. Resulta que contaba yo con 22 añitos y una amiga mía de Universidad y compañera de piso, uno mas. Ambos, residentes por entonces en Sevilla al principio de esta "democracia" nuestra. Ahí es na. Y resulta que mi amiga y compañera de estudios y de piso se
Pues bien, después de esa primera cita desenfrenada y lujuriosa, y debido a que los dos procedían de escuelas conservadoras (y no "sellaban" con cualquiera; al menos, era lo que venían haciendo), él le propuso a mi amiga I que volvieran a verse. Es más, que volvieran a verse a solas, rollo cita "formal". I accedió a la petición de J. Y es ahora cuando entro en materia después de todo este catártico

Y es que es verdad. Muchas veces no sabe uno que hacer cuando ha visto más tiempo a su partenaire desnud@ y en condiciones lamentables, que compartiendo una animada charla. Es por ello que mi amiga I, creyéndose cargada de cierta razón, eligió una solución en la que abogaba por una cita silenciosa, razón por la cual, se amparó en el cine, la madre de todos los tórtolos desamparados, el pegamento social mágico de todo inicio dubitativo, el albergue oscuro donde coger carrerilla, apego y confianza. Lo que vino después es irrelevante para lo que quería contar y por ello lo omito. Ya me lo agradecerán, supongo.
El asunto es que yo quería llegar hasta el cine y hablar de como las parejas se relacionan con él. Vaya por anticipado que, para dotar de significado a las sucesivas fases, expondré todas las que caben en una relación que se inicia, se desarrolla, y muere. Vale, que a todas las relaciones no les pasa esto. Pero podemos concluir que, si no muere, la pareja se queda en alguna de estas fases intermedias, o las va intercalando recorriendolas hacia arriba o hacia abajo eternamente. Ahí va el decálogo de las diferentes maneras de relacionarse con el celuloide dependiendo del estadio relacional en que te encuentres. A saber:
1. Vais al cine por timidez: Me remito al párrafo anterior. Era la solución que I consideraba valida al principio. Y es un lugar valido porque no se puede hablar a menos que no te importe que los demás espectadores te chisten y, si no quieres que elementos intrusos te colonicen la dentadura por lo que pueda pasar, pues con no pedir palomitas, lo tienes apañao. Esta fase viene a durar un par de citas.

3. Quedáis en casa para ver una peli, ya sin comillas: La veis del tirón. Suelen ser rollo dogma escandinavo o muy antigua en blanco y negro. Si os descuidáis os perdéis los subtítulos, así que el enrolle, si aun quedan hormonas saltimbanquis, viene necesariamente después. En esta etapa, la mayoría de las veces ya te da tiempo a quitarte los calcetines, con el consiguiente agrado para la fémina que siempre han visto ridículos a los varones en pelotas y calzados, y con el consiguiente mantenimiento de la libido de ella, a pesar de que te estén empezando a salir entradas. Tiempo estimado: algunos meses más.
4. Luego ya veis peliculas de peleas y/o de amor, que son las que os gustan de verdad. Se puede decir que ya no tenéis secretos filmográficos y os confesáis vuestros frikigustos respectivos sin
5. Se muda a tu casa y comenzáis a ver programas de la tele mientras cenáis. Ya no os mola tanto eso de descargar películas por internet, ademas, para terminar discutiendo que película elegir ..... Os escudáis en 'Tú si que vales' o en 'Mira quién baila', que a saber lo que seguiran poniendo luego. Comenzáis a caer en la rutina, en el encefalograma

6. ... comenzáis a ver capítulos de series que sólo duran 20 minutos, lo cual os permite no forzar un pause de índole sexual en lo que puede

7. Ahora es el momento en que pasáis a ver 'Mad Men' o 'The Wire' y otras pamplinas lentísimas porque habéis llegado a un estado de sensatez relacional en el que pensáis que comprar vino bueno de 6 euros (o Lambrusco, que os gusta a los dos) es la manera en la que se

8. Volvéis a ir al cine como volvéis a tomar copas en el bar de abajo. Es la famosa segunda crisis, que llega cuando llega. No hay termino fijo. Que uno de los dos, y, mucho más difícil, que los dos simultáneamente tengáis ganas de yacer con brío es una entelequia tan inverosímil, que hay que buscar esteroides emocionales supletorios. De repente te sorprendes comprándole flores y replicando rituales de los comienzos. O te sorprende haciéndote "comiditas" como al principio, ¿recuerdas?. Os engañáis durante un tiempo, pero esto dura poco.
9. ... hasta que os separáis. Ha sido una buena pareja, puede que de las
10. ... que puñetera, en la mudanza de ruptura se quedó todos los DVD’s favoritos de tu filmografía; no discriminó, no tuvo tiempo ni ganas. Y vuelta a empezar.